Oposicion

¿Qué harán con el peronismo?

La ausencia de poder lo ubica en el peor lugar: la pregunta sobre qué hará el peronismo se desliza a un “qué harán con el peronismo”.

 Los prejuicios ideológicos serepiten por dos razones: porque creemos que decimos del otro lo que el otro nosabe de sí, o porque creemos que decimos del otro lo que el otro no quiere que sesepa. Cuando leés el diario de campaña de Hernán Iglesias Illa (el libro“Cambiamos”, sobre la llegada de MM a la presidencia) leés que muchos de los prejuicios sobre el PRO(la convicción de que es posible separar gestión de ideología, por ejemplo) soncertezas conscientes: efectivamente creen que gestión e ideología corren porcuerdas separadas. Frente a esto cabe la pregunta: ¿son o se hacen? Cabe larespuesta: son y se hacen. Ellos creen eso porque quieren hacer creer eso yactúan para lo que Durán Barba llama el “nuevo elector”, que en boca delecuatoriano equivale a un virtual 80% de personas que votan lo que se les canta.No hay territorios, dicen, hay voluntarios.

El libro (el diario de unasesor) se mofa de todas las caras del “círculo rojo” que les dan consejosacerca de cómo ganar: dirigentes, académicos, periodistas y analistaspolíticos, veteranos del territorio o punteros, son las víctimas de un libroque se presenta como “la venganza de los nerds apolíticos” contra los pasadosde rosca. Diría más, en el libro de Illa los argumentos anti-ajuste parten dela boca de Durán Barba. El ecuatoriano convence en reunión de campaña al equipoeconómico del impacto irremontable de la aplicación de un ajuste puro y duro. Unproblema de marketing. Si para el kirchnerismo la política conducía a la economía,la reivindicación del ala sensible macrista es una continuidad con cambios: lacomunicación política conduce a la economía. Por ahora, a dos meses, todoindica que ese gradualismo militante ya no convence tanto en reuniones degobierno al equipo económico. Sigamos.

El PRO no querría (sólo) achicarel Estado, sino cambiarlo. La Secretaría de Comercio, por ejemplo, la que ocupóGuillermo Moreno, no será la terminal de lucha contra la inflación. Pretenden,en tal caso, revivir la Comisión para la Defensa de la Competencia. “¿Alguienrecuerda a los secretarios de comercio hasta Moreno?”, provocan en DiagonalSur. ¿Y quién se encarga de la inflación? Hacen sencilla la respuesta: lasparitarias y las metas de inflación que fije el Central.

Una oposición eficaz

La pregunta frente a estenuevo oficialismo es: ¿cómo se le hace una oposición eficaz? De Massa (como delos peronistas friendly, tipo Urtubey) se puede decir de todo, pero su primerasolución no es original. Menem en 1984 era el peronista más alfonsinista, y másacá, Ruckauf en 2000, en la breve primavera de De la Rúa, se mostraba como elmás aliancista de los peronistas. ¿Cuál es esa “estrategia”? Beber del auraganadora del winner no peronista para mantenerse en el candelero radiactivo ydesde esa proximidad ofrecerse cuando las papas quemen como alternativa. AMenem le salió. Del otro lado, el kirchnerismo viene cómodo en el discurso deférreo opositor, en parte porque en sus últimos años hacer oficialismo fue máshacer “oposición de la oposición” que sostener una agenda positiva de gobierno.Se supone reviviendo su antepasado ideológico (“la resistencia de los 90”), unmito que no explica ni el fracaso neoliberal ni el menemismo. (El brillantesociólogo Ricardo Sidicaro puso de moda en las aulas de la facultad porteña deCiencias Sociales la pregunta sobre los años 90: “¿Por qué los excluidosvotaban por los excluidores?”)

En el PRO intentan idear un nuevo lenguaje de gestores, pero su intensidad es el anti kirchnerismo. Saben que producen una oposición ideal: una izquierda testimonial , a cuya ideología llaman prejuicios.

