Escraches kirchneristas

El Clarín camporista o la rendición final del relato

En su fase final el cristinismo transita la senda del ridículo. Un peligroso cóctel de fascismo y estupidez.

La estupidez plantea un desafío importante para los actoresque se dedican a la política. Se trata de una barrera infranqueable para el análisis.Las tonterías no se analizan, son sólo eso, tonterías. No hay estrategia ni cálculo debeneficios y costos. Es en ese sentido un verdadero anti modelo, refractario acualquier ideología.

La Cámpora venía bordeando ese sendero con intensidad. Perohoy se recibieron. Como esos viejos payasos que se estallaban la bolsa de talcoen la cara, tuvieron la genial idea de copiar una edición del diario Clarín contextos muy rudimentarios de ataques a los candidatos opositores Sergio Massa,Mauricio Macri y Julio Cobos.

Una faena con despliegue nacional, esta vez firmado yasumido por los camporistas, que incluyó el reparto de esta edición a cuatrocolores y de ocho páginas en estaciones de trenes, esquinas transitadas y otrosespacios públicos.

Disparate que inmediatamente fue amplificado por la agenciaestatal Télam, que conduce Santiago “Patucho” Alvarez, otro destacadointegrante de la “elite” camporista.

El operativo de desgaste fue la versión bufonesca del ataqueanónimo y agresivo que sufrió LPO, pero se inscribe en la misma lógica. Elperiodismo independiente y los políticos de la oposición son enemigos adestruir, no partes esenciales de cualquier sistema democrático moderno quecrea en la libertad de prensa y la alternancia en el poder.

Sin embargo, como viene ocurriendo con todas las iniciativasque surgen del grupo político que Cristina Kirchner eligió para transitar su último añoen el poder, constituye mas que un ataque “creativo” a los supuestos enemigos,una descripción implacable de las propias limitaciones.

Se trata en definitiva de una de las acciones más torpes quehaya cometido una agrupación política importante desde el regreso de lademocracia. Veamos:

- La firma del operativo coloca a la conducción deLa Cámpora –que es pública y conocida- frente al riesgo cierto de enfrentar denuncias de Clarín por delitos tan variados como apropiación de marca y violación de la ley de propiedad intelectual, sóloen el plano civil.

- También pueden enfrentar acciones penales porcalumnias e injurias tanto de los candidatos aludidos como de losperiodistas y humoristas que fueron ridiculizados y expuestos “firmando” textosy chistes de un nivel sólo equiparable a la estupidez del operativo.

- Expone de manera brutal el fenomenal manejo de recursos que tiene una organización supuestamente de juventud, capaz de concretar la impresión de cientos de miles de ejemplares tres ediciones a cuatro colores de un diario de ocho páginas.

- Es ademásun reconocimiento notable de la influencia en la sociedad argentina de Clarín,un diario que el kirchnerismo afirmó hasta el hartazgo que mentía y al queahora apela como “el medio” para parodiar lo que podría ser la edición del díaque asume el próximo presidente. Ese es acaso el mayor error que evidentementeescapó al entendimiento de los ideólogos de la maniobra. El metamensaje es queClarín es “el medio” de la Argentina. Un golpe irreversible al relato kirchnerista.

- Desnuda además la maniobra, que el cristinismocamporista cree imposible ganar las próximas elecciones y ya se imagina afueradel poder.

- Por otro lado, el ejercicio de anticipación deun futuro posible, por los temas elegidos, no hacen más que marcar a fuego todos los problemas que elpaís enfrenta AHORA: Pérdida de reservas, caída de la actividad productiva,crisis energética, inflación, inseguridad y falta de diálogo político. Hay en ese recorte de la realidad, más trabajo para Lacan que para el análisis político.

O sea, estamos ante un verdadero atentadopolítico al Gobierno, pero esta vez no se trata de un complot alentado por losterroristas de ISIS y/o el gobierno imperial de los Estados Unidos, sino apenas otra obra maestra de losvoluntariosos camporistas.