Elecciones 2015

La moneda sigue en el aire

Los resultados del superdomigo mantienen competitivo a Macri. No está cerrada la elección presidencial.

Un primer repaso por los resultados de este domingo sugierenque la idea de un triunfo inexorable en las presidenciales de la fórmulaScioli-Zannini, es por ahora una previsible estrategia de campaña y no mucho más.

La elección sigue abierta. El kirchnerismo salió tercero endos de los tres distritos más poblados del país –CABA y Córdoba-, con pobresresultados que merodearon los 20 puntos. Y perdió por paliza las primarias enla Pampa, pese a los explícitos apoyos de Cristina. Les quedó sólo el triunfo en La Rioja para festejar. No es la foto de una fuerza arrolladora.

Esta realidad le da otra densidad a lo que ya veníanmostrando las encuestas: Hoy tenemos ballottage en la elección presidencial.Todos los sondeos indican eso. Los números del Observatorio de Encuestas de LPOlo confirman. La fórmula Scioli-Zannini se ubica en primer lugar con un 34,44%;seguido por Macri-Michetti con un 25,58% y Massa-Saenz con un 13,04%.

En el extravagante diseño de segunda vuelta que incrustóCarlos Menem en la Constitución –adaptándola a las votaciones históricas delperonismo-, se evita el ballotage de dos maneras: Sacando más de 40 puntos y 10de distancia con el segundo o superando aunque sea por un voto el 45 porciento.

Hoy no aparece ninguno de los dos escenarios. Esos son losnúmeros fríos de las encuestas. Pero veamos la política.

A nadie le sobra nada. Scioli compactó todo el voto delbloque de poder oficial con la fórmula única con Zannini y tocó los 35 puntos.Ahora tiene que sumar por afuera. Por eso, el reconocimiento a Carlos Menem conZannini a su lado y cuatro gobernadores atrás. Fue su manera de decir, la líneapolítica va a cambiar. Menos rencor, más amplitud. Tiene que ampliar.

El oficialismo necesita como el agua ganar en primera vuelta,porque edificó su relato en torno a la inevitabilidad de su permanencia en elpoder. Un ballotage podría abrir en la sociedad la convicción –y la sorpresa- deun cambio posible, con una fuerza imposible de prever. El fantasma de fin deciclo podría adquirir contornos demasiado reales.

Macri por su parte está pagando errores importantes dediseño de su propuesta, que lo ubicaron en el lugar del que rema de atrás. Ladecisión de excluir a Sergio Massa de la alianza opositora lo obliga –por lomenos- a transitar el interrogante de cuantos de los votos que saque en lasprimarias el líder del Frente Renovador, conservará en las generales deoctubre. Un riesgo que se podría haber evitado.

Con un agravante. Macri enfrenta las primarias eninferioridad frente al kirchnerismo que unificó formula. No logró que elradical Ernesto Sanz lo acompañe como vice y ahora tiene que lidiar con ladistancia que le saca Scioli y los puntos que se le irán a las candidaturas delpresidente de la UCR y Carrió. Ya no se perfila como el candidato más votado delas primarias. Es una foto, pero de las que importan.

Pero nada de esto preocupa tanto al jefe de Gobierno como laderrota de Santa Fe, que lo golpeó debajo de la línea de flotación. Fue ellugar donde se quemó el relato del PRO. La tecnología de campañas de últimageneración son un complemento formidable pero no resuelven la ausencia demúsculo político. Y la sombra que proyecta la dificultad para fiscalizar, sevuelve ominosa cuando se mira el inabarcable Conurbano.

“En la Matanza el plan es esperar un milagro”, reconoció unimportante dirigente del macrismo. Otros más racionales, explican que el únicoplan posible es esperar que haya ballotage y abrir entonces negociaciones conlos intendentes, para que ya resuelta su continuidad en la primera vuelta, sepongan en modo neutral. “¿Qué sentido tiene pelearte con uno de los doscandidatos que puede ser el próximo Presidente?”, será el mensaje del PRO sillegan a esa instancia.

Pero acaso haya que hacer una salvedad, las últimas eleccionesparecen confirmar que el peso del aparato del oficialismo –del signo que sea-es muy gravitante. Que es otra manera de abordar la tensión continuidad ocambio. Queda así configurado un escenario abierto. La moneda está en el aire.