Elecciones 2015

La gestión marcará el éxito o el fracaso de Macri

El presidente electo está en una posición única, para revertir los déficits estructurales de la Argentina.

Es curioso como suceden las cosas. El kirchnerismo queestaba para refundar la estructura política de la Argentina con un neo chavismoque proyectaba décadas en el poder, termina barrido por un ingeniero que entróa la política de grande y en apenas ocho años hizo lo imposible: Construir unpartido nacional, gobernar la Ciudad, ganarle al peronismo y ser electopresidente, todo al mismo tiempo.

Macri tiene un estilo de sobriedad expresiva muy extrañopara un político, que evita la autocelebración y las declaracionesaltisonantes. Y acaso esa moderación lleva a perder de vista el formidableéxito político que construyo.

Se trata sin embargo, de un estilo que calzó justo en buenaparte de la sociedad con la cabeza quemada por la verborragia de la Presidenta,que con sus interminables cadenas parece haber contribuido de manera decisiva ala derrota de Daniel Scioli.

El jefe de Gobierno llega así a la Presidencia con las manosmuy sueltas y el activo inédito de controlar los tres poderes ejecutivos másdecisivos del país –Nación, Provincia y Ciudad-, un nudo económico ypoblacional que arrastra una compleja historia de enfrentamientosjurisdiccionales y políticos, que hastaaquí impidieron las soluciones que requiere una zona que concentra casi lamitad de los argentinos.

Macri promete revertir en esa área, décadas de desinversióny atraso en infraestructura. La novedad es que puede unificar el mando, losrecursos y la planificación y de hecho ya está trabajando en eso. La obrapública y los programas de Nación, Ciudad y Provincia se manejarán desde unaúnica terminal. Una manera de coordinar y a la vez afrontar el grave déficit derecursos humanos que les provocó la inesperada crisis de crecimiento.

No es casual que Edgardo Cenzón, acaso el funcionario másinfluyente de su gestión después de Rodríguez Larreta, no irá al Ministerio dePlanificación como la mayoría descontaba. El actual ministro de Espacio Públicoporteño encabezará en la provincia un megaministerio que fusionaráInfraestructura, Servicios Públicos y Transporte. La prioridad es evidente.

La gestión es el terreno donde Macri ampliará su basepolítica y le dará solidez a su gobierno o perderá ambas. El triunfo fue sólidopero ajustado. No le sobra nada y no tiene los recursos ni el cinismo paraconstruir un relato que disimule las fallas de su trabajo.

Los menos de tres puntos de distancia, también son una foto desoladora de todo lo que hicieron mal Cristina y Scioli. Empezando por Córdoba: El capricho de la pelea con De la Sota le costó a la Presidenta perder el Gobierno.

Pero los menos de tres puntos de distancia, también son unafoto desoladora de todo lo que hicieron mal Cristina y Scioli. Empezando porCórdoba: El chiste de la pelea con De la Sota le costó a la Presidenta perderel Gobierno.

El triunfo de Macri en todos los bastiones del peronismodisidente es también una radiografía del costo que representa en política dedarse todos los gustos.

El líder de Cambiemos llega apretado, pero con un enormepoder personal. No hay en el PRO ningún dirigente político que pueda plantearlela mínima disidencia. Eso también es una novedad. Basta recordar las tensasrelaciones de Menem con Duhalde o los Kirchner con Scioli. Para bien o paramal, esa tensión no existe en el universo gerencial del PRO, donde lamaquinaria que administra Macri fue decisiva en la construcción de los éxitosde Vidal o Rodríguez Larreta.

Es probable que los radicales se tienten con marcardisidencias soterradas para ampliar sus espacios de negociación. Así como losfactores de poder real, que luego de muchos zigzagueos, terminaron apoyándolocuando vieron que podía ganarle a Scioli. Sobre el final.

A ambos ya les envió el primer mensaje al anunciar queMarcos Peña será su jefe de Gabinete y rechazar las presiones de Techint paraque ubique en esa posición, al titular del radicalismo, Ernesto Sanz. “No puedoser empleado”, se encargó de repetir Macri ante cada interlocutor deldenominado círculo rojo que lo visitó en los últimos meses. Los destinatariosson obvios.

Macri es el primer presidente ingeniero desde Agustín P.Justo. Dice que se va a concentrar en lo concreto. Estabilizar lamacroeconomía, lograr que el país vuelva a crecer, mejorar la seguridadpública, hacer las obras estructurales demoradas hace décadas. Una agendaambiciosa pero impostergable, que marcará el destino de una experiencia política que escondida entre los globos, una noche se quedó con todo.