Senado

El kirchnerismo arma un sub-bloque en el Senado para molestar a Pichetto

Pasarían la decena. No hablan de romper pero sí denunciar al “toma y daca” entre Macri y gobernadores.

Miguel Pichetto volvió a su despacho en la segunda semana de enero pero todavía no convocó a una reunión de su bloque, que con 40 miembros tiene quórum propio y es la principal presa de negociación de los gobernadores peronistas con Mauricio Macri.

El rionegrino lo dejó claro la semana pasada, cuando recibió al salteño Juan Manuel Urtubey junto a su círculo íntimo y se puso a su disposición para negociar leyes por fondos.

Pero tiene un escollo: al menos una decena de los miembros de su bloque ya forman un grupo identificado con Cristina Kirchner y, aunque no están dispuestos a romper, sí buscan molestarlo si lo ven muy servicial con Mauricio Macri.

La tropa ya se identificó con un comunicado en contra de los despidos en el Senado que habían sido avalados por Pichetto. La integran los camporistas Virginia García (cuñada de Máximo Kirchner), Ana Almirón (Corrinetes) y Anabel Fernández Sagasti (Mendoza); el neuquino Marcelo Fuentes, el sanjuanino Ruperto Godoy, la santacruceña María Labado, los entrerrianos Sigrid Kanuth y Pedro Guastavino (más en duda), la riojana Hilda Aguirre y el puntano Daniel Pérsico.

No es la primera vez que varios de ellos tienen una causa común. En julio de 2014 le impidieron a Pichetto boicotear una sesión programada para el retorno de Amado Boudou a la presidencia del Senado, tras dos procesamientos judiciales. El rionegrino quería evitarlo, pero ante la resistencia de este grupo no se animó a ir a fondo.

Sin ellos, el peronismo restante pierde quórum propio para abrir una sesión pero sigue con el poder de dárselo a Mauricio Macri, que con los suyos y los radicales llega a 12 senadores, lejísimos de los 37 necesarios para mayoría simple. Es el arma que quieren los gobernadores para negociar en la Casa Rosada.

Más que aritmético, el problema de los mandatarios y sus legisladores fieles es político, porque un pacto de Mauricio Macri los dejaría mal parados cuando haya que definir un nuevo perfil en el peronismo.

“Es un retroceso que volvamos al Senado de canje de obras por leyes. Eso ya pasó en 2000 y sabemos como terminó”, confió uno de los díscolos a LPO.

Y adelantó que se opondrá a aprobar a libro cerrado los pliegos a cambio de retomar las obras públicas atrasadas. “Son obras públicas aprobadas en el presupuestos, con asignación de recursos. No pueden ser condicionantes de nada”, anticipó. 

Habrá otros puntos de discordia muy concreto como los pliegos para la Corte Suprema (los kirchneristas objetan a Carlos Rosenkrantz, ex abogado de Clarín) y la apertura de deuda externa al país y a las provincias. Pichetto no quiere escuchar eso. Por esto tiene el bloque clausurado.