Elecciones 2015

El Conurbano, la carta de Massa para derrotar a Macri en una primaria

Tras el escándalo de Santa Fe, Macri acentúa su desconfianza ante una primaria en el Gran Buenos Aires.

Hace semanas que los candidatos de Sergio Massa en el Conurbano reciben llamados de Tigre a diario con una sola consulta: cuántos micros habrá para el acto del 1 de mayo en Velez, presentado ya no como el lanzamiento formal de Sergio Massa, sino como el trampolín para recuperar envión en su proyecto presidencial.

Las 80 mil personas necesarias para cubrir el estadio Amalfitani sólo son posibles si los intendentes y candidatos de la Provincia llevan de a miles y así viene el punteo. “En el acto de San Martín quedó gente afuera. Hay que superar eso y agregar gente de otras provincias”, reflexionan los dirigentes de la provincia en referencia al pasado "Congreso" del Frente Renovador que se articuló en el municipio de Gabriel Katopodis.

Aunque se trata de un lanzamiento nacional, la obsesión por el Conurbano se debe a que hoy la apuesta más fuerte en Tigre es conseguir que Mauricio Macri acepte competir en una primera contra Massa, para derrotarlo con los votos del primer cordón, para luego polarizar con el candidato del Gobierno, eventualmente Daniel Scioli, con la expectativa de derrotarlo en un ballotage .

Por eso la idea central es derrotar a Macri en un mano a mano en una "gran" primaria de toda la oposición y así lo manifestaron sus intendentes en una reunión que tuvieron el sábado en Mercedes. 

“Me parece una buena idea darle a la ciudadanía la posibilidad de optar entre varios candidatos. Internas abiertas con el objetivo de combatir el narcotráfico y ganarle al kirchnerismo. Hay que ponerse como objetivo principal combatir la droga, el juego, la prostitución y la venta ilegal”, expresó Luis Andreotti, intendente de San Fernando. 

Pero el jefe de Gobierno no quiere saber nada. Como explicó LPO, sabe que el escrutinio de las primarias no será fácil. 

Macri está de hecho jugado a avanzar con la alianza con los radicales y eventualmente sumar a los desencantados del proyecto de Massa. 

Nuevo escenario

Hasta hace un año, Massa aventajaba a Macri en el Conurbano por no menos de una decena de puntos, que lo dejaban arriba en cualquier encuesta nacional.

Pero en 2015 se achicaron las diferencias y hoy los candidatos del Frente Renovador hablan de no más de 6 puntos distancia, una ventaja que causa nerviosismo a los massistas locales, pero por la magnitud de Buenos Aires es la que lo mantiene en carrera.

Con casi 11 millones de votantes, la provincia de Buenos Aires representa el 37% del electorado del país. Y más del 70% se concentra en el Gran Buenos Aires, divididos en primera sección (norte y oeste del territorio) y tercera (sur).

En 2013 Massa arrasó en la primera e hizo pie en la tercera, donde sin intendentes pero de todos modos logró sostener su voto, muestra de haber contado con los fiscales necesarios para evitar artimañas de los jefes territoriales. Es ese poder en las trincheras el que no debe perder para seguir en carrera. 

“La ecuación es simple: si en vez de sacarle 6 puntos le sacamos 10 partimos de una diferencia grande. Después hay que emparejar en el resto del país”, evalúan. Hay provincias difíciles, como Capital Federal, Córdoba y Mendoza, donde el tigrense arranca de atrás. 

Quienes frecuentan a Massa perciben que prefiere una interna con Macri para jugar ese partido cuanto antes y luego trabajar en la polarización con el Gobierno. 

Fue la propuesta impulsada por Gerardo Morales en la convención radical de Gualeguychú. Triunfó la de un acuerdo cerrado con el PRO y la Coalición Cívica. 

El jefe de Gobierno no cambió de idea y repite que no irá una interna. Su operador Emilio Monzó, tendió puentes con dirigentes del Conurbano para sumarlos, pero Macri le pidió que pasen las primarias porteñas para cerrar cualquier acuerdo con peronistas desencantados. 

Mientras eso ocurre, el que no se queda quieto es Daniel Scioli que ya tendió lazos con Darío Giustozzi, si le quita esa pieza a Sergio Massa, sería un golpe demoledor.