Elecciones 2015

La semana que Massa no puede equivocarse

En los próximos siete días se define buena parte de la supervivencia del proyecto presidencial de Massa.

Sergio Massa ingresó en la etapa más crítica de su proyectopresidencial. Los márgenes de error se estrecharon al límite. Ya despilfarró con entusiasmo, el secreto placer de equivocarse. De la incorrección, el ninguneo. Su candidaturase mece sobre el filo, hecho que habla de un riesgo pero de ninguna maneraenuncia un proyecto naufragado.

En el “war room” del Frente Renovador los asesoresextranjeros –que acumula en capas geológicas-, coinciden en el diagnósticocon una mirada positiva: “Que suerte que esto ocurrió a seis meses de laelección y no un mes antes”. Es decir, si se hace todo bien hay tiempo pararemontar la cuesta y soñar con el premio mayor.

Hillary Clinton es, según sus consejeros, un ejemplo de una líder que en su momento sufrió la caída demasiado cerca de la votación yse le escapó la Presidencia.

Empujado por su grupo originario de intendentes que vieronencenderse la luz roja, Massa inició la semana pasada un esfuerzo porreencauzar la campaña y ordenar su espacio político, que estaba cruzado deinternas tan insignificantes como dañinas.

Afecto a las tenidas gastronómicas –que ya le valieron retospara que baje de peso-, Massa reunió ayer en Pilar a 20 intendentes de laprovincia de Buenos Aires, el núcleo duro de su poder político. De las 9 hastalas 3 de la mañana, horario en que el diputado suele despachar mensajes de texto,el debate zanjó la primer decisión fuerte: Rechazar las presiones de un sectordel establishment para que Massa se baje y acompañe a Mauricio Macri comocandidato a gobernador.

“Ni loco me subo a una aventura que puede terminar, en elmejor de los casos, con Macri en la Casa Rosada como títere del Coti Nosiglia”,chicaneó el intendente de Hurlingham, Luis Acuña. A su lado, el anfitriónHumberto Zuccaro exageró: “Esto es Massa o muerte, a matar o morir”.

Se entiende la exaltación. Acuña y Zucarro son los queacompañaron a Jesús Cariglino en el cisma más fuerte que sufrió Massa y que loobligó a poner el freno de mano y volver a consultar a sus pares. Cariglinoestá técnicamente afuera del Frente Renovador. Fue el que se atrevió a decir envoz alta que Massa debía bajarse. “Luis, hacete cargo deJesús”, lo despachó el ex jefe de Gabinete cuando se trató el tema delintendente de Malvinas Argentinas.

En la reunión se coincidió que la pelea de los precandidatosa gobernador había enredado el proyecto presidencial en un cabaret que Massaagitó y le terminó explotando en la cara. “Acá los que traccionan votos somoslos extremos de la boleta, Massa y nosotros. No podemos seguir tolerando quelos del medio nos marquen la agenda”, sintetizó uno de los presentes.

Por eso, Massa avanzó en definiciones que venía demorando.Este sábado en San Martín se hará un congreso que decidirá lo queestá decidido: El Frente Renovador tendrá doscandidatos a gobernador, Darío Giustozzi y Francisco de Narváez. La lista dediputados nacionales la armará Massa y la de legisladores provinciales losintendentes. Punto. 

El armado nacional y la vía del medio

Mañana al mediodía Massa se trasladará hasta la sede deavenida La Plata del sindicato de petroleros que dirige el senador GuillermoPereyra. Allí lo estarán esperando Ramón Puerta y Juan Carlos Romero. La ideaes tratar de resucitar el acuerdo con el Peronismo Federal que habían esbozadoel año pasado. Se habla incluso de una fórmula compartida, reubicando a RobertoLavagna en “otro lugar”.

Adolfo Rodríguez Saá todavía no dio el sí definitivo, aunquemantiene conversaciones, mientras habla al mismo tiempo con José Manuel de laSota. El gobernador cordobés, en un movimiento fractal muy natural en el peronismo, asu vez dialoga con Daniel Scioli.

Para De la Sota la situación no essencilla. Massa tiene un canal directo con Olga Riutort que mide fuerte en lacapital provincial y Scioli apoya la candidatura a gobernador de EduardoAccastello, que empezó a crecer en serio.

Accastello, pícaro, dice a quien lo escucha quequiere a Adriana Nazario como vice. Se trata, claro, de la nueva esposa de Dela Sota. La política siempre encuentra la manera de superar su crueldadnatural.

Por eso, ahora De la Sota maquina un acuerdocon Scioli para poner a Accastello como vice de su aliado Juan Schiaretti. Severa.

El riojano Eduardo Menem también esparte de estas conversaciones. Se trata de un combinado heterogéneoque jura que tiene estructura política en 15 provincias. Algo parecido legarantizaron a Duhalde en sus últimas incursiones electorales y así le fue.

Como si necesitara más suspenso, la otra fecha clave que enfrentaráMassa está prevista para el último día del mes, cuando se reúnan losperdedores de la Convención nacional para presionar a Ernesto Sanz. Morales,Cano, Alfonsín, Naidenoff y otros, exigirán precisiones sobre la libertad deacción que les da el punto cinco del documento aprobado en la Convención Nacional, para avanzar en susdistritos en alianzas que incluyan al massismo.

Así con retazos de uno y otro lado,Massa intentará articular algo parecido a una estructura nacional. Nada paraalarmarse ni muy distinto a lo que ensaya Macri.

En todo caso, el problema central delex jefe de Gabinete está en otro plano más inasible. El posicionamiento de suoferta. Se vive una situación paradójica, según varios analistas la sociedad seestá polarizando entre los que pretenden la continuidad –Scioli o Randazzo- ylos que quieren el cambio –Macri-.

Es decir, que se estrecha el espaciopara los candidatos “catch all” que al estilo de Clinton –el que ganó- robanvotos de todas las franjas ideológicas. La paradoja es que según los estudiosque le acercan a Massa, el grueso de la sociedad sigue rescatando cosas de laexperiencia kirchnerista y reclamando cambios.

O sea, como siempre, el ganadorserá aquel que acierte en el blend preciso que construya una nueva mayoría. Sesabe que los autores de éxito no son los que escriben pensando en determinado lector,sino los que logran inventar su propia audiencia.