La transicion

Antes de dejar el poder, Cristina le dio una embajada al hijo del secretario de Massera

Fausto López Crozet, un protegido de La Cámpora, será el representante argentino en Nueva Zelanda.

El día después de perder las elecciones con el macrismo, Cristina Kirchner oficializó ayer la designación como embajador en Nueva Zelanda de Fausto Mariano López Crozet, que es hijo de un almirante retirado de la Armada que fue colaborar estrecho del represor Emilio Massera.

López Crozet tiene rango de ministro plenipotenciario de primera clase y estaba a cargo de la Dirección General de Asuntos Culturales de la Subsecretaría de Política Exterior de la Cancillería. Anteriormente, fue director general de Asuntos Antárticos.

Pero el mérito más grande de López Crozet es que es uno de los funcionarios del servicio exterior protegido por La Cámpora, que ya copó la Cancillería y ahora busca copar las embajadas con nombramientos masivos, como los diez que hizo Cristina en el último mes.

Otro dato clave de López Crozet es que es hijo del almirante retirado Fausto López, que durante el gobierno de Carlos Menem fue director de personal de la Armada y años antes -cuando era capitán de corbeta-había sido secretario de Massera.

En su libro “El Vuelo”, el periodista Horacio Verbitsky develó que el almirante Fausto López fue uno de los altos mandos que intentó evitar que el capitán de corbeta Adolfo Francisco Scilingo admitiera los atroces crímenes de la Armada.

El festival de nombramientos

Junto a López Crozet, Cristina nombró ayer también al nuevo embajador en Japón, llegando a la insólita cifra de diez embajadores designados en el último mes. Ese número podría agrandarse antes de que la Presidenta deje su cargo, el próximo 10 de diciembre.

El nuevo embajador en Japón es Alan Claudio Beraud, que actualmente se desempeña como director de Solución de Controversias Económicas Internacionales en la Subsecretaría de Negociaciones Económicas Internacionales de la Cancillería. Beraud reemplazará a Raúl Guillermo Dejean Rodríguez, a cargo de la embajada en ese país asiático desde 2010.

El "raid" de nombramientos en la diplomacia argentina comenzó el 28 de octubre con la designación de Carlos Alejandro Poffo al frente de la embajada en la República Checa. Ya en la primera semana de noviembre, el Ejecutivo nombró a Ernesto Santiago Martínez Gondra y María Carolina Pérez Colman, como representantes diplomáticos en la República de Malí y en Grecia, respectivamente.

Días más tarde, María Cristina Castro e Iván Jorge Ivanissevich fueron designados embajadores en República Dominicana y Pakistán, respectivamente. Más tarde, se oficializaron los nombramientos de Sebastián Zavalla al frente de la embajada argentina en Túnez, y de Laura Bernal como representante en Irlanda, mientras que la semana pasada, Santiago Adolfo Villalba Díaz fue designado como embajador en Ucrania.

El intento de la colonización de las embajadas -revelado por LPO el mes pasado- podría seguir con otras representaciones que están vacantes desde hace años e incluso podría haber nuevos reemplazos. Lo insólito es que muchos de ellos recibirán el plácet de los países de destino cuando Cristina ya no esté en el Gobierno.

Aunque probablemente el gobierno de Mauricio Macri decida desprenderse de la mayoría -o todos- de ellos, Cristina los sigue nombrando porque no es tan sencillo removerlos. Se trata de trámites que llevan un tiempo, y mientras tanto La Cámpora se asegura funcionarios afines con posiciones y caja por un tiempo.

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