Reforma Política

Cómo es el organismo que quiere Macri para transparentar las elecciones

Tendrá cierta autonomía del Gobierno de turno, pero no dependerá de la Cámara electoral. Las alcances.

Mauricio Macri acelera una reforma política con el objetivo de evitar que se repitan anomalías del año pasado y una de las medidas será la creación de un organismo encargado de organizar las elecciones, desprendido de la estructura del Poder Ejecutivo, a semejanza del Instituto Nacional Electoral (INE) de México.

La propuesta formó parte de las primeras reuniones entre representantes de las provincias y partidos políticos con el ministro del Interior, Rogelio Frigerio y el secretario de Asuntos políticos, Adrián Pérez.

Los temas que más avanzaron fueron la implementación de la boleta única en reemplazo de la tradicional por partidos y la simplificación del calendario electoral, pero la creación de un órgano electoral se coló en el debate y Macri la incluirá en el paquete de leyes que enviará al Congreso.

Por eso en el Ministerio del Interior se ajustan algunos detalles para que la solución al control absoluto de las elecciones que siempre tuvo el presidente de turno no ocasione problemas inesperados.

La decisión del Gobierno es no entregarle el control de la elección a la Cámara Nacional Electoral, que antes de las presidenciales presionó para sumar poder.

La decisión del Gobierno es no entregarle el control de la elección a la Cámara Nacional Electoral, que antes de las presidenciales presionó para sumar poder.

Los camaristas sostenían que el sistema los dejaba atrapados de la Dirección Nacional Electoral, que tenía capacidad operativa para frenar sus disposiciones.

El lobby ocasionó la furia de los las autoridades electorales de todo el país cuando el vice de la Cámara, Alberto Dalla Vía, sostuvo que “hay provincias que no están capacitadas para hacer elecciones”. Se refería a la dificultad que le trae controlar las presidenciales con datos girados por autoridades locales.

“Hay que recordar el imperioso mandato constitucional que impone el irrestricto respeto de las autonomías provinciales, en particular énfasis en lo atinente a la organización de sus propias instituciones y a la elección de las propias autoridades electorales”, respondió en un comunicado el Foro Federal de Organismos Electorales.

Frigerio en la reunión con representantes de todos los partidos.

Según pudo saber LPO, en el Gobierno apuestan a que la boleta única simplifique el escrutinio y también el trabajo de la Cámara, pero por ahora no creen conveniente darles todo el poder para hacer las elecciones.

“La Cámara es una instancia de apelación. No puede ser la misma que organice la elección”, sostienen. Los magistrados tienen una reunión pendiente con Adrián Pérez para acercar posiciones.

Pero los alcances de un organismo electoral no son tan fáciles de definir y de eso se habló largo y tendido en la reunión del jueves entre autoridades partidarias.

El dato fue que nadie sugirió continuar dándole todo el poder a la Dirección Nacional Electoral, que volvió a la órbita del Ministerio del Interior.

El hastío al sistema electoral es tan evidente que casi nadie objeta el trazo grueso de la reforma: sólo los representes de Santa Cruz pidieron que no haya boleta única y ninguna autoridad de un partido político se animó a imitarlos. Hasta Eduardo Fellner bajó los brazos.

Si bien el órgano electoral más mencionado es el México, sus facultades fueron determinadas en la Constitución de 1990, que lo definió como un cuarto poder y, por lo tanto, con una total autonomía del Gobierno.

En 2014 el presidente Enrique Peña Nieto hizo una amplia reforma y pasó a llamarlo Instituto Nacional Electoral en vez de Federal, pero siempre bajo el amparo de la Carta Magna.

Como sólo una reforma constitucional podría sumar un nuevo poder, en Argentina cualquier organismo autárquico debe depender de uno de los existentes.

Descartada la justicia, la opción que por ahora genera más consenso es que mantenga un lazo con el Ejecutivo pero un contralor con injerencia legislativa, con representación de todas las fuerzas políticas.

No es una tarea fácil porque el peso específico que perdieron los partidos políticos en los últimos años dificulta evaluar el grado de representatividad de cualquier organismo que busque ser plural.

Será cuestión de afinar detalles entre todas las fuerzas, una tarea que viene siendo más sencilla de lo esperado.