Elecciones 2015

Scioli-Zannini o la realpolitik en su máxima crudeza

Cristina y Scioli cedieron en el punto justo de sus intereses cruzados. El peronismo se abroquela.

Sería injusto decir que se odian porqueDaniel Scioli es cabrón, pero moderado con los rencores. Más preciso es señalarsu posicionamiento en el amplio paisaje del kirchnerismo: extremos opuestos.

Daniel Scioli y Carlos Zannini no es lafórmula de los que se quieren, tampoco de los que se complementan –como van aintentar vender-, es la fórmula de los que no podían decir que no. Real politiken su máxima crudeza.

Pero el planteo es engañoso. No soniguales. Zannini es un burócrata que amasó inmenso poder a fuerza de complacery sobre todo, interpretar, a su jefa. Scioli es un candidato que se encaminabaa arrollar en la primarias al último invento de su flamante vice: FlorencioRandazzo.

Lo de Zannini es además de una traición–a Randazzo, obvio- una rendición que se disfrazará detrás del rol de patovicadel kirchnerismo puro. De garante de los intereses de la Señora, su hijo y los“chicos” de La Cámpora.

La negociación se dio entre Cristina yScioli. Es lo que corresponde. Se trata del poder que se va y el que llega. Ycomo tantas veces ocurrió, cuando todos vaticinaban caprichos y locuras,Cristina hizo lo que siempre hace cuando se dedica a la política: Actuó comouna profesional. No impuso a su hijo, ni a Wado ni a Axel. Puso a uno deverdad, porque de lo que se trata es del poder.

Lo hizo además con una de esas cualidadesque hay que reconocerle, el placer por tomar la curva cerrada sin avisar, paraque todos los “ultra” que vino macerando con dedicación, se estrellen limpiamentecontra la pared. No es una novedad. Lo hizo con su giro pro Papa Francisco. Yahora repitió la historia.

Cristina actuó como una auténticaperonista. Cuando se enfrenta a un poder que no tiene ninguna chance dedoblegar, acuerda.

Seguramente en los próximos días sepubliquen extensos editoriales lamentando la “rendición” de Scioli, ellamentable artificio, en el mejor de los casos, de una Presidenciacondicionada. El error no podría ser más grande.

Lo que ocurrió fue un triunfo en toda lalínea de la estrategia pasivo-agresiva que desplegó Scioli para doblegar alkirchnerismo. No sólo no le negaron la boleta, si no que además será elcandidato único del peronismo. Ni Carlos Menem logró tanto. Y lo consiguiócontra los más malos –se supone- de la cuadra.

Interesante mirar además como elperonismo empieza cambiar la piel en tiempo real, iniciando un proceso demutación que como toda transformación se sabe donde empieza pero no dondetermina. Ahora empezarán las apuestas sobre quien doblegará a quien. Si Zanniniserá un nuevo Mariotto o por el contrario el Frank Underwood que empuje aScioli de la Presidencia.

Ejercicios mentales para gente ociosa. Loreal es que el peronismo resolvió un problema de poder. No se quieren, sondistintos, pero se necesitan para ganar. Todo un mensaje para la oposición quese tentó con una “pureza” que por definición, es la antítesis de la política.