España

Podemos o el camporismo al revés

El movimiento español construye su primer paso con votos propios, no le consumen el poder a nadie. Y si llegan, dicen, lo harán agiornados y realistas.

El fenómeno de Podemos podría ser sintomático de lomismo que el “efecto” Francisco en la vieja Europa: un continente sin signospolíticos vitales. Podemos es elprimer fruto de una indignación española por izquierda, y convive con la maduray más larga indignación por derecha que se expresó en las urnas francesas de lamano de Marine Le Pen.

Nuestros amigos liberales,cínicos, weberianos, post izquierdistas, kirchneristas, neosciolistas,massistas y marxistas se hacen un picnic virtual frente al desempeño de este nuevopartido político español: parecen salidos de la prehistoria de nuestra crisis. Sinembargo muchos ven en esta irrupción una novedad y una esperanza. Tienen apenasun año, cosecharon más de un millón de votos, tienen nombre de ONG, de campañade concientización contra el cáncer de mama o, más acá, el nombre de unaagrupación independiente de la UBA. Su nombre es un imperativo a lo Obama afavor de la autoestima de un pueblo que no estaba preparado para que se le levanteel parquet, se pinche la burbuja inmobiliaria y el futuro de los jóvenes sedeshaga.

Podemos tiene ideas voluntaristas, ideas intercambiables, una mezclade republicanismo y socialismo real y un rosario de latiguilloslatinoamericanistas. Es la versión española del último boom latinoamericano: elboom político. Chávez, Correa, Evo, Néstor, Lula, Pepe. Ocurre que llegantarde, cuando ese boom se encuentra recalculando sus propias certezas en eldesierto de lo real. Podemos pide conacento latino “revisar la deuda” a través de una auditoría ciudadana que seacapaz de separar la paja del trigo entre deuda legítima e ilegítima. Citan elejemplo ecuatoriano de Rafael Correa. La España profunda los mira atónitos.

Sin embargo, en ese vaivén porintentar no ser estigmatizados mediáticamente, acaban de definirse comosocialdemócratas en la presentación de su “propuesta económica”, empezando aponer la mirada en las democracias de los países nórdicos, en los porcentajesde “gasto social” de Alemania o Francia, migran su laboratorio a fronteras máscercanas. De hecho, en un reciente documento, el propio PSOE se expresapreocupado por este “ascenso” e indica a su militancia la precisión de dejar dellamarlos populistas para empezar a decirles “extrema izquierda”. Este girolingüístico macartista intenta debilitar el giro moderado de quienes, como dijoPablo Iglesias, no son “de izquierdas ni derechas”. 

"En España por más crisis económica y social había hasta hace poco una fortaleza: los partidos políticos. Esa es la diferencia notable con la Argentina, donde sí prevalecen los liderazgos caudillos, mediáticos, populistas, etc., al precio de que los partidos políticos no tengan ninguna consistencia."

El PSOE rechaza las propuestasde Podemos (reducción a 35 horas dela jornada laboral, o baja de la edad jubilatoria a 65, por ejemplo), a la vez,los acusa de copiar proyectos (la propuesta de derecho alimentario). Lo ciertoes que Podemos también disputa lacalle y para eso se propuso una movilización el 31 de enero de 2015. Elsociólogo argentino Esteban De Gori escribió en la revista Panamá al respectode esta “alvearización” de Podemos uninteresante apunte defensivo del emergente: “Se definencomo socialdemócratas en dos sentidos: 1. Reconocen que esa palabra es límitede lo tolerable en una sociedad capturada por el universo neoliberal y ademássaben que todavía ese vocablo resuena entre las buenas prácticas para losmayores de 50; 2. Hay un reconocimiento a lo Álvaro Linera que en este contextolo único que pueden brindar para lograr mas adhesión es eso. Dirían: ‘nosotrosconocemos el capitalismo, esto es lo mas alternativo que podemos ofrecer ahora’.”

