Elecciones 2015

El “Loco” Romero, el hombre de Larroque para controlar a Ottavis

Es concejal de Florencio Varela y controla a sus pares de la Legislatura bonaerense, donde arribará en diciembre.

Cuando hace dos años Sergio Massa sacudió el tablero político con su triunfo en la provincia, el intendente de Florencio Varela, Jorge Pereyra, pensó en el concejal Jorge “El Loco” Romero.

Con el cargo formal de “coordinador de La Cámpora en la provincia de Buenos Aires” Pereyra, golpeado por el avance de Nuevo Encuentro, pensó que el Loco le daría una gran mano si al menos una vez abría la boca en el Concejo Deliberante.

“A mí Cristina no me trajo acá para hablar”, cortó en seco el Loco a los funcionarios que se acercaron a pedirle más colaboración.

La semana pasada volvió a desairarlos al ausentarse de la presentación de la lista de candidatos locales, por si quedaba alguna duda que no era asunto suyo.

“El Loco” Romero nació hace 34 años en el humilde barrio San José, de Florencio Varela. Su peso en La Cámpora se debe a su antigua amistad con Andrés “Cuervo” Larroque, con quien milita hace una década.

Se movieron juntos en el agitado 2001 y luego confluyeron en Juventud Presente, un colectivo de jóvenes escindidos de diferentes organizaciones sociales para militar por Néstor Kirchner.

Máximo los revalorizó en 2006 para fundar La Cámpora, a la que Kirchner le abrió juego grande recién en 2009 y Cristina, tras la muerte del ex presidente, le dio un lugar central en su Gobierno.

Desconocido y sin declaraciones públicas en el archivo, el Loco adquirió un rol central para coordinar a la militancia bonaerense. Se ocupó de cada representación local, para garantizar que haya encargados de reunir y mover gente y también de comunicación, con foco en las redes sociales.

Y por pedido de Larroque, el Loco Romero trabajó en recaudar fondos de la Legislatura de la provincia de Buenos Aires, donde La Cámpora tiene un pequeño grupo de diputados y senadores provinciales.

Su tarea era la de controlar la abultada caja de subsidios y contribuciones de cada legislador de La Cámpora y volcarla en “la orga”. En la Legislatura se sorprendían sobre lo poco que podían hacer con sus recursos.

“Los diputados o senadores son una mera circunstancia. Cobran su dieta y hasta ahí. No ponen empleados ni reciben beneficios. Hubo casos de insólitos de aprietes a empleados de planta para que militen porque sus salarios eran altos”, relató a LPO un experimentado funcionario de la Legislatura provincial.

Con sus incursiones Romero marcó de cerca de José Ottavis, vicepresidente de la Cámara de Diputados, cargo que le permite rubricar cada decisión del presidente Horacio González. No tardaron en tener una buena relación.

Es que a Ottavis no le quedó otra, porque sus pares de La Cámpora tenían encima al Loco. Desde diciembre todo será igual o peor, porque Romero será senador provincial.

En Florencio Varela seguirá sin importarle lo que haga el intendente. Como casi todos los camporistas, su trabajo local se limitó a controlar a gusto las dependencias nacionales como Anses y Pami, con abultados presupuestos y numerosas plantas de personal. Un privilegio que difícilmente conserven con el próximo presidente. Sea quien sea.