Diputados

Dos neuquinos entraron como opositores y garantizaron las últimas leyes de Cristina

Villar Molina y San Martín llegaron como díscolos y garantizaron el Código Procesal y la ley de telecomunicaciones.

Cristina Kirchner recibirá a los legisladores antes de fin de año para agradecerle el trabajo de este año, pero a esa reunión bien podrían ir algunos aliados y responsables de la aprobación de las leyes.

Las últimas incorporaciones para aportar los votos que faltaban fueron María Villar Molina y Adrián San Martín, del Movimiento Popular Neuquino.

A diferencia de Alicia Comelli, fiel al gobernador Jorge Sapag y al bloque del Frente para la Victoria, Villar Molina y San Martín llegaron hace un año de la mano del sindicalista petrolero y senador Guillermo Pereyra, tras derrotar a los candidatos del mandatario neuquino en las primarias.

Pero en las últimas sesiones ambos apoyaron proyectos oficiales rechazados por Pereyra en el Senado y, por si fuera poco, en algunos casos fueron vitales para que sean leyes.

El Código Procesal Penal fue un caso: se sancionó el pasado 4 de diciembre con 130 votos, sólo uno más que lo necesario para la mayoría simple. Villar Molina y San Martín votaron a favor.

El kirchnerismo estaba afectado por las ausencias de Eva Isa (de luna de miel) y Carlos Moreno (problemas de salud), por lo que sin el dueto neuquino el Código no hubiera sido posible.

Fue la primera sesión en la que se ausentó Martín Insaurralde, ya reemplazado por Luis Cigogna, kirchnerista de fierro y muy respetado por todos los bloques por sus ocho años en la Cámara.

En la sesión de este miércoles la pieza clave fue Villar Molina, docente y esposa de un empleado jerárquico del Gobierno neuquino. Dio quórum y aprobó todas las leyes que Cristina exigió para navidad.

Se ausentó San Martín, un ex funcionario de la Municipalidad de Rincón de los Sauces que jugó fuerte con Pereyra en la interna que perdió. “Los dos están conmigo, nada cambió. Tendrán sus razones para votar así y yo les doy libertad”, le dijo a LPO el senador que hace un mes anunció su información formal al peronismo federal.

Las razones de Villar Molina para kirchnerizarse habrán sido muchas porque su voto fue letal para el adelanto de la implementación del Código Civil y Comercial, que salió con 129 votos, lo justo.

Sin su ayuda el tema difícilmente hubiera entrado en el temario, porque Domínguez y Di Tullio no se arriesgarían jamás a quedarse sin quórum.

Quedó claro con los nervios que tuvieron cuando iban a votar la Universidad de la Defensa y no tenían la mayoría propia porque varios estaban cenando. Mario Negri, jefe de los radicales, les ofreció votar para que no estiren el debate.

Villar Molina también votó a favor de la ley de telecomunicaciones, sancionada con 131 votos y el rechazo de toda la oposición. 

Y a primera hora apoyó la ley par elegir a los legisladores del Mercosur, aunque también lo hicieron los cinco puntanos y los tres de Unión Por Córdoba, el bloque de José Manuel de la Sota, quienes, como había adelantado LPO, fueron tentados para dar una mano con el quórum.

Es una clásica jugada de los K: sumar un puñado más de aliados de los necesarios y dosificarlos entre quienes dan quórum y quienes votan algunos proyectos.

Y cuando es posible consolidarlo como aliado fijo, como ya lo es Ramona Puchetta, ex secuaz de Raúl Castells; y ahora Villar Molina.