El traspaso

En el caos del traspaso, Timerman destrató al rey y le cambió el nombre a Dilma

A Juan Carlos no lo fue a recibir ningún funcionario importante y no está claro quién recibirá a los presidentes.

El caos por el traspaso presidencial en Argentina ya es un papelón internacional. En medio de la pelea con Mauricio Macri, el Gobierno de Cristina Kirchner se olvidó del protocolo y nadie fue a recibir al Rey Juan Carlos de España, que llegó anoche a un desolado aeropuerto de Ezeiza.

Según informó la agencia española EFE, Juan Carlos, padre del rey Felipe VI, arribó anoche cerca de las 23 horas acompañado por un funcionario español. 

Aunque tiene previsto un encuentro con Cristina, al rey emérito no lo fue a recibir ninguna autoridad política del gobierno, según confirmó LPO. La prueba más contundente de esto es que ni los medios estatales o ni las oficinas de prensa de la Cancillería y el Gobierno emitieron ninguna información sobre la llegada de Juan Carlos. Mucho menos alguna foto.

Las invitaciones y la recepción de los mandatarios extranjeros están a cargo del canciller Héctor Timerman, pero en medio de la caótica retirada kirchnerista nadie advirtió el papelón de dejar a un rey tirado en el aeropuerto de Ezeiza. La escena recordó cuando Bob Dylan llegó a hacer un show y como nadie lo esperaba, terminó pidiendo un taxi. No fue el caso del Rey, calro.

La Cancillería se apresuró a "aclarar" en un comunicado muy agresivo que El Rey emérito "fue recibido por autoridades protocolares" del ministerio que conduce Timmerman y se trasladó hacia el hotel "en un coche blindado solicitado por las autoridades españolas y provisto por el gobierno nacional".

Lo que no aclaró Cancillería es por qué no fue el propio Timerman o al menos el vicecanciller a recibir al Rey.

El canciller Héctor Timerman.

Fuentes del PRO explicaron a LPO que ellos no tienen control de la recepción de los mandatarios y representantes extranjeros, y no tenían claro quién del actual gobierno recibirá a los ocho presidentes y enviados de 42 países. Mientras tanto, el macrismo está tratando de disimular el caos armando reuniones bilaterales en la sede del gobierno porteño en Parque Patricios.

Que fue de hecho lo que hizo Macri, que aprovechó el destrato kirchnerista al Rey para diferenciarse una vez más y recibirlo aún en medio del complicadísimo traspaso que le planteó el capricho de Cristina que dinamitó la ceremonia.

Víctima colateral

El desconcierto tras la llegada de Juan Carlos ya tuvo repercusión en España. El diario ABC (un feroz defensor de la monarquía) destaca que el rey es “testigo o victima colateral” del caos y sostiene que “no ha conocido hasta última hora el cronograma definitivo” de la asunción de Macri.

ABC también menciona que “la tensión y el desconcierto de estos días colocaron en medio de la disputa a los invitados del exterior, cuyas delegaciones, finalmente, adoptaron como interlocutor válido al equipo del presidente electo”.

El diario agrega información sobre un episodio con embajadores. “En simultáneo, el Gobierno, por móvil, convocó a un grupo de embajadores designados, incluido el de la Unión Europea, el español Ignacio Salafranca, para que presentaran cartas credenciales en Cancillería. La cita, según fuentes afectadas, vino del jefe de Gabinete, Aníbal Fernández (…) Salafranca, entre otros, no acudió a la convocatoria organizada, en palabras de un diplomático, 'entre gallos y medianoche'”.

Mientras tanto, el primer presidente en llegar al país fue Rafael Correa, quien aterrizó esta mañana en Córdoba. A diferencia del papelón con el rey Juan Carlos, el ecuatoriano fue recibido por el gobernador José Manuel De la Sota y el intendente de Córdoba, Ramón Mestre, quien le entregó el decreto que lo declaró visitante ilustre de la ciudad.

El error de Cancillería

Además de Correa, se espera la llegada de los presidentes de Chile, Michelle Bachelet; de Perú, Ollanta Humala; de Colombia, Juan Manuel Santos; de Bolivia, Evo Morales; de Paraguay, Horacio Cartes; de Uruguay, Tabaré Vázquez; y de Brasil, Dilma Rousseff. Muchos de ellos se encontrarán con la sorpresa de no ver a Cristina en el acto de jura, pese a que la mandataria imaginaba una suerte de fiesta de "despedida" con sus amigos presidentes.

Como si el papelón de dejar tirado en Ezeiza al rey fuera poco, el canciller Héctor Timerman cometió otro insólito error al enviar un comunicado con los invitados confirmados a la asunción con el nombre de Dilma Rousseff mal escrito, como “Vilma”.

El desliz -que luego fue corregido en la web de Cancillería- habría pasado desapercibido de no ser porque el diario Folha de São Paulo lo destacó e ironizó con que el gobierno argentino convirtió a la presidenta brasileña en “Vilma”.