Mirado al ras, en España pormás crisis económica y social había hasta hace poco una fortaleza: los partidospolíticos. Esa es la diferencia notable con la Argentina, donde sí prevalecenlos liderazgos caudillos, mediáticos, populistas, etc., al precio de que lospartidos políticos no tengan ninguna consistencia. Aún alcanzados por lasospecha y la realidad de sus corrupciones, el PP y el PSOE se mantienen como fuerzaspolíticas con una muralla orgánica, y desde ahí miran con desdén y rabia lavitalidad de estos niños con tristeza. La crisis existe y Podemos crece con eje en el rechazo a la “vieja política” que en lacrisis económica se mostró criminal. Podemoses el hermano mayor de la indignación: el movimiento 15M que recorrió España en2011 mostrando la realidad que demanda -según algunos- una “segundatransición”. La impronta intelectual, juvenil, académica, urbana de Podemos, en ausencia de un sujeto sólido(¿clase obrera?), sumado a su particular discurso que va de los populismoslatinoamericanos, al discurso social de Francisco y que recala en la tradiciónbenefactora de las socialdemocracias europeas, parece la confirmación de suintensidad efímera: un vaivén ideológico sin rumbo cierto. Dicen que su ímpetu será,a lo sumo, reintegrado al cauce natural del viejo río del PSOE. De hecho, endeclaraciones a la prensa internacional, Pedro Sánchez, el nuevo y joven jefedel PSOE dijo: No me inquieta Podemos.Miro al PSOE. Ya pasó antes que al PSOE lo dan por muerto y al final losciudadanos lo han visto como la única alternativa para gobernar el cambio, uncambio con seguridad, hacia algo mejor.

Podemos tiene algo de Marcos Ominami, el joven chileno hijo de laguerra de guerrillas que hizo un boom renovador frente el colapso de laanquilosada Concertación hace unos años. Podemostiene algo del joven autonomismo argentino, huelen a Diciembre, a ese colectivoque fijaba los kilómetros de distancia entre su política y el poder (501).Podemos se parece a Axel Kiciloff, aunque tienen el pelo más largo, la prosamás barroca (¡son politólogos!). Podemoses camporismo al revés: están gastando las balas simbólicas antes, construyeronsu primer paso con votos propios (no le consumen el poder a nadie) y revisansus propias certezas (ya hay toda una izquierda radicalizada que critica sumesura). Si llegan al poder, dicen, lo harán agiornados y realistas. Podemos son los locos bajitos que crióSerrat, la melancolía republicana de la transición española que se embriagó conla modernización que traía Feilipillo bajo la manga, y que tantos frutos dio enese doble estándar: construyó una sociedad democrática y reinsertó a España ala comunidad europea y sus paradigmas capitalistas. A esa Europa moderna yfiscalista quedó atrapada, sin salida propia.

"Podemos es camporismo al revés: están gastando las balas simbólicas antes, construyeron su primer paso con votos propios (no le consumen el poder a nadie) y revisan sus propias certezas (ya hay toda una izquierda radicalizada que critica su mesura). Si llegan al poder, dicen, lo harán agiornados y realistas."

Una vez le preguntaron aMenem cómo vivió la noche del 19 de diciembre. Dijo que preocupado, mientrascenaba en su casa en Buenos Aires con Felipe González. El populista liberalperiférico y el caudillo moderno que puso a España en el centro mundial oían elmismo rugido afuera y el temblor de los cristales adentro. El Partido SocialistaObrero Español (sin socialismo y sin obreros) es la institución a la que los jóvenesde Podemos le orinan el sobretodo. Jóvenessobre-educados y sub-empleados que buscan su destino pateando el tablero deEspaña. La pregunta que cabe está en el centro de su economía: ¿se puede serpopulista en la Europa controlada por Frankfurt y Bruselas, sin un mísero granode soja? El límite de Podemos es laEuropa que lo contiene (económicamente) y esa vieja monarquía española,cazadora de elefantes. Sin embargo, por el desafío que le infligieron alsistema político español, estos muchachos ya valieron la pena.