Macri ante la oportunidad de ser el gran árbitro del 2015

El jefe de Gobierno podría inclinar la balanza hacia Massa o Scioli, si no logra consolidar una alternativa propia.

Marcos Peña fue el encargado de transmitir el credo oficial:El PRO esta decidido a pelear con sus propios colores en la presidencial delaño próximo, en eso que rotularon como “Tercera Vía”, en una copia muy pocooriginal de la creación política de Anthony Guiddens y Tony Blair.

Lo dijo esta mañana ante el gabinete ampliado a de laCiudad, donde agregó que la apuesta tendrá como base central, no el armadoterritorial, sino la relación directa con la sociedad a través de las redessociales y las plataformas digitales. Fue un mensaje también al ministro deGobierno, Emilio Monzó, que viene de cruzarse feo con Peña, porque no comparteesta estrategia que reduce su rol de “armador” de manera drástica.

De hecho, Monzó ya sufrió un downsizing brutal cuando díasatrás le notificaron que no sólo no será jefe de la campaña presidencial sinoque la administración de los recursos –que en el Pro estiman en 2000 millonespara el 2015- estará en manos del eficaz ministro de Espacio Público, EdgardoCenzón.

El discurso de Peña reedita las versiones de una fórmulaMacri-Michetti, ya que la diputada logra proyectar a buena parte del país suimagen positiva, que en Capital roza el 70 por ciento. Se trata sin embargo, deun credo que conviene tomar con pinzas, ya que en el Pro si algo falta son losrománticos de la política.

Por caso, Nicolás “Nicky” Caputo, el socio de todos losemprendimientos de Macri –incluida la política-, tiene una visión distinta:Propone ir a un acuerdo con Sergio Massa que les permita quedarse con parte delgabinete nacional, la vicegobernación de Buenos Aires para María Eugenia Vidal,la Ciudad y las gobernaciones de Santa Fe –Del Sel- y Entre Ríos –De Angeli- yacaso la vicepresidencia. Hombre de negocios también incluye en el repartoimaginario, avances en áreas estratégicas, como por ejemplo la energía.

Macri quedaría entonces como el hombre de “reserva” de lademocracia, sentado sobre un formidable aparato político económico –queincluiría diputados, senadores, intendentes y legisladores provinciales-, quepodría volver a pelear la Presidencia en cuatro u ocho años.

EL jefe de Gobierno por ahora escucha, aunque en suintimidad prefería en última instancia, apoyar a Daniel Scioli a quien lo uneuna amistad de más de 30 años. Macri quedó muy dolido por lo que entiende fueun maltrato gratuito de Massa en el cierre de las elecciones de Octubre, cuandonegó públicamente el acuerdo que habían sellado. Y no pierde la oportunidad dehablar mal del ex jefe de Gabinete, ante distintos interlocutores. No es Macriun hombre acostumbrado al ninguneo.

Sin embargo, un acuerdo con Scioli que fue el soportecentral de los 10 años del kirchnerismo y se reivindica como su continuidadmejorada, implicaría un volantazo muy extremo del PRO, incluso para la volublepolítica argentina. Ese es el impedimento estructural al acuerdo con Scioli.

Mientras esto ocurre es lógico que Peña insista en la“Tercera Vía”. Se trata del mismo juego que hoy juegan todos lospresidenciables y que se extenderá hasta fines de año. Esto es: Acumular todolo posible para sentarse en mejores condiciones en una eventual mesa denegociación.

Son los famosos términos de intercambio o apelando a unafigura del boxeo, los candidatos está en etapa de ganar peso, esforzándose porsubir de categoría.

Macri hoy mide alrededor de 15 puntos, esto lo convierteinstantáneamente en el árbitro de una pelea de Massa y Scioli. La gran preguntaes cuando es el momento exacto de poner en valor ese capital. La tesis deCaputo es conservadora y contundente. Hay que hacerlo antes de la primaria,después si Massa o Scioli se despegan ya será tarde, o en todo caso el preciode lo ofrecido caerá.

Desde el massismo lanzaron incluso una oferta tentadora:Presentar dos boletas en las PASO con las fórmulas Macri-Massa y Massa-Macri yque sea la gente la que dirima. Esto se planteó porque la ley tiene un defectoque acaso se subsane en los próximos meses: El que se presenta y pierde, luegono puede ser elegido como vice, como ocurre, por caso, en Uruguay. De cualquier manera, la norma actual tampoco permite en su art. 22 presentarse en dos boletas. Alquimias.

Por supuesto, que si Macri logra levantar su intención devoto y merodea los 20 puntos –esa es la apuesta de Peña-, puede aspirar contodo derecho a ser uno de los dos del ballotage. Pero hasta ahora no pasó.

“Si no superamos los 15 puntos es ridículo seguir hasta el finalpara ser la nueva Ucedé y convertir a Macri en Alsogaray”, sintetizó concrudeza una rara avis del Pro, que aúna pragmatismo y pasión por la política.

La tentación de la construcción propia, argumentada hoy porPeña, proyecta una bancada de 50 diputados para el 2015 y entre 6 y 8senadores. Es obvio que esto lleva a preguntarse como se hace para gobernar laindómita Argentina con una base institucional tan endeble –y con el peronismoafuera del poder-.

No vale la pena discutir las apelaciones generales a labúsqueda de “consensos” que hace el macrismo para saldar ese gap. El peronismoya demostró como actúa cuando está afuera del poder y en todo caso, no existeconsenso posible con un animal salvaje que te mira y cuenta bifes de costilla.

La opción de sumarse a las PASO de Unen, el plan que tironeaMonzó, tiene mucho de voluntarismo por una sencilla razón: Macri mide bastantemás que los presidenciables de esa coalición, que como corresponde, argumentanque no llegaron hasta acá para entregarle años de trabajoso bordado al líderdel PRO. Esa es la realidad cruda detrás de los remilgos ideológicos queenarbolan.

Como sea, estas primeras definiciones de trazo grueso –quienhace alianza con quien-, que moldearan los contornos de la elecciónpresidencial, se cristalizarán según la mirada de los actores involucrados,antes que termine este año. Cuando los candidatos se enfrenten con la horacrítica de subirse a la balanza.