La transición

Cristina impuso a Echegaray y Recalde a los gobernadores: "Yo no me equivoqué en nada"

Muy enojada, la Presidenta impuso sus decisiones. Scioli, Capitanich y Urribarri los más cristinistas.

"Disculpame, que hagan autocritica los que se equivocaron, yo no me equivoqué en nada", le contestó furiosa Cristina Kirchner, al imprudente que interrumpió su análisis sobre el proceso político que desembocó en la situación actual. Un espeso silencio siguió a la frase de la Presidenta, que juntó en la Casa Rosada a los gobernadores peronistas para imponerle sus últimas decisiones.

Cristina los recibió con mala cara y casi no los dejó hablar. Luego de concluir su análisis político, otro de los presentes arriesgó: "Tendríamos que ver el tema de la Auditoría".

Fastidiada, Cristina levantó la voz: "No me gusta que me impongan las cosas", lanzó y de inmediato comenzó un largo panegírico sobre las virtudes "técnicas" y políticas del jefe de la AFIP, Ricardo Echegaray, para ocupar la presidencia de la Auditoría General de la Nación (AGN) que corresponde a la oposición.

Los gobernadores habían llegado al encuentro, ablandados por los llamados telefónicos previos de la propia Presidenta para que acompañen su idea de imponer a Echegaray, para presidir el organismo que deberá revisar su gestión. Les prometió fondos, que está girando contrareloj, y pase a planta permanente del Estado nacional, de los contratados que ubicaron en estos largos doce años. 

Se suponía que los gobernadores iban a resistir los deseos de Cristina y ratificarían su respaldo al jujeño Eduardo Fellner para la AGN y el sanjuanino José Luis Gioja para el bloque de diputados nacionales.

Pero perdieron en toda la línea. Como pretendía Cristina, Héctor Recalde será el nuevo jefe de bloque, en lugar de la torpe Juliana di Tullio, que le resultó imposible sostener a la Presidenta.

Luego que Cristina ensayó su defensa de Echegaray, como en un movimiento previamente acordado, el chaqueño Jorge Capitanich tomó la palabra: "Creo que nadie puede discutir la autoridad de la palabra de la Presidenta, así que propongo que ratifiquemos la propuesta de Echegaray para la Auditoría", dijo aplicado.

Pero de inmediato tomó la palabra el entrerriano José Urribarri y agregó: "Apoyo lo que dijo Capitanich". Fue suficiente para el resto, que no dijo ni mu. El más callado, por lejos, fue el derrotado ex candidato presidencial Daniel Scioli, que no habló en todo el encuentro.

Parece el peluquero de Perón, bromeaban los más veteranos, recordando la famosa anécdota:

-¿General, como quiere que se lo corte?

-Calladito.

Así, en silencio murió la "resistencia" de los gobernadores peronistas, que una vez más se plegaron a los deseos de Cristina.

El más enojado fue Juan Manuel Urtubey, quien, enterado de como venía la pulseada, ni siquiera quiso asistir a la reunión en la Casa Rosada.

En rigor, la derrota fue incluso más amplia de lo que se ve. Porque la idea de Cristina es apalancarse en Echegaray desde la presidencia de la AGN, para volver a la carga con la designación de los impugnados camporistas Julián Álvarez y Juan Forlón. 

Le queda a los gobernadores como premio consuelo -mas consuelo que premio- ubicar a Gioja en la vicepresidencia segunda de la Cámara.