Sindicalismo

El colectivero Fernández empieza a bajarse del próximo paro de Moyano y Barrionuevo

“No hay que privilegiar cuestiones personales”, advirtió a LPO. Buscar cerrar paritaria de larga distancia.

Mientras Axel Kicillof va y viene en su negociación con los buitres, Carlos Tomada y Noemí Rial, ministro de Trabajo y vice desde 2003, cierran las paritarias de transporte y ponen en jaque el paro que Hugo Moyano y Luis Barrionuevo quieren hacer después del mundial.

“No hay que privilegiar cuestiones personales y ver qué discusiones políticas hay que dar. No soy parte de este gobierno pero tampoco sé si es momento de un paro. Acá lo más importante es la unidad sindical”, le dijo a LPO Roberto Fernández, secretario general de la Unión Tranviaria Automotor (UTA), el gremio de choferes de colectivos y subtes.

Fernández y Omar Maturano, titular del gremio de maquinistas, garantizaron que Moyano y Barrionuevo pararan el país el 10 de abril, en el paro más grande que sufrió el kirchnerismo.

Lograron acercarlos por las broncas que arrastraban por las paritarias de 2013, cuando el Gobierno fijó un 24% que las empresas pusieron como techo. Ambos hablaban de un agotamiento de la relación con Florencio Randazzo, a cargo del Transporte.

Cristina tuvo que volver a las fuentes y pedirle a Tomada tomar cartas en el asunto. Como explicó LPO, el ministro lo hizo a su modo: en vez de poner topes que enfurezcan a los dirigentes, les pidió comunicar un aumento del 28%, el techo que pedía Cristina, pero le agregó sumas remunerativas y viáticos para que superen los 30.

Lo hizo con los ferroviarios y con los colectiveros de corta distancia. Con el mismo esquema, mañana esperan cerrar los choferes de larga distancia. Restan definir los subsidios necesarios para aumentar los viáticos, en un sector diezmado por la accesible oferta de pasajes aéreos.

A diferencia de Randazzo, Tomada aprovechó que Fernández siempre fue reacio a seguirle el rastro a Moyano, con quien no terminó en buenos términos en la CGT.

Por eso el 10 de abril no quiso ir a la sede de Azopardo a hacer un balance de la medida de fuerza. Y fue quien frenó la idea de Barrionuevo de hacer un paro de 36 horas a fines de mayo.

Cerca de Maturano advierten que será más duro. “Está furioso porque no suben el mínimo del impuesto a las ganancias. Si eso no cambia puede sumarse a un paro de Moyano”, aseguran.

En el Gobierno suelen recordar que nunca se actualiza Ganancias antes de cerrar paritarias, por lo que entre agosto y septiembre podría haber un nuevo retoque.

Con los colectivos en la calle, un paro ferroviario no logra dejar las calles vacías. Además, como la UTA agrupa también a combis y micros particulares, en abril paralizó las fábricas al impedirles trasladar personal. Barrionuevo y Moyano lo saben. Por eso insistirán en tenerlo siempre de su lado.