Nuevo Gobierno

Modernizar el peronismo: la necesidad del PRO

¿En qué medida Cambiemos necesita una modernización del peronismo? ¿En qué consiste esta necesidad de que el peronismo se modernice?

El peronismo ha sido, es y será clave para la política de la Argentina. El problema de los antiperonistas ha sido determinar si la cultura política argentina dio lugar a un movimiento político como el peronismo o si el peronismo es la causa de nuestra cultura política. Este dilema del “huevo y la gallina” se resuelve cuando se pone en medio a la “historia” o al “tiempo”. 

Se podría decir que el “tiempo” hizo que la cultura política argentina tuviese rasgos peronistas, incluso en aquellos que no son peronistas, y en los que son críticos del peronismo. Asumimos en el análisis la centralidad del Peronismo en la identidad política de la Argentina. Por esto, además, el interés de plantear la pregunta sobre la necesidad de modernización y su significado para diferentes actores: la sociedad en su conjunto, el peronismo, y ahora, para el actual gobierno nacional.

¿En qué medida el PRO o Cambiemos necesitan una modernización del peronismo o de sus componentes? ¿En qué consiste esta necesidad de Cambiemos de que el peronismo se modernice?

Empecemos por un aspecto estratégico: la relación entre identidad y visión. Cambiemos necesita un peronismo que se pueda insertar en el “mercado político” asumiendo no sólo la representación inmanente propia de su identidad, sino además, aceptando otra representación trascendente que incluya rasgos de identidad nacional más amplios, que no limite la decisión y la acción política a los rasgos “peronistas”. En definitiva, que “argentinidad” (proyecto país) no signifique “peronismo” sino que “peronismo” (para los peronistas) sea una parte de la “argentinidad”. O salir del principio de Perón de que peronistas somos todos, o más aun, revalidar el primero la Patria, después el movimiento y luego los hombres. ¿Por qué esto sería el rasgo más importante de modernización del peronismo? Porque esto es lo que se demanda y se espera de los “partidos” dentro de las “democracias representativas”: que representen una “parte” de la sociedad, pero que crean en y acepten la existencia de un “todo mayor” que los incluye. El primer autoengaño mortal del peronismo es que, cuando se habla de “Argentina” en realidad, piensan en “peronismo”, como si nada más existiera.

Superada esta etapa estratégica, que demandará mucho tiempo, Cambiemos debería generar las condiciones para que sucedan algunas de las siguientes acciones.

Primero, el presidente Macri necesita que el peronismo respete reglas y tenga la capacidad de auto-controlar a sus diferentes jugadores. Civilización quiere decir: auto-control y control de otros. El problema que tiene que resolver el peronismo es doble: cómo hacemos reglas que luego aceptemos y para continuar hacia adelante.

Segundo, el gobierno nacional tiene necesidad de tiempo. Sólo con un pensamiento de sostenibilidad es posible ganar tiempo para el nuevo gobierno; el ansia de poder inmediato no debería destruir los aspectos trascendentes de la representación y las posibilidades reales de mediano y largo plazo. Esto corre tanto para los grandes gremios como para los movimientos sociales (Unidos y Organizados, Movimiento Evita, etc.).

Tercero, mucho más urgida que la Nación se encuentra la provincia de Buenos Aires. La gobernadora Vidal va a tener una de las experiencias más particulares y espectaculares de la política moderna. Tiene que implicarse en la negociación, discusión y votación con jugadores que pertenecen a todas las formas del peronismo de todo tipo y orden: gremios, empleados públicos, organizaciones sociales, legisladores, etcétera. Sin mirada trascendente, sólo habrá chicanas, trampas y emboscadas.

Cuarto, uno de los desafíos del gobierno de Cambiemos es controlar el déficit fiscal. Algo que lo ha planteado públicamente Paolo Rocca. Aunque fundamental, también está en contra de la visión ideológica que el peronismo tiene del uso de los recursos públicos. ¿Puede el peronismo entrar en “disciplina fiscal”? Si bien Hubo una experiencia breve de superávits gemelos. La respuesta a esta pregunta dirá en qué medida el peronismo puede encontrar la nueva identidad que lo trasciende a sí mismo.

Quinto y final. El gobierno de la Nación y de la provincia necesitan un peronismo de máxima institucionalización. Que defienda más la democracia y menos los intereses de grupos. Esto parece simplificador, pero necesitamos un marco ideológico, un imaginario político cultural que, incluyendo y aceptando al peronismo, además, inserte al resto de los espacios políticos para lograr que haya “una ilusión” superadora de los espacios individualizados. Esto no es pensamiento romántico. Al contrario, es comprender el lugar que ocupa las representaciones culturales para definir las expectativas políticas y como mecanismos de auto-controles.

En definitiva, Cambiemos tiene ADN peronista pero necesita de un cambio de ajuste en el peronismo y en sus formas fuera de su espacio político. ¿Puede el peronismo ser otra vez el impulsor de una representación cultural que englobe mucho más que el PJ? Sin esto, Cambiemos necesita ser el impulsor de esta representación. ¿Tendrá tiempo de hacerlo?