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Macri se hace rogar y le pone un “mediador” a De Narváez

Alejado de Scioli, el Colorado intentó hablar con Macri en persona pero recibió la peor respuesta.

Distanciado de la buena relación que lo unía a DanielScioli, Francisco de Narváez intenta ahora encontrar nuevos socios políticosque le permitan recuperar su desgastada imagen y volver a estar en carrera para competir por la gobernación. 

Entre esos nuevos socios, elColorado marcó a Mauricio Macri y decidido se acercó él mismo al jefe deGobierno porteño y le manifestó la idea de retomar un camino juntos. Larespuesta, por lo extravagante, fue quizás inesperada: “Mejor hablemos a través de un mediador”, ledijo Macri.

Se sabe que el ex presidente de Boca Juniors y De Narváezrealizan su rutina física diaria en el exclusivo gimnasio Ocampo, de BarrioParque. Allí suelen cruzarse, alguna sonrisa de ocasión, algún saludo, pero nunca más queeso.

Sin embargo, esta vez el Colorado se acercó decidido haciael jefe de Gobierno y como buen empresario, sin preámbulos y yendo directo algrano, le dijo que debían retomar la alianza que les permitió ganarle a NéstorKirchner en 2009. Pero Macri, con el mismo perfil de empresario, tampoco tuvoreparos para rechazar de plano la idea y ofrecerle la frialdad de un mediador.

Ese mismo día, el jefe de Gobierno conversó con su amigoíntimo, Nicolás Caputo, y decidieron que ese mediador sea Andy Freire, unexitoso emprendedor que forma parte del equipo de asesores de Macri.

Freire es fundador de Officenet, la compañía de distribuciónde material de oficina que es caso de estudio en el mundo; Quasar Ventures, unfondo de inversión para América latina; y la consultora de empresas, Axialent.

Pero Macri fue más allá y reunió a un grupo de dirigentesdel PRO y les pidió que no mantuvieran ningún tipo de contacto con De Narváez.Que el único canal de diálogo sea a través de Freire. “Déjenlo que searrastre”, dijo.

El ocaso del Colorado

Mientras tanto, De Narváez mantuvo en los últimos díasalgunas visitas a La Plata y se lo vio en algunos bares a pocos metros de lagobernación provincial. Si bien no trascendió si mantuvo reuniones políticas,el ex titular de Casa Tía intentó mostrarse en lugares publicos.

En soledad, De Narváez sintió en su paso por la capitalprovincial el peso de los errores de la elección de 2013 y el auge del FrenteRenovador como fuerza opositora. Atrás quedaron esos días donde el Coloradobajaba de autos importados, rodeado de asesores y seguido por decenas deperiodistas.

Autoconvencido del poder de su imagen, de la necesidad deser el único líder y ante negativa de ser parte de otra fuerza, De Narváezsigue pagando el costo de sus sucesivas idas y vueltas, primero con Macri y después con Sergio Massa, a quien no quiso acompañar en las elecciones pasadas. Hoy,pese a su imagen en debacle, el Colorado mide 9 puntos y se ubica tercero enlas encuestas, claro detrás de Martín Insaurralde y Margarita Stolbizer.

La relación con Scioli no es la que De Narváez esperaba. Ensus planes estaba ocupar el ministerio de Seguridad bonaerense, una especie deplataforma para volver a intentar llegar a la gobernación. En su lecturapolítica, lo veía a Scioli distanciado del kirchnerismo y ahí encajaba sufigura como candidato a sucederlo.

Nada de eso ocurrió, hoy Scioli lo prefiere lejos, Alejandro Granados se afianzó en Seguridad y larelación entre ambos parece terminada.

Mientras tanto, su bloque de cinco diputados en laLegislatura ya no le responde. Algunos diputados de esa bancada trabajan conInsaurralde, otros negocian entre el hombre de Lomas y el PRO. Hace algunassemanas, el propio De Narváez viajó a Bahía Blanca y mantuvo una reunión conlos diputados Héctor Gay y Santiago Nardelli, y su única senadora: NidiaMoirano. A pesar de la foto, quedó claro que el destino de esos legisladores noestá atado al Colorado.

Mientras tanto, Scioli llevó al gabinete a sus referentesmás cercanos: Gustavo Ferrari, Natalia Gambaro, Gonzalo Atanasof. Ellos ahorason parte del sciolismo y ven al Colorado como parte de su pasado.