Caso Nisman

En otro gesto de diferenciación, Scioli se muestra con el embajador de Estados Unidos

El gobernador invitó a Noah Mamet a Mar del Plata y difundió las fotos.

Daniel Scioli avanzó este sábado en otro gesto destinado a intentar blindar en lo posible su candidatura presidencial de la lluvia ácida que la sospechosa muerte del fiscal Alberto Nisman, abrió sobre el kirchnerismo.

El gobernador invitó al flamante embajador de los Estados Unidos, Noah Mamet, a Mar del Plata y luego de compartir una reunió a solas como si fuera un Presidente, envió las fotos posadas y con la playa de fondo, a los medios.

El mensaje para nada sutil es elocuente. Scioli se acerca a la potencia "del Norte", cuando la presidenta Cristina Kirchner es demolida en los medios y los centros de poder de ese país por su supuesto encubrimiento de la pista iraní del atentado a la Amia y la posterior muerte del fiscal Nisman, autor de la denuncia.

Se trata de una necesaria maniobra de supervivencia política, que incluye la toma de distancia de la última cumbre del PJ, que el sciolismo filtró hoy en La Nación.

Como se sabe, Scioli no expresa verbalmente sus diferencias con la Casa Rosada, sino que lo hace a través de fotos que le evitan el incómodo trámite de enredarse en una polémica explícita y sufrir luego las consecuencias, que generalmente suelen ser el corte de todo tipo de asistencia financiera y de obras públicas a la siempre deficitaria Buenos Aires.

Así, como la última polémica estalló cuando en esta misma ciudad balnearia visitó el stand de Clarín, ahora fiel a su estilo pasivo agresivo, Scioli vuelve a desmarcarse del kirchnerismo duro con su foto todo sonrisas con Mamet.

Y si a alguien le quedaban dudas del fondo de la foto -que es cualquier cosa menos frívola-, en el breve comunicado se afirma que Scioli y Mamet "se comprometieron" a "redoblar los esfuerzos para fortalecer una agenda positiva con eje en el desarrollo y la producción". Doble agravio a la Casa Rosada: Scioli recibe al embajador de Estados Unidos antes que Cristina y encima fija el tono de la relación con la potencia del Norte, como si ya fuera el Presidente.