Congreso

La ruptura de bloque K pudo ser mayor, si Macri no triplicaba la coparticipación a la Ciudad

El bloque iba a partirse al medio, pero varios mandatarios prefirieron esperar a negociar más fondos.

El bloque de diputados del Frente para la Victoria podría haberse partido a la mitad si Mauricio Macri nunca firmaba el decreto que casi le triplicó la coparticipación a la Ciudad de Buenos Aires, con la excusa del traspaso de la policía federal.

Por esa medida hubo varios gobernadores que prefirieron esperar para romper, como Juan Manzur (Tucumán), Gildo Insfrán (Formosa), Hugo Passalacqua (Misiones), Gustavo Bordet (Entre Ríos) y el propio Sergio Uñac (San Juan), cuyo jefe político José Luis Gioja se quedó en el FpV pero presiona a los camporistas a aceptar su liderazgo en el partido.

Otro que apostó el doble juego fue el chaqueño Domingo Peppo. Sólo garantizó a Gustavo Martínez Campos y, según pudo saber LPO, a cambio recibió una generosa coparticipación en enero, con la promesa de alejarse de Jorge Capitanich.

Los gobernadores habían hecho el primer ensayo de ruptura en diciembre cuando se disputaban las autoridades de bloque y los gobernadores habían llegado a puntear cerca de 40 votos, que no alcanzaban para imponerse entre los 95 del FpV pero sí para hacerse valer.

Mucho más si se sumaban los 6 santiagueños que reportan a Gerardo Zamora y en diciembre dieron el primer gesto al asistir a la apertura de sesiones, contra la indicación de Máximo Kirchner.

Pero Macri no tuvo el mejor trato. Primero derogó el decreto de Cristina que les sumaba el 15% de coparticipación y luego se la triplicó a la Ciudad de Buenos Aires.

Este último gesto movilizó al peronismo como nunca en los últimos años, pero no ocultó la diferencia entre kirchneristas y gobernadores, quienes se reunieron en San Juan para acordar su propia resistencia.

Ese día acordaron hacer causa común para que José Luis Gioja sea el líder del partido, pero la ruptura de bloques se convirtió en un tema incómodo para muchos mandatarios.

La reunión con Rogelio Frigerio no mejoró las cosas, porque la promesa de retomar las obras públicas atrasadas dejó sabor a poco.

Más desconcierto causó que el ministro del Interior reconociera el error de haber aumentado a mansalva la coparticipación porteña y prometiera una corrección que nunca llegó. 

Frigerio le apuntó a Marcos Peña, autor del decreto junto a Alfonso Prat Gay. En la Casa Rosada se rumoreaba que el ministro del Interior y el jefe de Gabinete casi terminan a las manos, cuando este último supo que no lo había tratado bien ante los gobernadores y lo fue a buscar.  

El más molesto fue Emilio Monzó: tras dos meses de empujar la división del FpV los vio unirse detrás de una torpeza. 

Pero la agenda del Partido Justicialista obligaba a dar un gesto de diferencia y así lo entendió Diego Bossio y algunos gremialistas como Ricardo Pignanelli (Smata) y Omar Viviani (taxistas).

Juan Manuel Urtubey (Salta) y Sergio Casas (La Rioja) tampoco creyeron que había que cambiar los tiempos y mandaron sus diputados a romper. Ambos habían iniciado un diálogo con el Gobierno en diciembre, interrumpido con los inesperados decretos.

Los díscolos celebraron la fractura porque en medio de la pelea con Macri llegaron a creerla impensada. De hecho, consideraron un desafío la convocatoria al bloque de Recalde, para buscar una foto de unidad que no pudo ser.