La necesidad de dólares y la pelea con Clarin, motores de la nueva ley de telecomunicaciones

José Luis Rodríguez Zarco, vicepresidente de Telefónica, el hombre clave detrás de la norma.

Este viernes el Gobierno se asomaba al horror de tener quedar por fracasada la licitación del 4G, que había anunciado con bombos yplatillos como la oportunidad de recaudar u$s 2.000 millones que lastelefónicas debían aportar, según disponen los pliegos.

Como anticipó en su momento LPO, esta exigencia fueolímpicamente ignorada por las telefónicas que muy conscientes de ladesesperación de la Casa Rosada por hacerse de divisas, dejaron en claro quesólo iban a entregar pesos, tensando la cuerda al extremo.

Esta licitación fue presentada por el jefe de Gabinete,Jorge Capitanich, en su último informe en el Senado, como una de las balas deplata del Gobierno para llegar a fin de año con un stock de reservas razonable.El chaqueño no hizo otra cosa que repetir la promesa de Axel Kicillof y elcamporista secretario de Comunicaciones, Norberto Berner a Cristina, cuando laconvencieron de la conveniencia de rematar este recurso estratégico, haciendocaso omiso a propios dictámenes sobre el riesgo de monopolio que representanTelefónica y Telecom, ambas propiedad de Telefónica de España.

Desesperación oficial que fue hábilmente aprovechada por “ElGallego” José Luis Rodríguez Zarco, el hombre fuerte de Telefónica argentina,quien subió la apuesta y sugirió que los dólares podían aparecer si lesentregaban uno de los últimos botines: La posibilidad de ser proveedores deservicios audiovisuales.

Fuentes del mercado afirmaron a LPO que la ley anunciada hoypor Kicillof y Berner en realidad fue prácticamente escrita por este ejecutivoespañol, que venía protagonizando un público viraje al kirchnerismo conhabituales incursiones radiales en el programa de Víctor Hugo Morales y otrosespacios kirchneristas.

La movida no era menor. En los hechos significaba laclaudicación del Gobierno ante uno de los sectores más concentrados del país,la muerte de la Ley de Medios y la desaparición fáctica del Afsca que vio ensegundos evaporarse de su órbita regulatoria el corazón del negocio mediáticode la Argentina.

Pero dólares son dólares. “Lo que hizo el Gobierno essencillo, convirtió a las telefónicas también en cableras”, resumió la fuente aeste medio. Con beneficios inmediatos: Telefónica ya no se verá obligada a desprenderse de Telefé y David Martínez, accionista de Telecom, podrá conservar sus acciones en Cablevisión.

Otro manotazo

Pero la voracidad del Gobierno no se detuvo en losprometidos dólares del 4G. El inquieto Berner, aprovechó el tumulto paraquedarse con los 3.000 millones de pesos del Fondo para el Servicio Universalque descansaban en una cuenta del Itaú, como reveló este medio.

Este fondo creado años atrás pertenece en rigor a todos losusuarios que lo pagaron en sus facturas y se suponía iba a ser destinado aextender la red de telefonía a los lugares económicamente no rentables dondehoy no llega.

Como su uso debía ser decidido y fiscalizado por unacomisión que además del Gobierno integraban universidades, las telefónicas yotros actores, se trataba de una opción poco tentadora para una administraciónacostumbrada a discutir consigo misma el uso de los recursos públicos.

Por eso, en la ley anunciada hoy se establece que el mismoahora pasará a formar parte de un fideicomiso cuyo “patrimonio será del EstadoNacional”, según establece el artículo 21 de la nueva norma. Es decir, se consumó así una nueva transferencia de fondos públicos con asignación específica a la sabia discrecionalidad del kirchnerismo.

Voraces, pidieron además a las telefónicas que, ahora sí,les entreguen otra suma sideral: Unos 11 mil millones de pesos quecorresponderían al retroactivo de este fondo, materia de viejas discusiones.

Caos creativo

La nueva estructura que plantea la ley, si bien acompaña lastendencias modernas de confluencia de tecnologías, lo hace de maneradesordenada y dejando a la intemperie enormes interrogantes. Por ejemplo:¿Quién regula ahora el sector que fusiona telefónicas y cableras? ¿El Afscasupuestamente autorizada sólo a ingerir en medios audiovisuales? ¿O laSecretaría de Comunicaciones pasó a tener por generación espontánea competenciasobre medios? ¿O acaso será la CNC?

Tanta desprolijidad no es nueva en el Gobierno y acasoanticipa un rumor que hoy circulaba en el mercado: Cristina se aproxima a lacreación de un Ministerio de las Telecomunicaciones que fusione todas estasdependencias y absorba otros planes fragmentados por el Estado, como elConectar Igualdad que maneja la Anses de Diego Bossio o el Argentina Conectadaque todavía administra el superviviente devidista Luis Vitullo, con laencomiable tarea de extender por toda la república una red de fibra óptica delEstado. Para todas y todos.

Como era previsible, para conducir esta nueva megaestructura –si es que se termina concretando- suenan candidatos de La Cámpora,organización que ha logrado acumular a los más brillantes cerebros en materiade administración del Estado. Al menos para Cristina.

La lógica

La necesidad de dólares fue el disparador de la decisión.Pero la lógica que envuelve el proceso, no es otra que la pelea con el grupoClarín. Lo que lastima a Clarín es bueno para el Gobierno, por ende es buenopara el país.

No importa que esta medida acentúe un duopolio de hecho, quehoy concentra más del 70 por ciento del mercado. El Gobierno de hecho ya venía desandando esos remilgos, cuando permitió a Telecom sumarse a la licitación del 4G, forzando un nuevo pronunciamiento de la Secretaría de la Competencia que contradijera lo que escribió hace poco menos de dos años cuando declaró desierta la anterior licitación por considerar que se estaba ante un monopolio.

Con una concesión por 99 años,las telefónicas ahora ven abrirse la oportunidad de brindar serviciosaudiovisuales, exigiendo además la ley a las cableoperadoras que les permitanusar sus redes. “Es una expropiación encubierta y sin indemnización”, seindignaban esta noche las cableras.

Es tan explícita la opción de Cristina por las telefónicasque lejos de regular para nivelar el mercado, lo hizo para acentuar los beneficiosdel sector más poderoso, al menos en términos de espalda financiera. Y lohizo desconociendo un reciente fallo de la Corte Suprema que dejó en claro quelas telefónicas no pueden brindar servicios de video. Lo que anticipa el futuroinmediato: Un nuevo capítulo judicial de una pelea que ya casi le consumió susdos mandatos.