Inundaciones

Buena parte del trigo no servirá para hacer pan

Muchos lotes presentan enfermedades por exceso de lluvias y menor uso de tecnología.

Desde que el Gobierno nacional decidióintervenir el sector triguero en 2006/07, la Argentina experimentó todo tipo desituaciones inéditas respecto al abastecimiento y la comercialización de dichamateria prima (elemental para producir alimentos básicos).

Y pareciera que éste año no será la excepción.Todo venía bien: en la presente campaña 2014/15 el área de siembra de trigoaumentó a 4,10 millones de hectáreas, una cifra mayor a la registrada el cicloanterior cuando se sembraron 3,62 millones de hectáreas.

Tal como era de esperar, el kirchnerismofestejó con algarabía esta noticia y se lo enrostró a algunos dirigentes delsector rural que, antes del inicio de la campaña, estimaban una nueva caída enla siembra del castigado cultivo.

Pero luego apareció el impredecible factorclimático. El exceso de lluvias que se viene registrando en casi toda laprovincia de Buenos Aires en los últimos meses comenzó a complicar significativamentelos lotes sembrados durante el invierno.

Así fue como en los últimos días un informe dela Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA) advirtió que se perdieron un totalde 150.000 hectáreas de trigo en la zona sudeste de la provincia producto delas inundaciones.

El dato no es menor: el sudeste bonaerense(Cnel. Dorrego, Tres Arroyos, San Cayetano y Necochea) es la principal zonaproductora de trigo del país y además allí se cuentan otras 160.000 hectáreasmás con graves excesos hídricos.

Para peor, en este panorama, hay un dato interesanteque comenzó a correr en las últimas horas por los pasillos del sectoragropecuario y que empeora aún más el actual estado de situación del cereal.

La información que llegó a la redacción de LaPolítica Online está relacionada a la pérdida de calidad del trigo que traerácomo consecuencia que buena parte de la cosecha en diciembre/enero no cumplirálos estándares normales de calidad para producir pan.

Es que, al parecer, una gran cantidad deproductores trigueros de todo el país empezaron a detectar la aparición denumerosas enfermedades en sus lotes como consecuencia del menor uso detecnología para abaratar costos productivos.

“Comenzaron a aparecer las primeras alertaspor avance de enfermedades tales como manchas o roya, sobre todo en lotes que acumularon buena ofertahídrica durante un tiempo prolongado”, alertó la BCBA en su último informesemanal.

En tanto, un documento del Ministerio deAgricultura recomendó a los productores de trigo “monitorear permanentemente laincidencia y severidad de enfermedades”, “realizar controles tempranos” y “prevenirel fusarium”.

En diálogo con LPO, Débora Molina, encargadadel área de Investigación y Desarrollo de Granotec Argentina, explicó losriesgos del hongo fusarium: “Afecta la calidad comercial e industrial de lasharinas, degradando componentes importantes para los productos panificados ygenera toxinas perjudiciales para la salud humana”, dijo.

Así las cosas, lo cierto es que lasenfermedades que aparecieron causaron un alerta en los campos a poco más de dosmeses del inicio de la cosecha en un contexto en el cual el Gobierno sigue sinanunciar el monto del cupo exportable de trigo 2014/15.

En esta línea, el gran interrogante que pasapor la cabeza de los dirigentes rurales es si a fin de año -en caso de haberproblemas con la calidad del trigo- el Gobierno tomará la decisión de importar(algo a lo que Guillermo Moreno se opuso reiteradas veces).

De todas maneras, está claro que en cualquierdecisión que se tome, la política oficial está exclusivamente orientada arestringir las exportaciones para facilitar la compra de trigo por parte de laindustria molinera (cuyos representantes apoyan al kirchnerismo).

Larespuesta oficial

En este contexto, las inundaciones enterritorio bonaerense generaron nuevos roces entre el Gobierno nacional y elsector agropecuario. Pero en esta ocasión no fue el ministro de Agricultura,Carlos Casamiquela, el que salió a responder las críticas del campo.

Mientras Casamiquela se encontraba entregandofondos en Río Negro y apoyando al intendente de Gral. Roca, Martín Soria, elque salió a bancar la parada fue el secretario de Agricultura, Gabriel Delgado,un hombre que, a pesar de formar parte del Gobierno, se ganó el respeto delsector.

“Hay una construcción de un discursoapocalíptico del miedo sobre el normal abastecimiento de alimentos a causa delas anegaciones o inundaciones en algunas zonas de Buenos Aires”, dijo lapersona de confianza de Casamiquela.

“Algunas organizaciones y dirigentesvinculados con el sector agropecuario difunden informes con alertas sobreescasez de alimentos que lo único que denotan es su total falta de seriedad y,sobre todo, responsabilidad pública”, apuntó Delgado.

En su respuesta mediante un comunicado, elsecretario de Agricultura no se quedó ahí: “No hay metodología científica quepermita aseverar qué niveles de afectación tenemos, porque no se ha podidoacceder a realizar un muestreo de los campos”, dijo.

“Esta situación requiere de gestión, sinespeculación, por eso no estamos tirando cifras sin sentido, sino trabajandopara solucionar los problemas del productor”, agregó Delgado tras reunirse conintendentes bonaerenses y sobrevolar zonas inundadas.

Por último, el funcionario estimó que “lasimágenes satelitales indican que hay aproximadamente de 2,5 a 3 millones dehectáreas afectadas por anegamientos o inundaciones y se pueden estimar otras 3millones encharcadas o con falta de piso”.