Geopolítica

Acorralada por Griesa, Cristina apuesta a una alianza con Putin

Envió a Julián Domínguez a reunirse con el mítico canciller ruso Sergei Lavorv. Putin quiere asegurarse alimentos.

Julián Domínguez estaba el jueves conautoridades de la Cámara de Diputados de Rusia (conocida como Duma) y lo sorprendieroncon una invitación: Quería recibirlo el canciller Sergei Lavrov, un mítico exdiplomático de la Unión Soviética artífice de la vuelta de su país al centro dela escena mundial.

Domínguez había llegado como parte del IIIforo parlamentario, junto a un contingente de la oposición y legisladores de más de 70 paísesde África, Asia, Europa y América.

Lavrov estaba interesado en hablar sobre laprovisión de Argentina de alimentos, un tema sobre el que Rusia está interesadaen reencauzar la deteriorada relación comercial en esa área –por la erráticapolítica agropecuaria del kirchnerismo que cerró mercados-.

El interés del canciller ruso en revitalizaresa vínculo responde a una particular coincidencia geopolítica, aunque porrazones muy distintas. Rusia transita el período de tensión más alto desde laGuerra Fría con Estados Unidos y Europa por su incursión en Ucrania.

Mientras que Argentina está ingresando en unasituación de conflicto con Estados Unidos por la decisión de la justicianorteamericana de respaldar a los fondosbuitres en el juicio contra el país; situación que Cristina Kirchner vive comoun ataque directo del sistema de poder norteamericano que ponen a la Argentinaante el riesgo de enfrentar un nuevo default.

Para confirmar esto último, en la reunión conJulian Domínguez, el canciller ruso se encargo de apoyar a la Argentina explícitamente en su peleacon los holdouts y en sus reclamos por la soberanía de las Islas Malvinas.

De hecho, al inicio de la crisis deUcrania Cristina utilizó el caso de Malvinas para denunciar el “doble estándar” de laspotencias occidentales que justifican las intervenciones militares en elextranjero propias y condenan las ajenas. Un tema que Putin se encargó de agradecerle con un llamado telefónico.

La relación con Rusia que naturalmente escomplementaria desde la económico –Rusia tiene vastos recursos energéticos ynecesita alimentos-, ingresa ahora en una zona de sintonía política. En otrostramos de la historia argentina, como durante la dictadura militar, la economíase imponía a la tensión geoestratégica para acercar a ambos países. Ahora conCristina, la sintonía empieza a ser más profunda.

Y se trata además de un movimiento más amplio de Rusia, que busca retomar su influencia en Latinoamérica, gracias a la buena sintonía que tejió con gobiernos como el de Cristina, Nicolás Maduro, Evo Morales y Rafael Correa, que por distintos motivos mantienen una relación de tensión con Estados Unidos.

El viaje de Julián Domínguez es acaso el másimportante de los que protagonizaron funcionarios argentinos, pero no el único.Hace poco el ministro de Planificación estuvo en Moscú encabezando unaimportante delegación, enfocada en los temas energéticos.

En este caso, Domínguez pudo hacer valer susconocimientos del área que le importa a los rusos, por su condición de exministro de Agricultura.

El enigmático Dr. No

El respaldo de Lavrov no fue un apoyo más paraCristina. El canciller ruso es considerado por los principales centros depensamiento estratégico de Estados Unidos como el verdadero artífice delresurgimiento de Rusia como potencia planetaria.

Y lo hizo en base a una estrategiaimplementada de manera implacable desde que tomó las riendas de la políticaexterior rusa en 2004. Su manera dereposicionar a Rusia en el mapa del poder mundial fue sencilla: Se opuso atodas las iniciativas internacionales importantes de Estados Unidos eInglaterra, lo que le valió el apodo de “Minister No”.

Sus negativas fueron una constante en elConsejo de Seguridad de la ONU, donde Rusia es uno de los cinco miembrospermanentes. Fue quien bloqueó los planes de ataque al régimen sirio de losAssad, iniciativas similares contra Irán e impuso los tiempos de la disputaentre su país y Ucrania.

Logró ser una pesadilla para sus colegas: elsecretario de Estado John Kerry vio caer una y otra vez sus iniciativas. Alcanciller británico David Miliband no le fue mejor: en 2008 elperiódico The Daily Mail reveló los insultos de Lavrov ante un intento de presión de su par británico.

El recorrido político de Lavrov empezó enplena guerra fría. Forjado como Putin en la más dura escuela del comunismosoviético, hijo de un armenio, fue escalando posiciones en el aparatodiplomático de la nomeklatura alcanzando a principios de los 80 la Representaciónpermanente de la URSS en la ONU. Esos años le sirvieron para conocer elorganismo que hoy hace bailar a su ritmo.

Putin lo llamó en 2004 y juntos iniciaron uncamino que llevaría a Rusia a recuperar el rol internacional que perdió tras lacaída del Muro de Berlin.

Argentina y los BRICS

En su pelea con las potencias occidentales,Putín busca apalancarse en las nuevas potencias emergentes, nucleadas en elacrónimo BRICS (Rusia, Brasil, India, China y Sudáfrica). La idea es sumara la Argentina a ese conglomerado, para cerrar la “ecuación alimentaria”

Fue Putin quien invitó a Cristina a la reunión que tendrán el 15de julio en Fortaleza, lo que disparó la posibilidad de fundar el BRICSA. Yhoy mismo confirmó que aprovechará su viaje a Brasil, para visitar BuenosAires.

"Argentina es uno denuestros socios clave en América latina", afirmó al recibir las cartascredenciales del nuevo embajador argentino, Pablo Anselmo Tettamanti.Declaraciones que fueron prolijamente amplificadas por los medios estatales.

Cristina parece entusiasmada con esta alianza,aunque se tropieza con la histórica cautela de los rusos a la hora de definirayudas concretas. En diciembre Cristina envió una delegación a Moscú y China asondear posibles inversiones en el país y acuerdos tipo swap que permitieranfrenar la caída de reservas. No lo logró y no tuvo más opción que devaluar.

Ahora con la Argentina cerca de quedar fueradel sistema financiero internacional, se habla de un nuevo acuerdo marco en elque Putín hará hincapié en el potencial de alimentos de Argentina. Rusia sufriólos vaivenes del kirchnerismo: En 2006 fue uno de los más perjudicados por lasuspensión de las exportaciones de carne.

En ese momento eran uno de los principalescompradores de vacas de alto peso, que dan una carne magra y despreciadaen el país. El presidente ruso quiere garantizarse esta vez que los compromisosque se firmen, se cumplan.