En el PRO intentan idear unnuevo lenguaje de gestores, como dice el tuitero Coronel Gonorrea, “atrapadospor una religión soft”, pero sus señas no ocultan que su apuesta es intensa. Ypara tener intensidad se necesitan intensos. Su intensidad es el antikirchnerismo. ¿De qué se trata? Vemos el ejemplo de los billetes: no es unadisputa de signos opuestos, no es sustituir a Mitre por Rosas, o al FAMUS porlas Madres de Plaza de Mayo, sino una disputa por la validez de la existenciamisma del símbolo. De la Historia a la Naturaleza. El PRO eseconomía. Economía sin política, más que “economía sin corbata”.

¿Existe una economía nopolítica? Somos los tataranietos de Marx, esa yarará que le picó el cuello a lamodernidad, sabemos que no existe eso. Pero la idea más mesiánica del PRO esautoconvencerse del fin de una época actuando sobre su propia psicología: subirun perro al sillón de Rivadavia o bailar en el balcón, dicen, es “no tomarse enserio”. “Yo siempre me reí del poder. Y me gustan los mandatarios que soncapaces de reírse del poder y de sí mismos. Si ponemos a Balcarce cuandoMauricio es presidente, estamos diciendo ‘no nos la creemos, no somos dioses.Balcarce viene acá y está perfecto, somos seres humanos comunes’. Es el mensajemás profundo de la campaña de Mauricio.” Eso dijo Durán Barba. El PRO sabe queconvive contra un 20% de electorado “más inteligente”, que tiene una visióncompleja e integral del mundo, al que originalmente llamaron “círculo rojo”,que no es sólo la izquierda, sino aquellos que viven de la vieja industriapolítica, pero que es torpe para producir un discurso de mayorías porque esincapaz de simplificar la política. A los ideólogos del PRO les encanta sersubestimados, beben la dulce bebida fría de esa subestimación.

¿Y cómo se construye unaoposición a “esto”? El PRO sabe que produce su oposición ideal: una izquierdatestimonial y autocomplaciente, a cuya ideología llaman prejuicios. Es unaizquierda que no viene de la masacre, viene del poder. Esa izquierda socialviene de la experiencia kirchnerista. Como dice el politólogo Pablo Touzon: “lareserva moral progresista ya no existe”, como existía en los 90 o en los alboresde la crisis de 2001. El PRO quiere ser “el gobierno de la sociedad pacificada”versus los pasados de rosca de la política intensa. Una respuesta rápida aldilema opositor sería que para enfrentar al PRO hay que volver a la sociedad.Toda política opositora eficaz comprende que el otro, el ganador, algo hizobien.

Separados valen mas

El procedimiento de echargente del Estado es consecuencia no sólo de una demanda fiscal, es tambiénconsecuencia de la decisión de despolitizar la sociedad: menos política(después del kirchnerismo) será menos Estado también, porque para despolitizarla sociedad habrá que despolitizar el Estado ampliado del kirchnerismo. Y a esose aprestan. ¿Pero toda la política es “cultura militante”? ¿Toda politizaciónes infantil, sobre-politizada, juvenil en su sentido más abstracto? ¿Cuál es lapolítica de un sindicato? Defender la dignidad de sus trabajadores, porempezar. ¿Se puede despolitizar la sociedad argentina post 2001? ¿Cuándo empezóesta “sobre-politización”?

Si uno mira el comienzo delcimbronazo peronista, el impacto del PRO en el corazón del FPV se puedepreguntar: ¿no resulta lógico Pichetto se sienta a gusto con un gobierno deeconomía más “abierta”? ¿Cuál es la ideología de Bossio por la que seguiríasubordinándose a un liderazgo? Quienes frecuentaban a Alperovich en Tucumán recuerdanque los dos últimos años de su mandato decía “la mina” para referirse aCristina. Y que repetía el latiguillo de que “con Néstor era otra cosa”. Eselugar común existe: muchos gobernadores, intendentes o sindicalistas lo dijeron. 

