Córdoba

Ana Frank: otro dolor de "cabeza" para Mestre

El intendente reinauguró la estatua cuya cabeza había sido destrozada, pero la nueva Ana Frank no es muy fiel a la original.

Un fuerte dolor de cabeza le causó al intendente Ramón Mestre la reinauguración de la estatua de Ana Frank, que está colocada en una plazoleta a la salida de la muy transitada rotonda Plaza España, en el antes recoleto -y ahora estudiantil-, barrio Nueva Córdoba.

Esa estatua había sufrido un atentado hace un año, cuando vándalos destruyeron la cabeza de la obra que recuerda a la niña judía alemana que escribió sus memorias mientras se escondía de la persecución de los nazis. Está allí desde hace casi 20 años.

La nueva cabeza, y aún el nuevo torso, muestran una desproporción aberrante y el rostro de la niña no se parece en nada al de Ana Frank. La figura es más similar a un fornido muchacho.

El humor local ya llama a la obra como el Ecce Homo cordobés, en referencia a otro zafarrancho restaurador de un rostro de Jesús que se difundió por todo el mundo.

La obra fue inaugurada en un acto del que participó la Daia, institución que se encargó de pagar los gastos de los artistas, de sus ayudantes, y de los materiales.

En el acto, Mestre le entregó un reconocimiento al arquitecto Isaac Nahmias, presentado como el autor de la obra, aunque luego se conocería que sólo hizo la malograda restauración.

Desatado el escándalo, Nahmias aseguró que la cabeza que colocó es provisoria, que “tan horrible no es” y que está preparando una mejor; se presume que más parecida a la niña que se quiere homenajear.

Desde la Municipalidad, la subsecretaria de Cultura, Paula Beaulieu le contestó que desconocían el carácter provisorio de la cabeza, y que nadie puede volver a tocar esa obra que es patrimonio público, sin autorización.

Mientras tanto, el autor original de la obra, el escultor Carlos Belveder se ofreció a hacer otra cabeza.

Así, Ana Frank tiene varias cabezas para elegir.

Por ahora, la solución –provisoria también- que encontraron la gestión Mestre y la Daia es volver a tapar a Ana Frank, condenada nuevamente a la oscuridad, mientras se busca una solución definitiva que los aleje de las burlas.