Cancillería

Zuain, el diplomático que más escaló con Cristina y termina como canciller

Es santiagueño y radical. Se acercó a Kolina, colaboró con Estela de Carlotto y logró cuatro ascensos en ocho años.

La fraternal despedida de Cristina Kirchner y Dilma Rousseff en la reciente cumbre del Mercosur no tuvo como testigo al canciller Héctor Timerman, afectado por un problema de salud, sino a su segundo Eduardo Zuain, quien en agosto será ascendido a embajador extraordinario y plenipotenciario, el cargo más alto en la carrera diplomática.

Zuain es de esos personajes silenciosos capaz de hacerse lugar en el kirchnerismo, incluso ante la dura vigilancia de La Cámpora, que arrasó con espacios consolidados del Estado.

Abogado de La Banda, la segunda ciudad en importancia de Santiago del Estero, es radical y conoce de la juventud al gobernador Gerardo Zamora, también originario de la UCR pero convertido en ultra K ni bien asumió.

Algo tienen los santiagueños que cautivan a Cristina y Zannini, quien impuso a Zamora como presidente provisional del Senado. Muchos creen que puede ser la simpleza y humildad, cualidades no siempre compartidas por los líderes del peronismo.

Pero tal vez su tono les sirva para esconder su habilidad. Sino hay que mirar la meteórica trayectoria de Zuain, quien a sólo 21 años de ingresar a la cancillería como cónsul de tercera clase alcanzó el principal sillón de la casa.

Zuain es de esos personajes silenciosos capaz de hacerse lugar en el kirchnerismo, incluso ante la dura vigilancia de La Cámpora.

Cuentan que aprendió mucho de los entuertos políticos cuando coordinó la relación con el Congreso entre 1994 y 1998, épocas de relaciones exteriores intensas y claves para el día a día del país.

Partió a la embajada de Italia hasta 2006, cuando encontró la veta del retorno con la invención de los radicales K y se infiltró en el kirchnerismo para no parar de crecer en la Cancillería.

Pasó por la secretaría de Relaciones Exteriores y por la subsecretaría de Política Exterior, con asensos a los rangos de consejero de embajada en 2007 y en 2011 a Ministro plenipotenciario de segunda clase.

Astuto, se ganó Cristina mezclándose con los sectores bendecidos en la nueva era. En 2008 colaboró con la organización del “Galardón Latinoamericano Madres y Abuelas de Plaza de Mayo.

Alicia, el pase al poder

En 2012 se puso el traje de militante al convertirse en el encargado de relaciones exteriores de Kolina, la agrupación de Alicia Kirchner, la única que no llegó a ser del todo extinguida por La Cámpora.

Fue ese rótulo el que le permitió protegerse de la brutal avanzada de la agrupación de Máximo Kirchner en la Cancillería, donde arrasó con la mayoría de los cargos y sólo se detuvo ante la residencia de la Asociación Profesional de Cuerpo Permanente del Servicio Exterior de la Nación (Aspen). 

Únicamente con presión pública, Aspen logró hacer respetar los cupos reservados para personal de planta, sobre todo en las representaciones internacionales, donde los diplomáticos soportan un control policíaco de sus gastos, ejercido por Verónica Ferraris, secretario de Coordinación y Cooperación Internacional.

Tanto fue su celo que llegó a ser capaz de pedir facturas por los gastos más insólitos y en destinos inhóspitos poco adeptos a las formalidades. Debieron explicarle. 

Zuaín no tuvo problemas, se mantuvo como secretario de Relaciones Exteriores y no paró de ascender: en diciembre a ministro plenipotenciario de primera y en la próxima reunión de la Comisión de Acuerdos del Senado el kirchnerismo le dará acuerdo como embajador extraordinario y plenipotenciario.

Ese rango le permitiría ejercer la cancillería en los últimos meses del Gobierno de Cristina, si Timerman sigue con problemas de salud, aunque el público general no sepa muy bien.

Tampoco lo deben conocer muchos los candidatos a presidente, aunque quien gane deberá recibirlo como a uno de los diplomáticos de mayor jerarquía y con el galardón de haber ascendido como pocos en la era kirchnerista.