La graduación de la brutalidad

La Universidad Nacional de La Pampa expuesta por los festejos en las graduaciones. A un chico le cortaron el pantalón y el calzoncillo y le aplicaron parches depilatorios a golpes de alpargatas.

A un chico le cortaron el pantalón y el calzoncillo. Le aplicaron parches depilatorios a golpes de alpargatas y le provocaron una fuerte inflamación en la piel.

Después la misma persona, mejor dicho, el mismo vándalo -un graduado de años anteriores- que lo mantenía boca abajo montado en su espalda, le desparramó vaselina y le introdujo un dedo y una rama en el ano. La “ceremonia” ocurrió dentro del predio de la Facultad de Ciencias Veterinarias en General Pico, que depende de la Universidad Nacional de La Pampa.

Graduados de la Facultad de Veterinaria afirmaron que estos festejos forman parte de “una tradición". Muchos recibidos "tienen una ve corta marcada con un alambre caliente”, contó un médico veterinario y ex consejero de la Facultad.

En 2004, la UNLPam ya había quedado expuesta por los festejos en una graduación.

Entonces trascendió que en la Facultad de Agronomía existía un espacio, una especie de altar, dedicado a ese ritual. A los estudiantes los ataban y los colgaban. También con un hierro caliente le marcaban la letra ‘A’ en la piel.

“Es terrible lo que pasó. Vamos a aplicar sanciones para que no se repita”, aseguró el vicedecano Guillermo Meglia al referirse al escandaloso “ritual de graduación” que se realizó en la Facultad de Ciencias Veterinarias de General Pico en diciembre pasado.

El decano de la alta casa de estudios, José María Romero, dijo a Clarín que ante la difusión de lo ocurrido ya se inició un sumario. “Vamos a hacer la denuncia ante la justicia. Y si es necesario vamos a expulsar al alumno”, enfatizó.

Me pregunto y lo hago aquí:

¿Dónde está la autocrítica de estas autoridades? ¿Todo lo resuelven haciendo la denuncia judicial o expulsando a los embrutecidos egresados que han concurrido a la Facultad a su cargo durante años? ¿No hay ni un atisbo de introspección en los Señores Romero y Megilia? ¿Dónde han estado ellos estos años mientras se “educaban” estos alumnos capaces de violar, maltratar, vejar a sus propios compañeros? ¿Qué “tradición” invocan los estudiantes y consienten las autoridades de la Facultad de Agronomía que hasta disponen de un “Altar” para consumar su brutalidad?

¿Dónde están el Estado Provincial y el Estado Nacional frente a esta violencia explícita que nos muestra el resultado de una práctica de bullying sistematizada y repetida en escuelas primarias y colegios secundarios, hasta llegar a la “Graduación de la brutalidad” en esta dolorosa muestra del fracaso argentino en la formación educativa?

Claro, no es nuevo, ni aquí ni en el mundo, ya el escritor Stephen King lo anticipó en los 70: "el bullying tiene consecuencias", se ven muy bien reflejadas en "Carrie", el clásico filme de 1976 basado en la novela del autor estadounidense, pero escondernos en el mal de muchos nos hace consagrar este infinito fracaso del consuelo de tontos.

La violencia se aprende, la Paz también. Hay indicios contundentes que alertan sobre la necesidad de desaprender la violencia en los establecimientos educativos y en la comunidad educativa toda, para darle una oportunidad a la Paz. Nuestros niños, jóvenes y adolescentes, esperan de nosotros este compromiso. Quizás aún sin saberlo, ellos lo necesitan. Pero nosotros si lo sabemos. No sigamos haciéndonos los distraídos.