Ballotage porteño

Un resultado que condiciona a Larreta y golpea a Macri

El ajustado triunfo porteño golpeó fuerte en la cúpula del PRO. Los condicionamientos que tendrá el nuevo jefe de gobierno.

El ánimo en la cúpula del PRO esta noche era lúgubre. El discurso oficial será que ganar por un voto es ganar. Y es tan cierto como lo es que la política también se construye con percepciones. El territorio donde Mauricio Macri tenía que tener su triunfo más resonante, la validación de sus ocho años de gobierno, fue decepcionante.

La gran palanca que iba a empujar de manera definitiva su campaña presidencial terminó convertida en un triunfo con sabor a poco. ¿O no fue acaso ese el sentido de anticipar las elecciones porteñas?

Más complejo es determinar que salió mal, si se puede calificar así a un éxito que por su escaso volumen no permite capitalizarlo.

Esta noche en la cúpula del PRO esgrimían tres razones, algunas bastante ingratas, pero la política es ingrata. 1) Larreta no es Macri, es un hombre de gestión excepcional, pero un candidato menos atractivo que el líder del PRO 2) Lousteau es un buen candidato para los porteños 3) Comuneros y legisladores, ya garantizados sus lugares, no se preocuparon por laburar en serio el territorio.

Son análisis locales que evitan toda extrapolación al orden nacional. Es lógico, garantizada la Ciudad ahora lo que tienen que hacer en el PRO es un control de daños, para que este triunfo agridulce lastime lo menos posible a Macri.

Sin embargo, el resultado prendió una luz roja en la mesa chica del líder del PRO. Las encuestas previas y de boca de urna, como ocurrió en la primera vuelta porteña, volvieron a fallar. “No sabemos donde estamos parando, si los datos que nos pasan están mal, todo puede estar mal”, reflexionaba esta noche un importante dirigente del macrismo.

Es todo un tema el de las encuestas, que esta noche llevaban a Massa a retomar su viejo caballito de batalla: Los sondeos que maneja el PRO son telefónicas (IVR) que entrañan notorias distorsiones. Se quejaba que a él lo estropearon por unos números, que hoy están en discusión.

Criticar las encuestas es criticar a Jaime Durán Barba y también a Marcos Peña. El problema de los dos principales ideólogos del PRO es que ellos validan sus estrategias con sus propios números. Hasta Santa Fe no tuvieron errores importantes, pero desde entonces lo que se había planificado como una serie de triunfos que jalonar el trayecto victorioso de Macri a la Casa Rosada, sumó un desencanto tras otro: Chaco, La Rioja, Tierra del Fuego, primera vuelta porteña y ahora este triunfo amargo.

Pero la gran pregunta es: ¿Hasta que punto este resultado daña las chances de Macri de llegar a la Presidencia? No es un secreto que la cúpula del PRO viene cruzada por pleitos internos desde que Santa Fe implosionó el relato macrista. Pero tampoco es una novedad que elegir un presidente es otra pantalla.

El kirchnerismo tampoco tiene para festejar. Perdió Mendoza, Río Negro, Córdoba, Santa Fe y en Capital ni figuró en las instancias decisivas. Entonces, sí parece claro que buena parte de la sociedad ejerce con gran libertad su voto y a nadie le sobra demasiado.

Larreta condicionado

Por otro lado, esta elección sí tiene un efecto inmediato sobre la política porteña. No sólo se consolidó Lousteau hacia adelante como un candidato muy competitivo para relevar al PRO en el gobierno porteño, sino que además Larreta asume con márgenes mucho más ajustados de los que disfrutó el macrismo en sus últimos años.

La idea de integrar un gabinete con los propios desconocidos, esta noche empezaba a ser revisada. El resultado de este domingo obliga a Larreta a expandir su base política y esto no se logra con los amigos.

Tiene Larreta un instrumento ideal para darle más volumen a su gobierno: El gabinete porteño. Si designa figuras de la oposición y de prestigio en la sociedad, puede recuperar en la gestión lo que no consiguió en las urnas. Si se cierra y agudiza cierta tendencia endogámica del PRO, quedará muy sólo frente a las peleas que se le vienen.

Larreta tendrá que gobernar con 3 legisladores menos del quórum propio y ECO será la segunda fuerza con 14 legisladores, se supone ahora galvanizados por tener un líder “fuerte”. Pero claro, Lousteau tampoco la tiene fácil. El fue el candidato de una coalición heterogénea de radicales, socialistas y otras tribus, que el PRO ya demostró que a nivel de la Legislatura, tiene oficio y la tecnología para perforar y dividir.

Como sea, se abre un nuevo tiempo en la Ciudad, que una vez más demostró que no tiene dueño.