Diputados

Por error, Feletti casi deja a tiro de tratar en el recinto la eliminación de Ganancias

El diputado quiso votar en contra y sus pares le explicaron que debía cajonearlo.

El fragor de fin de año estuvo cerca de ocasionarle al kirchnerismo un error que podría haberle costado caro si el año próximo pierde la justa mayoría que hoy tiene.

El paso en falso casi lo da Roberto Feletti, mientras presidía la última sesión del año de la Comisión de Presupuesto, habitual reunión destinada a aprobar dictámenes archivados.

Terminado el temario, con temas nada conflictivos, el radical Miguel Giubergia pidió tratar su proyecto para eliminar ganancias de los trabajadores y Feletti abrió el debate.

El jujeño reiteró conceptos sobre la injusticia de gravar a asalariados de 15 mil pesos y planteó, a lo que el salteño Juan Carlos Kosiner, vicepresidente del bloque kirchnerista, le exigió un detalle del costo fiscal de la medida.

“El 48 por ciento de Ganancias se coparticipa a las provincias por lo tanto quería saber cómo iba a subsanar esta pérdida de ingresos”, le exigió.

“Tengo varios proyectos presentados para coparticipar el impuesto al cheque”, fue la respuesta del jujeño. Kosiner y el santacruceño Mario Metaza le dijeron de buena manera que no los montos no eran similares.

Carlos Heller levantó el discurso oficial, pero admitió las asimetrías. “En todo el mundo se cobra Ganancias. Quiero que entiendan que estamos hablando del 11% de los asalariados. Es cierto que hay cosas que corregir porque los gravados con salarios más bajos sufren descuentos, pero hay un fenómeno de gremios grandes como camioneros y bancarios que tienen a sus empleados alcanzados por Ganancias. La mayoría no los tiene”, argumentó.

Martín Lousteau abundó en generalidades con su didáctica habitual, Heller lo chicaneó y cuando todo parecía concluir, Feletti sorprendió a sus compañeros de bloque.

“Como presidente de la Comisión voy a recomendar el rechazo del proyecto”, anunció. Explicó que el proyecto de Giubergia elimina Ganancias para los ejecutivos, recordó que en la dictadura el impuesto no recaudaba porque se ajustaba por inflación y ponderó la política fiscal del Gobierno.

“Perdón presidente, usted me anuncia un dictamen de mayoría. Yo voy a firmar uno de minoría”, le anunció Giuberbia. “Sí, claro”, obtuvo como respuesta.

Los kirchneristas reaccionaron. “Hay un tema técnico: nosotros votamos para que el proyecto vaya a comisión. No hay dictamen”, impuso Mario Pais. “Pero podemos votar en contra”, insistió Feletti.

“¡Apoyo al presidente de la comisión!”, saltó Fernando Sánchez, de la Coalición Cívica, quien pasa todas las comisiones intercambiando chistes y risotadas con Lousteau como dos colegiales. 

También entre risas, el formoseño Luis Basterra cortó por lo sano. “A ver presidente. Usted vota con ellos y nosotros recomendamos devolverlo a comisión”, sugirió irónico. Feletti no perdió su sobriedad para aceptar el camino seguido por sus pares.

No es una diferencia menor. Si quedaran dos dictámenes aprobados, ambos pueden ser incluidos en cualquier sesión por la oposición, ya sea de minoría como de mayoría, si es que consiguen la mayoría del recinto.

Los dictámenes duran dos años por lo que una mínima fuga en el bloque oficialista permitiría que la oposición los apruebe con mayoría simple.   

Por las dudas, para el Gobierno lo más conveniente siempre es dejar el tema lo más lejos posible de ser tratado. Y así ocurrió.