La ministra de Seguridad fue al Senado y le costó leer por los nervios

Cecilia Rodríguez confirmó hoy en el Senado que es una ministra de Seguridad decorativa, sin otra misión que acompañar al secretario Sergio Berni cuando él lo requiera.

La ministra, al menos en los papeles, dio el discurso inicial en la Bicameral de Fiscalización de Órganos de Seguridad Interior, convocada para debatir sobre narcotráfico.

Pero lo hizo de la manera más amateurs: no sólo leyó textual un cuadernillo, que mantuvo a media altura, sino que por momentos se trabó y hasta se perdió en el apunte que tenía. “No sé como llegué a acá”, llegó a perderse.

Entrecortada, su ponencia plasmada en un cuadernillo, se basó en “10 ejes de trabajo” de su cartera. Habló de la “conducción política de las fuerzas de seguridad” y la “utilización de las capacidades operativas de despliegue de las fuerzas de seguridad”.

“El Estado nacional, desde la presidencia de Néstor Kirchner, aumentó las capacidades de despliegue de las fuerzas federales”, indicó la funcionaria y detalló luego el aumento del personal en Gendarmería (100 por ciento), en la policía federal (25 por ciento) y en la prefectura (45 por ciento).

Cuadernillo en mano, celebró la Policía Aeroportuaria, la “transformación tecnológica”, la “articulación” de las fuerzas federales de seguridad con otros actores y la “acción integral de trabajo contra la criminalidad organizada”,

“El ministerio de Seguridad tiene como prioridad la lucha contra el narcotráfico y la trata de personas, que es un problema transnacional”, leyó. Y se consideró artífice de "un avance en políticas de género". 

Durante la ronda de preguntas y respuestas casi no participó, pero por decisión propia. El radical Gerardo Morales le dedicó la primera tanda de preguntas sobre radarización y cuando Berni agarró el micrófono recordó que le había hablado la ministra.

“Yo te puedo responder que efectivamente los radares son temas del Ministerio de Defensa y después va a hablar Sergio que seguro sabe más que usted de narcotráfico”, se desautorizó a sí misma.

Para salir del paso, Miguel Pichetto tuvo que salir a hablar del trabajo del Invap en Bariloche, donde se construyen dos radares. 

Pronto todos los senadores olvidaron su presencia y hablaron con Berni, quien ni se molestó en hacerla participar.