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Cristina se fue enojada con Galuccio por haber anticipado el acuerdo con la petrolera china Sinopec

En la última cadena nacional, relativizó sus soluciones ‘’mágicas’’. Festejos de Kicillof y De Vido.

La marcada y directa relación que venía teniendo la presidenta Cristina Kirchner con el timonel de YPF, Miguel Galuccio y la vocera y vicepresidenta de Relaciones Institucionales, Doris Capurro registró en los últimos días un inesperado “cortocircuito”.

El detonante del fuerte disgusto que manifestó la Jefa de Estado contra la dupla ejecutiva de la petrolera reestatizada se debería a la decisión que tomaron con respecto a la forma y el momento de difusión del reciente “Memorando de Entendimiento” (MOU) que YPF logró cerrar con la compañía china Sinopec.

Según lo que se había acordado previamente entre la empresa y los funcionarios de Economía y de la Presidencia, el anuncio del MOU con Sinopec -que apunta a desarrollar una nueva ‘’asociación estratégica’’ para proyectos de petróleo y gas convencional y no convencional- se iba a efectuar durante la visita oficial de Cristina Kirchner a Beijing.

La intención de la Casa Rosada era sumar la firma de ese acuerdo al ‘’paquete de inversiones” de energía, transporte y comunicaciones que el Gobierno prevé mostrar entre los logros más destacados del viaje a China.

Por algún motivo que desconocen los funcionarios que estaban organizando la gira, Galuccio y Capurro decidieron anticipar la jugada y tres días antes de que la presidenta se embarcara rumbo al país asiático, el CEO de YPF suscribió el MOU con su par de Sinopec, Chengyu Fu en una reunión celebrada en Beijing.

En el comunicado de la petrolera, Galuccio destacó que ‘’este entendimiento nos parece un gran avance porque abre nuevas posibilidades para YPF y el país en un contexto particular del escenario energético mundial y es muy importante que un player como Sinopec se interese en elegirnos como partner of choice”.

La movida tomó por sorpresa al ministro de Economía, Axel Kicillof, quien de inmediato fue a plantear sus quejas a Balcarce 50 con el argumento de que el titular de YPF se había cortado solo para quedarse con todo el logro político y económico del acuerdo.

Todo indicaría que ese avance del titular del Palacio de Hacienda habría rendido sus frutos.

En su último mensaje por cadena nacional efectuado el viernes pasado antes de partir a China, la presidenta Cristina Kirchner le tiró a Galuccio una “sútil pero efectiva indirecta’’ en la cual aludió a su mote de “mago’’.

En medio de la enumeración de diversos logros del Gobierno, la presidenta sostuvo que: “Durante trece años bajaron las reservas de petróleo y de gas y ahora por primera vez están subiendo. También tiene que ver en esto la recuperación de nuestra empresa de energía de bandera, YPF, y las políticas que hemos aplicado. Porque también quiero decir que quien más ha apoyado y sostenido el financiamiento de YPF es el propio Estado Nacional que se hizo cargo de la deuda que se le pagó a Repsol por la expropiación. Por eso se pueden hacer estas cosas, no es tampoco por arte de magia, no sé si me entienden”.

Tanto los colaboradores de Kicillof, como los funcionarios más cercanos al ministro de Planificación, Julio De Vido coincidieron en festejar la referencia presidencial a Galuccio y se la hicieron notar al resto de los integrantes del Gabinete nacional que no estaban al tanto de la cuestión.

Entre los empresarios petroleros llamó mucho la atención la ausencia de Galuccio en la nutrida delegación que ha acompañado a Cristina Kirchner en la visita oficial a Beijing.

Además, para los especialistas del sector, el MOU que firmó YPF con Sinopec deberá afrontar varios meses de maduración antes de que aparezcan las inversiones concretas.

Según explicaron, el Memorando constituye una especie de “preacuerdo y compromiso” para la realización de emprendimientos conjuntos a mediano y largo plazo. Hacia fines de febrero, los técnicos de ambas empresas comenzarán con las reuniones específicas para tratar de definir los proyectos de exploración y explotación junto con los montos de inversión para cada caso.

El MOU tiene una vigencia de seis meses y si hay acuerdos, se avanzará luego con la suscripción de “contratos específicos” similares a los que se cerraron con Chevron y Petronas.