Enarsa

Los gerentes de Kicillof toman el control de Enarsa, con la complacencia de Aranguren

El camporista Alejandro Fusoni es el nuevo gerente general y despidió a los hombres de De Vido.

El “tren” macrista del ajuste y la baja de los contratadosque se habían incorporado a los ministerios y entes públicos en los últimosmeses de la gestión de Cristina Kirchner registró en la energética estatalEnarsa una atípica parada.

A diferencia de lo que viene sucediendo en casi todas lasreparticiones y organismos donde son los principales perjudicados, en laempresa que pilotea Hugo Balboa—un ex gerente de Axión Energy del grupoBulgheroni—los referentes de La Cámpora no sólo lograron zafar de la podalaboral, sino que además consiguieron afianzar sus posiciones en el nuevoorganigrama interno.f

Lo que inicialemnte parecía una anécdota empieza a tomar laforma de un comportamiento que traviesa al gobierno macrista. En AerolíneasArgentinas, Isela Constantini también forjó una alianza con los recien llegadoscamporistas a quien no sólo dejó en los cargos sino que incluso les permitióseguir con negociados como el del portal comercializador de pasajes, almundo.

Y en el sistema de medios públicos, Hernán Lombardi tambiéndejó en Canal 7 –la joya de ese holding estatal- a todos los gerentes nombrados por MáximoKirchner.

En este caso, la ola de despidos se llevó puestos a técnicosy gerentes con más de 10 años de antigüedad que, en su gran mayoría, habíanllegado de la mano del ex ministro de Planificación, Julio De Vido.

Con el respaldo de Balboa, el encargado de pilotear lasdesvinculaciones fue el camporista Alejandro Fusoni, el nuevo gerente general eintegrante del directorio de Enarsa.

Lo primero que hizo Fusoni—que había desembarcado en laempresa en los primeros meses de 2013 junto con el ex vicepresidente ejecutivoJuan José Carbajales—fue ratificar como Jefa de Recursos Humanos a su compañeracamporista, Victoria Von Storch con una remuneración de 78.000 pesos mensuales.

Lo primero que hizo el camporista Fusoni al ser ascendido por el gobierno de Macri, fue ratificar a su compañera Victoria Von Storch con un sueldo de 78.000 pesos.

Luego procedió a aplicar la tijera para dejar fuera decirculación al grupo de gerentes y jefes de áreas “devidista” integrado por PaulaCabrera, Miguel Gattas, Haydee Fernández, Daniel Conde, Osvaldo Ramini, CarlosDavidson, Jorge Diegues , Maximiliano Cameile y Juan Carlos Teso.

En tanto, la camada de alrededor de 20 camporistas, quehabía ingresado a la empresa hace tres años con el apoyo del ex ministro deEconomía, Axel Kicillof, pudo asegurarse su continuidad y el manejo de variasdependencias clave.

Junto con la bronca y las quejas de los desplazados, lamovida de la nueva conducción de Enarsa también provocó algunos cortocircuitosinternos. Uno de ellos tuvo comoprotagonista a la esposa de Fusoni, la macrista Patricia Glize que aterrizó enla empresa en la última quincena de diciembre.

A los pocos días de incorporarse, Glize –de estrecharelación con la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich—se presentó como lanueva gerenta de Relaciones Institucionales en lugar del despedido CarlosDavidson.

La intempestiva aparición de Glize generó un fuerte malestaren el área que llegó a oídos de Balboa, quien decidió correrla de ese lugarpara disgusto de Fusoni.

Además, el presidente de la empresa también habría ordenadoel desplazamiento de Silvina Masci, una persona muy allegada a Fusoni.

Después de estos tironeos, en los pasillos de Enarsa deAvenida Libertador, las versiones más firmes de los últimos días señalan que larelación entre Balboa y Fusoni habría quedado bastante resquebrajada.