Aduana

El gobierno pagó una multa de casi un millón de dólares porque Echegaray trabó la entrada de vías

El barco con rieles de China estuvo varado entre marzo y mayo. Corrió una penalidad portuaria de US$ 15.000 por día.

En silencio y en medio de la disputa planteadaen la AGN por la maniobra del oficialismo para atemperar el crítico informesobre las compras directas de trenes a China concluyó en los últimos días otroinsólito y polémico capítulo vinculado con el sector ferroviario.

Tras una larga pelea administrativa de algomás de dos meses entre la Aduana—que depende del titular de la AFIP, RicardoEchegaray—y la ferroviaria estatal ADIF—que está bajo la órbita del ministro deInterior y Transporte, Florencio Randazzo—, el barco mercante LENTIKIA logrócompletar la descarga de 30.000 toneladas de rieles adquiridos a China.

El buque de 180 metros de eslora habíaarribado a la dársena E el 9 de marzo y, según la programación original, teníaque dejar la carga y partir a los tres días. Pero, los cortocircuitos internos entre la AFIP yTransporte provocaron una demora de más 60 días en la descarga que terminó implicandopara el Estado un gasto extra de US$ 930.000 por los sobrecostos portuarios.

Tal como había informado LPO, el caso quepuso de manifiesto otra muestra de la deficiente gestión estatal se originó aprincipios de marzo cuando la Aduana piloteada por Guillermo Michel –un soldadoincondicional de Echegaray—decidió frenar la entrada de los rieles al país y suposterior trasbordo a barcazas que debían llevarlos al Chaco por la “problemas depapeles”.

Para parar la descarga, el organismoaduanero argumentó que no se había ajustado a las normas vigentes el “waiwer”oficial concedido por el área de Transporte para autorizar el traslado de losrieles con barcazas de bandera boliviana.

La interna 

Inicialmente el organismo que se iba aencargar de todos los trámites vinculados con la entrada al país y el trasladode los rieles a Resistencia era la Administración General de Puertos (AGP)comandada por Sergio Borrelli.

Pero unas horas antes de la llegada delLentikia, la Administración de Infraestructuras Ferroviarias (ADIF), quecontrola el randazzista Ariel Franetovich, pasó a pilotear la operación.

Franetovich contrató a la agencia marítimaMaruba (vinculada al polémico titular del SOMU, Omar “Cavallo” Suárez), la cuala su vez subcontrató a la naviera local Horamar para hacer el traslado enbarcazas hasta Barranqueras.

Al no contar con equipos con pabellónargentino, Horamar solicitó al director nacional de Transporte Fluvial yMarítimo, Sergio Dorrego, un permiso especial (waiwer) para utilizar ochobarcazas con bandera de Bolivia.

Como Dorrego demoraba la firma de esaautorización, el secretario de Transporte, Alejandro Ramos decidió tomar elexpediente y ponerle su firma al “waiwer”.

Ese documento expedido por Ramos no fueaceptado por los funcionarios de la Aduana. Esgrimieron que estaba mal aprobadoporque los “waiwer” sólo pueden ser otorgados por la dirección fluvial ymarítima.

Franetovich acusó a Echegaray por la demora, que imperturbable le dijo que haga de nuevo los trámites ajustándose a la normativa.

Molesto con la actitud de la Aduana, afines de marzo Franetovich acudió directamente a Echegaray para trata dedestrabar la cuestión.

Lejos de solucionarse, el problema seagravó tras una tensa reunión que mantuvieron los dos funcionarios en la casacentral de AFIP. Franetovichresponsabilizó a Echegaray por la demora y éste imperturbable, le respondió que la únicasalida era que la ADIF y la naviera vuelvan a cumplir con los pasos previstospara el “waiwer”.

Luego de varias idas y vueltas, desde elárea de Transporte reiniciaron el trámite para poner las cosas en orden yconseguir el visto bueno de la Aduana.

Finalmente la autorización oficial parabajar los rieles llegó en la segunda semana de mayo, tras lo cual el LENTIKIApudo concluir la descarga y partir con 62 días de atraso. Por cada 24 horas dedemora que acumuló el barco, la ADIF tuvo que desembolsar unos US$ 15.000diarios de penalidad portuaria y marítima.

Más allá de los sobrecostos y las rencillasinternas, la tardanza en el desembarco de los rieles le generó a Randazzo una innecesaria complicación.

Se vio obligado a retrasar el lanzamiento delas obras de renovación de vías que tiene previstas en las provincias del NEA yNOA para mostrar su capacidad de gestión y diferenciarse de los magrosresultados que tiene para exhibir en materia ferroviaria su adversario interno,Daniel Scioli.