Futbol

M & M, lo que dejó el Mundial

Maradona o Messi, parece una revitalización desesperada por esa dialéctica con la que cada dos por tres se intenta dar sentido a nuestra vida nacional.

Pasó el Mundial, quedaron los sociólogos. Laresaca de cuando el Mundial se va es un fondo de olla también para losfamélicos que se quedaron con ganas de hacer el último pungueo de sentido. Garrapiñemos,entonces.

Empecemos por una constante: la sombra deMaradona sobre el infante Messi. En un plano, parece una revitalizacióndesesperada por esa dialéctica con la que cada dos por tres se intenta darsentido a nuestra vida nacional. Civilización o barbarie. Maradona, claro, segúnmuchos, sería el bárbaro, “el otro”, en esa apelación extenuante. Y Messi seríaun civilizado, un producto del mercado, un transgénico con una historiaborroneada, del que no se conoce demasiado la respuesta a la primera preguntade la literatura clasista y combativa: ¿de dónde viene: de una familia de clasebaja, de clase media, de clase media-baja? Messi no nos da esa precisión. Notrabaja para Manu Chao ni Kusturica, esos que nos quieren pobres, siempre.

Maradona está sobre-narrado ysobre-auto-narrado. Con justicia, con exceso. Maradona fue algo más que unjugador, y es algo más que un ex jugador. Fiorito, la Tota, Boca, las “nenas”, Nápoles,el gol con la mano, doping positivo, la adicción, la noche, Cocodrilo, larecuperación, el DT… Una película que se hace sola. Hipótesis del sociólogo Pablo Alabarces leídaen el Le Monde Diplomatique dedicado al mundial: con menos Estado, en la eraneoliberal, Maradona fungía de preservación del relato nacional y popular. Erauna lengua moral adentro de un cuerpo inmoral que representaba un peronismocontracultural de la década menemista. Algo así. Diego era portador recio delrelato de una forma de dignidad nacional en esa década distraída, según esascristalizaciones. Maradona sabía que estaba siendo encumbrado como Mito, eraautoconciente y por eso también codeó para estarse bajo la lluvia de lasregalías de su negocio. En eso anticipó las formas de izquierda populista deesta década. Millonario insolente en la guerra cuerpo a cuerpo de poder contrapoder. Si se dice la palabra “negocio” al revés, se dice hoy(oi) cogen. Bueno,Maradona hizo carne la letra de cumbia: “si nos organizamos cogemos todos”. Laprolongación de su juego, fuera de la cancha, fue inédita, y está hecha tambiénde sorpresa y habilidad. En los “me cortaron las piernas”, “la pelota no semancha” o “la tenés adentro” había lírica y agua del molino para los Dolina/Apode este mundo, en ese paisaje desforestado y retroalimentado donde todo es“ilusión y caída”, esa autopista asfaltada por sociologías y literaturas del deportepara hacer del Deporte un teatro griego, el gran cuento de la aldea que pintael mundo. Y “el mundo nos odia”, según el rezo maradoniano. (¿Y qué le hicimosal mundo para que nos odie, si somos agro-exportadores?)

Messi no sacianinguna sed de sentido, más que en el juego. Se gambeteó a esos también. Actúa con la sombra de Diego, porquesi Messi no tiene relato, hay que hacerlo espejarse todo el tiempo con Diego. ¿Quiénconoce su pensamiento íntimo? El fútbol es un juego. Como todo juego, estáhecho de invisibles (¿inconscientes?) repeticiones. Messi hizo un gol con lamano, al Españyol. E hizo “el gol de Maradona a los ingleses” al Getafe. Sueducación sentimental incluyó mirar una y mil veces esos goles religiosos, losmomentos en los que el fútbol, con Diego Armando Maradona, alcanzó su mayorcima. Es un “hablado” del cuerpo de Maradona, en algún sentido. Y es en esaparte, en esa parte en donde el cuerpo de Messi muestra sus “grabaciones”,donde brilla un sentido para todo esto. La parte menos dicha de la educaciónmaradoniana que también vale la pena: la parte en donde Diego fue, en su geniofutbolístico, una clase de perfección.

Lío nació un miércoles 24 de junio de 1987 en laciudad de Rosario. Vivió sólo trece años en el país, y en el 2000 se mudó a laciudad catalana “para siempre”. Barcelona pagó el alto precio del tratamientoque garantizara el desarrollo de Messi. En 2004, decidió no ser español. Ergo:ser argentino.

Se dice con prejuicio y también con ciertaverdad, que encarna “la generación play station”. Lío sin relato, sin héroecolectivo, depende su genio del juego y de la estructura del equipo. La carencia de relato, de tragedia,ese déficit narrativo me gusta. Lo hace más liviano. La ciencia puso su cuerpoa la altura de la historia del fútbol. Horror. ¿Horror? Es bárbaro que así sea.