Caso Nisman

Cristina denunció una conspiración de Lagomarsino y Clarín detrás de la muerte de Nisman

La presidenta reapareció en cadena nacional. Acusó a la Side de armarle causas por acordar con Irán.

Cristina Kirchner reapareció hoy en cadena nacional tras la muerte del fiscal Alberto Nisman, para vincular al Grupo Clarín con la tragedia y denunciar un complot judicial contra ella en complicidad con servicios de inteligencia y medios de comunicación.

Su línea argumental fue casi un calco del documento leído el jueves por el Consejo del Partido Justicialista, que habría sido redactado por Cristina.

Vestida de blanco y en silla de ruedas, por su fractura de tobillo, habló en un mensaje grabado de más de una hora y en ningún momento le envió el pésame a la familia de Nisman.

Muy por el contrario, desvinculó Néstor Kirchner de su nombramiento al recordar que llegó por decisión de la Procuración general.

Tras anunciar la disolución de la ex Side para crear una Agencia Federal de Inteligencia, Cristina se las rebuscó para relacionar al Grupo Clarín con la muerte de Nisman.

Llegó a esa conclusión porque el hermano de Diego Ángel Lagomarsino, único imputado en la causa, trabaja en el estudio jurídico Sáenz Valiente, “socio” del grupo Clarín.

Lagomarsino es un técnico informático que trabaja en la fiscalía de Nisman y quedó en el centro de la escena cuando declaró haberle prestado el sábado el arma Bersa calibre 22 con la que el magistrado se quitó la vida.

Sin más pruebas, Cristina lo llevó al banquillo al definirlo como “un feroz opositor al Gobierno. Pudimos ver en su Twitter las groserías e insultos dirigidos a la persona de la presidenta de la República, que no voy a repetir”, se indignó.

"Esta persona, el señor Diego Ángel Lagomarsino, no sólo es un feroz opositor sino el hermano de un integrante del Estudio Sáenz Valiente, socio del Grupo Clarín”, remató.

Aseguró que Lagomarsino nunca estuvo con 15 custodios “como se dijo” y que tres días antes de la muerte de Nisman solicitó su pasaporte al Ministerio del Interior y “por su puesto le fue negado”.

Una vez más volvió a revelar datos confidenciales, como la gestión de un documento como es el pasaporte. Este fin de semana Aerolíneas Argentinas difundió sin empacho los datos del vuelo de Damián Pachter, el periodista de Buenos Aries Herald que tuvo la primicia de la muerte de Nisman.

En su rol de víctima, la presidenta confesó haberse enterado en la madrugada del lunes de la muerte del fiscal que la acusó de encubrir a los iraníes acusados de volar la Amia.

O sea, bastante más tarde que trascendiera por las redes sociales e incluso que la intervención en el lugar de Sergio Berni, según la descripción del propio secretario de Seguridad. No por nada Berni se llamó a silencio estos días y debió sumariar a los custodios de Nisman por orden de Cristina. 

"Me enteré que algo estaba sucediendo el lunes a las 0.30 cuando se comunica conmigo la ministra de Seguridad para informarme que había sucedido un incidente en la casa del fiscal" Nisman, y que en el baño había un cuerpo "en un charco de sangre".

“La ministra me decía que el juez no quería entrar hasta que no llegue la fiscal”, contó Cristina y dijo que recién “aproximadamente a las dos y media o tres de la mañana" Rodríguez le dijo que el cuerpo que “estaba en el baño con un charco de sangre era el de Nisman".

Apeló a la mitología griega para reforzar sus hipótesis: "Este lamentable y desgraciado suceso de la muerte del fiscal Nisman constituye el Hilo de Ariadna y que nos permita dar respuesta a las 85 víctimas y a sus familiares" del atentado a la Amia.

No se quedó ahí: "La muerte del fiscal Nisman está relacionada con el Memorándum de entendimiento y la voladura de la Amia, pero parece que nadie quiere investigar", se quejó Cristina.

Melancólica, la comparó con la muerte de Mariano Ferreyra, el militante del Partido Obrero asesinado en un cruce con los gremios ferroviarios sólo diez días antes de la muerte de Kirchner.

“Máximo dijo que la bala que mató a Mariano le rozó la cara, digo el corazón a Néstor”, recordó Cristina, casi quebrándose. Luego celebró que la justicia haya condenado a los culpables pero no nombró al principal: José Pedraza, histórico líder de la Unión Ferroviaria y socio de su gobierno hasta la muerte de Ferreyra.

“A mí no me van a extorsionar”

En otro tramo de su discurso, Cristina denunció sin tapujos un complot de los servicios de inteligencia y la justicia por su decisión de pactar con Irán.

Vinculó ese ataque al acuerdo con Irán que el Congreso aprobó el 27 de febrero de 2013. "Comenzamos a ver que grupos de la Side bombardeban el acuerdo", fue su triste metáfora. 

“Desde ese momento empezamos con denuncias de las más insólitas. Antes teníamos otras que siempre versaban sobre el patrimonio que siempre presenté. Esto lo hacía un grupo de fiscales y periodistas, amplificadores de la desinformación”.

Se refiere entre otras a las cuentas en el exterior de Lázaro Báez o su rol como dueña de Hotesur, una cadena de hoteles en El Calafate, que investiga el juez Claudio Bonadío.

“Hubo denuncias de todo tipo: desde cuentas en lugares exóticos, hasta montañas de dólares. Esto comenzó a hacerse desde algunas oficinas del Estado nacional”, afirmó, en clara referencia a los miembros de la ex Side.

Por primera vez nombró a Jaime Stiusso, exjefe de operaciones de la Secretaría de Inteligencia y su mayor enemigo público desde que pactó con Irán.

No se atrevió a atacarlo: sólo recordó que fue quien recomendó pedir las alertas rojas a Interpol para los iraníes, que según la denuncia de Nisman, Cristina intentó voltear.

"A mí no me van a extorsionar, no me van intimidar, no les tengo miedo, que digan lo que quieran, que los jueces me citen, no me van a hacer mover un centímetro de lo que siempre he pensado", los desafió.