Elecciones 2015

Crece la bronca en el radicalismo con Sanz porque cedió demasiados legisladores

Monzó ubicó legisladores provinciales a cambio de la boleta de Macri. Los casos más relevantes.

El cierre de listas dejó graves heridas entre los referentes del interior de la UCR, sobre todo entre los que tienen elecciones simultáneas con las nacionales y debieron ceder más de lo pensado en las listas provinciales.

La promesa de Ernesto Sanz era que el partido mantendría las escasas bancas nacionales que pone en juego, pero sólo se respetó en parte y a un costo inesperado. 

Ocurre que el operador del PRO, Emilio Monzó, llegó con una oferta concreta a esas provincias: Debían ser generosos con las listas nacionales y también las locales, bajo amenaza de no pegar a la boleta de Mauricio Macri a los candidatos que rechazaran esa propuesta.

La facultad de habilitar listas locales la tiene la junta electoral de cada frente. Monzó atacó con una coartada fácil: Como apoderado PRO definía con quien iba pegada la boleta de Macri. Y a ningún radical le seducía ir con Sanz.

Tanto jugó esa carta el ministro de Gobierno que, por ejemplo, en Formosa obligó a los radicales a cederle un legislador provincial, aun cuando el PRO no tiene dirigentes en la provincia.

Lo mismo ocurrió en Entre Ríos, donde la UCR retiró las candidaturas a gobernador de Atilio Benedetti y Fabián Rogel, uno de los detractores del acuerdo con Macri.

"Nosotros éramos los responsables de lograr la unidad del partido y de conducir el proceso de alianza. El PRO, un partido intervenido en la provincia, nos pulverizó y lo peor de todo es que los responsables se terminaron ubicando en los mejores lugares de las listas para la provincia", dijo Rogel, vicepresidente del bloque de diputados nacionales y fuera de esta elección.

En La Pampa sucedió algo parecido. Juan Carlos Marino, quien por su cercanía a Enrique “Coti” Nosiglia avaló en Gualeguaychú el pacto con el PRO, se encontró con una sorpresa inesperada: Carlos Mac Allister bajó su candidatura a gobernador a cambio de otra a senador nacional.

De pasar el escollo de las primarias, Marino enfrentará en octubre al kirchnerismo y al PJ, que se pelearon y armaron listas separadas. Pero bajar al ex futbolista no le fue gratis a la UCR: En el PRO celebran que pasarán de tener 1 a 4 diputados provinciales, de 1 concejal a cerca de 40 y pelear varias intendencias.

Marino no podía hacer nada: Si se quejaba se quedaba sin la boleta de Macri en octubre. Su caso es paradigmático porque el único rubro donde la UCR parecía ganar era el de senadores, porque puede garantizar la minoría en muchas provincias que el PRO no. Claro, nadie esperaba que el costo estuviera en las Legislaturas locales.

“Lo increíble de esto es que uno pensaba en Gualeguaychú que Sanz tenía todo acordado. Y nos dimos cuenta que no. Por alguna razón, decidió entregarle todo al PRO”, se lamentaban en el partido.

Tan claro quedó que no fue así que el puntano Walter Ceballos, quien ese día contó los votos a favor de un acuerdo con Macri, tendrá que librar internas para poder ser candidato a diputado por San Luis.

Y Sanz ni siquiera pudo garantizar la continuidad de los senadores de su provincia, Mendoza, donde todo lo que se renueva es radical, pero el PRO peleó lugares y consiguió colar los suyos en la lista de Diputados.  

En Buenos Aires pasaron cosas parecidas. El diputado Jorge Silvestre, ex intendente de 9 de Julio, enfureció cuando vio que Monzó copaba la lista de la cuarta sección electoral, generosa por dar 15 diputados provinciales con sólo 500 mil electores. Puso esa condición a cambio de apuntar candidatos locales de la UCR, que difícilmente ganarán.

Lo mismo pasó en la quinta sección, donde la marplatense Vilma Varagiola, la principal electora el frente, no pudo hacer valer sus votos con un candidato a diputado provincial.

Sanz deberá explicar lo que pasó en la clásica convención de fin de año, donde se espera el informe de gestión del presidente del partido. Sólo un triunfo en octubre le puede evitar un mal momento.