Electricas

Edenor y Edesur presionan a Macri para que les saque a los directores del Estado

Las distribuidoras quieren volver al esquema regulatorio de los noventa y manejar las obras.

Enfrentadas desde sus orígenes en la década del 90 y siempreatentas a que sobresalgan los contratiempos sufridos por la otra parte, lasdistribuidoras eléctricas Edenor y Edesur—las dos más grandes del país por cantidadde usuarios y facturación—tienen ahora un objetivo común: lograr que elgobierno de Mauricio Macri restablezca las reglas de juego originales delnegocio eléctrico.

Tras la confirmación de Juan José Aranguren como futuro ministrode Energía y Minería, los directivos de ambas empresas comenzaron a mover susfichas e influencias para que el tema eléctrico figure en la lista deprioridades de la gestión macrista.

Sin hacer ruido y lejos de la mirada de los funcionarioskirchneristas, tanto Marcelo Mindlin (de Pampa Energía, el dueño mayoritario deEdenor), como Maurizio Bezzecheri (el CEO regional de ENEL que pilotea Edesur) yahabían manifestado antes del ballotage su preferencia por Macri, convencidos deque su llegada a la Casa Rosada podía facilitar la adopción de las medidas defondo que se necesitan para reordenar el sector.

Los timoneles de Edenor y Edesur confían en que la próximaadministración aportará las soluciones a los tres problemas más significativosque arrastran desde varios años por las medidas y parches que fueronimplementando los ministros de Planificación, Julio de Vido y de Economía, AxelKicillof.

La primera cuestión saliente gira en torno de la “normalizacióncontractual” de las concesiones y la “actualización del VAD” (Valor Agregado deDistribución) que es su principal fuente de ingresos.

La herencia de Kirchner y Kicillof

En materia contractual, lo que deberán resolver las futurasautoridades es si mantienen en pie las “renegociaciones” que el ex presidenteNéstor Kirchner había acordado y aprobado con ambas empresas a fines de 2006.

Esos contratos establecieron metas anuales de inversión yuna “revisión tarifaria integral” que nunca se llevaron a la práctica. Lo únicoque llegó a aplicarse y siempre en forma tardía han sido los “reconocimientosde mayores costos operativos” que las empresas cobraron vía subsidios ycompensaciones.

La nueva administración tendrá que readecuar los plazos ycompromisos fijados en esas “renegociaciones” o fijar otras reglas de juego conla firma de nuevos contratos que establezcan los futuros niveles de inversión ylos aumentos de tarifas para el corto y mediano plazo.

El segundo punto crítico para las distribuidoras eléctricasde la región metropolitana pasa por eliminación de los “veedores internos” quetienen en sus directorios.

El dueño de Edenor, Marcelo Mindlin y el minstro de Planificación, Julio de Vido.

En el caso de Edenor, la presencia estatal se da por mediode los cinco directores que representan a la ANSES y que fueron puestos porKicillof. Se trata de Emmanuel Alvarez Agis, Eduardo Setti, Santiago DuránCassiet, Juan Cuatromo y Eduardo Endeiza. Si bien el Gobierno seguirá siendodueño de las acciones clase B y C, lo que espera el grupo Mindlin es que Arangurenenvíe a otros directores estatales menos ideologizados y más consustanciadoscon la situación de la compañía.

En tanto, por el lado de Edesur la intromisión estatal estádada por el vicepresidente del ENRE, Luis Barletta a quien De Vido designócomo “interventor” en la empresa amediados de 2012. En este caso, los accionistas italianos y locales entiendenque esa presencia no tiene sentido y que el nuevo ministro del área debería darle de baja.

Controlar las obras

El tercer asunto relevante que tienen en carpeta lasdistribuidoras es la recuperación plena del manejo de las obras de expansión ymantenimiento del servicio.

Junto con el congelamiento tarifario, en los últimos años elMinisterio de Planificación les fue quitando la administración de las obras.Las empresas se quedaron con una parte de los trabajos y otra parte fuecanalizada en forma directa por la cartera de De Vido y por la vía de losmunicipios.

La intención de Edenor y Edesur es retomar el control de las obras que hoy maneja el Estado, para maximizar el manejo de la caja de las compañías.

Ahora la intención de Edenor y Edesur es retomar el controlintegral de las obras en lo que respecta a la selección de los contratistas, losmecanismos de adjudicación y –fundamentalmente— en las condiciones de pago que permitenorientar y maximizar el manejo de la “caja”.

Por último, en el caso de Edesur existe un aspecto que puedegenerar polémica y ser usado políticamente por la futura oposición kirchneristapara cuestionar cualquier medida que suene favorable para la distribuidora.

Se trata de la presencia de la empresa de Nicolás Caputo –elmejor amigo y principal asesor económico de Macri—en el grupo SADESA, el sociolocal de ENEL.

Caputo —quien jugará un rol clave en la administración deMacri como consultor en las sombras y virtual coordinador del plan de obraspúblicas—comparte el manejo de SADESA con las familias Bemberg-Miguens yEscasany.