Elecciones 2015

No es una elección, es un cambio de época

Cristina deja el poder con una de las peores elecciones en la historia del peronismo.

La derrota es tan extensa que desborda el análisis con unritmo frenético de cambios encadenados. Luces rojas que empezaron aisladas y enla madrugada terminaron manchando de rojo todo el mapa.

Scioli y Macri, como se anticipó en esta columna,representaban el fin del frustrado experimento neo chavista de Cristina. Perola historia -se confirmó una vez más- cuando se decide a cambiar no avanza conpasos tímidos, sino que lo hace a saltos.

El triunfo de María Eugenia Vidal en la provincia de BuenosAires marca el cambio de época en toda su plenitud. La sociedad optó por elcambio y no se quedó a medio camino, eligió golpear al peronismo en el corazón,forzando la mas grande renovación política que esa geografía hayaexperimentado, luego de casi 30 años de gobierno ininterrumpido.

Vidal se convirtió así en la piedra de bóveda de laingeniería política que metió a Mauricio Macri en el ballotage, en una inéditaparidad con Daniel Scioli, que terminó siendo la cara más visible de una de laselecciones más flojas de la historia del peronismo.

Pero el triunfo fue mucho másamplio y en alguna medida certifica el tantas veces anunciado fin de ciclo. En Mendoza, Macri ganó por casi diez puntos y en Córdoba hizo unaelección histórica superando los 50 puntos y sacando más de 30 a sus rivales;así como también ganó en Santa Fe y arrasó en Capital.

¿Qué hizo mal Scioli? Los kirchneristas, fieles a supensamiento unidireccional, dirán que el problema fue que no “profundizó” losuficiente, que le faltó compromiso con el modelo, que cayó en la tentaciónpejotista y otras pavadas por el estilo.

Lo cierto es que una vez más se comprueba que la economía esdeterminante. Detrás del relato edulcorado que se dicen Cristina y Kicillofcuando se felicitan mutuamente, la Argentina se encamina a su cuarto añoconsecutivo con crecimiento nulo, con una de las inflaciones más altas delmundo, cero creación de empleo de calidad, restricción de acceso a divisas ybienes, y un entorno macroeconómico destartalado que impide planificar más alládel día a día.

En ese escenario, Scioli tomó una de las peores decisionesde su vida y eligió kirchnerizarse en el preciso momento en el que sus captoresya no tenían fuerzas para seguir reteniéndolo. Enajenó así el votoindependiente que con una paciencia sobrehumana le había soportado años dekirchnerismo explícito, en el entendimiento tácito de que cuando llegara “su”momento, los liquidaría sin piedad. No lo hizo y así le fue.

El problema con los cambios de época es que no reparan entemas menores como el esfuerzo, las condecoraciones o los méritos acumulados,sino que apenas contemplan de que lado de la nueva línea, se ubicaron losactores con pretensiones de protagonismo. Sean buenos o peores.

Ahora, para Scioli, Cristina y los suyos, todo será cuestaarriba. Ya no hay refugio garantizado en el amplio presupuesto bonaerense y laPresidencia es una apuesta incierta. Y acaso como pocos en la Argentina, LaCámpora hizo suya aquella famosa frase de la política mexicana de los años delPRI todopoderoso: “Vivir fuera del presupuesto, es vivir en el error”.

Scioli ahora deberá enfrentar un ballotage como derrotado, porque apostó todo al triunfo en primera vuelta y sobrevendió untriunfalismo que este domingo se convirtió en mueca. Deberá además darse a latitánica tarea de revertir esa realidad, acompañado por un dispositivo de poderque empezó a implosionar, en medio de previsibles reproches cruzados. Se sabeque el kirchnerismo es muy solidario a la hora de buscar culpables, afuera.

El problema es que la caída de Aníbal les dificulta la faenaque habían empezado a insinuar en las primeras horas de la noche, cuando creíanque ellos ganaban la provincia y Scioli iba a ser el culpable del ballotage.Ahora perdieron todos.

Estas allí los impactantes cinco millones de votos que obtuvo Sergio Massa ¿A dónde irán? ¿A quién pertenecen? Massa es probable que haya sido el conducto de un notable trasvasamiento. La alianza que lidera perdió casi 20 puntos en Córdoba que fueron a parar a Macri, pero los recupero en el Norte del país, a expensas del oficialismo. Massa fue un una medida importante, el garante del ballotage conteniendo un porcentaje de voto peronista, que ahora habrá que ver por que opción se decanta.

Pero acaso también hayan ocurrido otras cosas. Elkirchnerismo y sobre todo Cristina, gobernaron bajo la convicción de que eraposible hacer cualquier cosa y ganar. Fue así como impusieron a un candidato agobernador involucrado en acusaciones de narcotráfico y asesinatospor encargo. Una locura.

Y con la misma prescindencia, Scioli descuidó aspectosclaves de su provincia, en la presunción que su ángel personal todo loperdonaba. Pero en la madrugada de un domingo de fines de octubre, de un frío inesperado, lasociedad ajustó cuentas.