Recesión

Pescarmona ya empezó a despedir trabajadores de su planta de Mendoza

En los últimos días se acrecentó el ritmo de despido que ya llegan a 120. Para justificar el ajuste hablan de obras pérdidas en Venezuela.

La recesión es un dato realen todas las ramas productivas, con caídas de ventas que promedian el 30 porciento. Sin embargo, los empresarios todavía mantienen cierto temor reverencialhacia el gobierno de Cristina Kirchner y buscan ocultar el necesario ajuste queestán implementando.

Es lo que intentó hacer IMPSA,la mayor empresa metalmecánica del país y compañía de bandera de EnriquePescarmona, que la semana pasada despidió al menos a 20 trabajadores segúndenunció la filial mendocina de la UOM.

La situación de Pescarmonaya había encendido alarmas en el gobierno de Paco Pérez semanas atrás, comoreveló LPO, cuando la justicia brasileña mandó a la quiebra a su plantaproductora de equipamiento para energía eólica. Temían un impacto en la debilitadasede argentina de la firma.

Ahora fue otra mala noticiaproveniente del exterior, la que se utilizó para justificar el ajuste:Pescarmona acaba de perder la licitación para la construcción de la represahidroeléctrica Tocoma, en Venezuela.

El dato surgió a partir de20 despidos producidos en la planta central de IMPSA en la zona industrial deGodoy Cruz, sobre el carril Rodríguez Peña. El sindicalista Arnaldo Moyano, de laUOM, denunció que “ya van 120 en el año y 20 en la última semana”,.

El mediodía del jueves, unos100 trabajadores metalúrgicos mendocinos, entre empleados de IMPSA y de otrostalleres medianos y pequeños que ocupa el consorcio liderado por Pescarmona, realizaronun corte parcial en la principal avenida en la zona industrial mendocina.

Pero no es un caso aislado,pro más que busquen excusas en problemas “en el exterior”. El secretariogeneral de la UOM Mendoza, Luis Márquez, reconoció que el sector está pasandocon un momento “muy difícil y reveló que el ministro de Gobierno, RodolfoLafalla, convocó a una reunión para la semana que viene para analizar la crisis.

“No entendemos entonces porqué los despidos, si estamos haciendo gestiones en la Provincia y también anivel nacional para que IMPSA pueda mantener el nivel de actividad con obras enel país”, se quejó el sindicalista.

El impacto de la recesión

El gobierno de Paco Pérezviene manteniendo reuniones con distintos sectores de Mendoza que han sentidola caída de consumo. La semana pasada, Lafalla se reunió con el gremio de loscarniceros, hoteleros y gastronómicos para ofrecerles herramientas para que notengan que despedir empleados. El mismo día que se conoció el índice dedesempleo del Indec, en el que Mendoza aparece con un 4,8% de desocupación, lamayor tasa de la gestión Pérez y la más alta desde el 2011.

En ese marco, Lafallaconvocó para la semana que viene a la UOM y a la Asociación de IndustrialesMetalúrgicos de Mendoza (Asinmet) para analizar la crisis del sector y enespecial la que afecta a Pescarmona. Se trata de una situación delicada porque IMPSAencarga trabajos a más de 500 talleres metalúrgicos pequeños y medianos, por loque un parate de la empresa, pegaría muy duro en la economía provincial.

El propio vicegobernador,Carlos Ciurca, hombre fuerte del peronismo mendocino,

admitió la preocupación: “El tema de IMPSA ocupa a la Legislatura, alEjecutivo provincial y al Gobierno nacional por la defensa del empleo y lo quesignifica Pescarmona para Mendoza y Argentina. Vamos a pedir de buenos oficiostodas las gestiones que ellos puedan hacer para defender a esta empresamendocina que está transitando un difícil momento financiero”, sostuvo.

La preocupación delGobierno mendocino por la empresa comenzó hace tres semanas, cuando se supo quesu controlada Wind Power, dedicada a la energía eólica, había sido declarada enquiebra por un juez brasileño. Le achacaba la responsabilidad por no habercumplido con pagos por 4,6 millones de dólares.

En ese momento, lanoticia pegó fuerte en el Gobierno mendocino, encendiendo las alarmas, pero alos pocos días, Pescarmona informó que la quiebra se había levantado tras elpago de la acreencia a los proveedores que la habían demandado. Ahora, la “culpa”de la crisis no es la recesión que vive el país sino una represa perdida enVenezuela.