Las fotos del congreso del PJ muestra una cosa: es tan poco lo que se podríaconsensuar ahí, que cuando se juntan son más débiles. Separados valen más.Separados aunque invocando la unidad, pero cada uno en su territorio. Gobernadoressentados en un costado, semi dormidos, discursos cuidadísimos o el sincericidiode Ishi, emponchado, cosechando tibios aplausos mientras sala la herida de laderrota, hablan de que hay algo frío e imposible en ese espacio: la ausencia deun liderazgo afectivo o económico. La unidad durante el kirchnerismo era launidad de un partido de Estado, o en el Estado, por empezar, que disciplinabalas diferencias ideológicas de arriba hacia abajo. La conducción de Cristina y elensalzamiento del kirchnerismo como organización (Unidos y Organizados, cuyainconsistencia era perceptible ya desde 2012) por encima del peronismo se muestraen los hechos. Una metáfora cruel es la del “Grupo 23”, que tardó un mes en servaciado, luego de que Szpolsky dijera que podía aguantar “un año sin pauta”. Parael destete no hubo Nutrilon: todo lo que fue subsidiado se disuelve en el airedel mercado.

El kirchnerismo era la unidad de un partido de Estado, o en el Estado, que disciplinaba de arriba hacia abajo. Una metáfora cruel es la del “Grupo 23”, que tardó un mes en ser vaciado. Para el destete no hubo Nutrilon: todo lo que fue subsidiado se disuelve en el aire del mercado.

Los gremios viven su“política en situación”. En los gremios estatales una realidad compleja: el máschico (ATE) es más combativo, el más grande (UPCN) desempeña una lentanegociación lugar por lugar. Pero el mundo gremial no hace sistema: algunos muestranlos dientes cuando los tocan (Pablo Moyano) y casi todos esperan y negocian porsus propias vías. El gobierno guardó la carta del MNI que podrá usar para compensar,en muchos casos, el techo de la paritaria.

En síntesis: el macrismo enel gobierno, con su agresividad guionada contra la militancia, hizo retrocedera cada actor de la política sobre sí mismo. Cada uno vale por lo querepresenta. Como si el sueño de una Argentina corporativa (donde todosdefienden exclusivamente sus intereses) se hubiera hecho realidad.

Frágiles

La ruptura del bloque del FPVes una foto sobre la fragilidad que adelantaba su edificio para cuando noocupara el Estado. En palabras de Gerardo Aboy Carlés: “que fuera del poder elcristinismo quede reducido a un Nuevo Encuentro ampliado era absolutamenteprevisible”. El documento de la ruptura con la cara de Diego Bossio es unpanegírico de generalidades, una mano que tapa el sol. El 8 de mayo elperonismo tendrá su cita interna, pero la ausencia de poder lo ubica en el peorlugar posible: la pregunta sobre qué hará el peronismo se empieza a deslizar aun “qué harán con el peronismo”. Si los peronólogos contabilizan tresperonismos (kirchnerismo, massismo y el peronismo de los gobernadores), lasmalas lenguas hablan de un cuarto. ¿El PRO imagina un destino para elperonismo? ¿O estos “aliados” le harán, como dijo Ignacio Fidanza, el abrazodel oso al PRO? Por lo pronto, el gobierno macrista se frota las manos y miracómo a un mes del inicio de sesiones parlamentarias ya tiene esta convulsión enel seno del peronismo. Beatriz Sarlo, aún con la mirada dura que le merece elreciente gobierno, observa con atención la figura de Rogelio Frigerio, la puntade lanza de algo que el PRO demoró y tal vez sólo se empieza a conocer: ¿quéharán con el peronismo? Se habían reservado esa respuesta hasta el momentoideal: cuando llegaran al poder.

Se vuelve tan ideal lasituación política para el PRO que el contrapeso quizás venga de afuera: de laeconomía, de la gente. No tienen justamente esa vaca atada. El 2001 no lohicieron los politizados sino los estafados del pacto de paz: los ahorristasdel 1 a 1. Como me dijo el dueño de una disquería en Palermo: “yo voté a estegobierno, quería un cambio, pero te aclaro, este va a ser el peor año de losúltimos 13”.