Pero eres algo de lo que hay millones

Al Gobierno le interesa condicionadamente la democracia, es decir, si y solo si le caen simpáticos los gobernantes.

Venezuela es un hermoso país, que tras la muerte del Presidente Chávez fue convirtiéndose en una Nación con un gobierno apoyado en lo militar, autoritario, maquillado con votos obtenidos en dudosos comicios, que se encarga hoy de encarcelar el disenso.

¿Representa algún beneficio para Argentina, la defensa de ese régimen? Más allá del viejo truco de querer ganar discusiones domésticas usando países extranjeros como presunta referencia, nada. Por el contrario, puede acarrear la dura constatación de que a nuestro país le interesa condicionadamente la democracia, es decir, si y solo si le caen simpáticos los gobernantes.

La falta de beneficio es palpable: durante el segundo mandato de su gobierno, la administración actual no ha seguido una trayectoria diplomática lógica y se ha limitado a dar bandazos, respecto de sus propias posturas.

De ser los campeones de la causa AMIA, terminamos ofertando a Irán un triunfo diplomático ni siquiera soñado por la República Islámica. Nuestra fama nacional como pioneros de los derechos humanos, tropieza con el ataque a Charlie Hebdó. Tras celebrar nuestro pretendido ingreso en la élite de países aeroespaciales, entregamos a China una base militar en nuestro territorio para tal fin, sin que se sepa si es un emprendimiento cooperativo o solo chino. Las inminentes concesiones a Rusia parecen no tener contrapartida.

Sin duda, un país, puede cambiar de aliados, de hecho, la geopolítica, requiere una fina estrategia que combine conocimiento de los demás países, sus políticas y sus alianzas, y en definitiva, tener un rumbo de Estado que permita insertarse en el mundo, previendo los próximos efectos de los pasos propios, y de las corrientes de las demás naciones.

En ese sentido, en Argentina no es nuevo el error histórico de utilizar la diplomacia para no relacionarse sino para aislarse, pero es inédito que se den pasos sin tomar en cuenta en absoluto cuáles pueden ser los futuros acontecimientos que nos impacten.

El descongelamiento entre Cuba y Estados Unidos, tomó al gobierno totalmente desprevenido: la Presidente se enteró de ello por la televisión y con evidente fastidio. Y a la reciente Cumbre, es evidente que Argentina concurrió sin saber que en los días previos; México y Brasil, las dos potencias iberoamericanas se despegarían del grotesco venezolano.

El poeta americano Randall Jarrell, en un poema que aludía a los soldados embarcados en la Segunda Guerra intentaba mostrar la tensión entre la individualidad, la riqueza de la conciencia propia, y las realidades crueles de los Estados que se embarcaban en la contienda, para quien cada hombre era poco más que un número.

Cuando los Presidentes hablan fuera de su país, no están siendo ellos, sino, nosotros, aquellos de los que somos millones, pues de hecho, la persona que ocupa la Presidencia es una más, y es su oficina la que es singular, no el ser humano que la ocupa. Tratar con desprecio a una nación democrática, además de juzgar al mandatario implica un desdén por los millones que lo votaron-

En definitiva, ser imprevisible, tener una política exterior caprichosa, y apoyar la democracia como sistema erráticamente, tiene efecto más allá de diciembre de 2015, pues de algún modo termina siendo tan riesgoso como tomar la autopista a contramano, protestando en soledad por los miles que vienen en sentido contrario.