Diego Guelar

“Brasil debe ponerse al frente de la negociación con China antes que sea tarde”

El ex embajador publicó un libro sobre el desembarco chino en América del Sur, que según su mirada marcará el futuro de la región.

 Laoficina ubicada a pasos de la Plaza San Martín tiene esa elegancia francesa dela Buenos Aires de antes. Pisos de pinotea, tapices europeos y mapas de laépoca de la colonia. Diego Guelar acaba de publicar un libro que repasa de manera exhaustiva el desembarcode China en América del Sur. El texto es a la vez inquietante y optimista.Guelar insiste en subrayar la necesidad de unir la región detrás de Brasil paradar vuelta una relación comercial muy desigual y básicamente de naturaleza “extractiva”. Cree que la oportunidad es inmensa, pero sinose equilibra la relación “Mis nietos van a estar combatiendo el imperialismochino, como nosotros hicimos con Estados Unidos”.

Exembajador ante la Unión Europea, Brasil y Estados Unidos durante el menemismo,es hoy asesor en relaciones internacionales de Mauricio Macri. Elegante yconversador, elude cuidadosamente cargar las tintas sobre el kirchnerismo,aunque sus juicios sobre el lugar que ocupa hoy la Argentina en el mundo sonimplacables y acaso desoladores.

¿Queopina de ese nuevo lugar común que afirma “China puede ser o es para Argentina,lo que Inglaterra fue en el siglo 19”?

Escomo decir, si mi abuela tuviese rueditas sería una bicicleta. No se puedecomparar situaciones historicas diferentes. En aquel entonces veníamos de unapotencia colonial que nos dio origen, España, que luego fue reemplazada en lo económico porInglaterra y después por Estados Unidos. En todo caso la pregunta es si China va areemplazar el rol que tuvo Estados Unidos en la región. Yo diría que hay componentesmuy distintos. China no aparece como una potencia hegemónica, viene a aprovisionarse,el gran flujo con la región es hierro, soja, cobre, petrolero y ahora también empiezancon bauxita en Guyana y Surinam. Es el abastecimiento de una Nación que prontoalcanzará los 1500 millones de habitantes.

¿Esemercado extraordinario no es a la vez una oportunidad y el riesgo de unadependencia?

Sinlugar a duda hay una dependencia. Pero ya no estamos en la época colonial, elmundo ya no se piensa en términos coloniales sino globales. Lo que nos estáfaltando es la respuesta en bloque de la UNSAUR para negociar con China. Nocomo iguales, pero al menos con la suficiente masa crítica para entablar una negociación.

Usteden su libro acepta en ese sentido que Brasil debe ser el líder de ese bloque…

Si,pero hablo de un Brasil comprometido con liderar y cumpliendo un roldemocrático, no imperial. Simplemente por su masa crítica de población yterritorio ellos son los que deben ejercer ese rol.

Osea que da por superado el debate sobre someterse o no al liderazgo brasileño

Alrevés, yo los critico por su falta de liderazgo. Pido más liderazgo, porqueestamos muy demorados en avanzar hacia la construcción de un bloque que negociecon China antes que sea tarde y estoy hablando de un proceso que se define enlos próximos cinco años, después ya será tarde. Errores políticos de Brasil hanpermitido una fractura entre la alianza del Pacífico y Brasil, que se quedo conVenezuela y Argentina. México avanzó por esa falta de liderazgo y armó unaalianza con Perú, Colombia y Chile, que son países del área sudamericana y quenaturalmente debería liderar Brasil.

Sinembargo, en la clase política argentina no comparten esa certeza sobre la inevitabilidaddel liderazgo brasileño…

Hoyestamos a la deriva, Argentina no es una actor importante ni en la región ni elmundo. Forma parte de nuestra decadencia de las últimas décadas y esta hapermitido que los actores globales no tengan ni siquiera en cuenta el rol de laArgentina. Nosotros tenemos que subirnos al carro, pero pensar en un proyectoPacífico sin Brasil es una estupidez. Brasil tiene como principal sociocomercial a China. Entonces hacer una alianza del Pacífico sin Brasil es unalocura. Lo lógico, viendo Sudamérica, es que sea bioceaniaca con una posibilidadde desarrollo en el Pacífico mayor que en el Atlántico, porque las relacionescon Europa y Estados Unidos ya no tienen dinamismo.

Ensu libro afirma que la relación con estos viejos socios comerciales hoy estánlimitadas por las inflexibilidades de sus propias economías...

Exacto,cuando vos ves nuestra estructura productiva y ves las prioridades de Europa oEstados Unidos las oportunidades que tenemos en esos mercados son pocas. Siponemos 1000% de esfuerzo, aumentamos 1% el comercio.

EstadosUnidos

Asícomo habla de un polo Latinoamericano liderado por Brasil, menciona en unfuturo próximo otro que va desde Panamá hasta Canadá liderado por EstadosUnidos ¿De verdad cree que Estados Unidos va a desentenderse de Sudamérica ydejar que China sea la potencia gravitante en la región?

Yono creo en las teorías conspirativas. La realidad es que el Mar Caribe es elsur de Norteamérica y el norte de Norteamérica es Canadá. Hay una realidad norteamericanay una realidad europea. Claramente Sudamérica no está en Norteamérica ni en Europa.Entonces no es que esté bien o mal, es simplemente donde está nuestra casa. Si vivísen Lomas de Zamora no sos vecino de alguien que vive en San Isidro. Y no es unacuestión filosófica. Sudamérica tiene una masa crítica propia. De recursos, deeducación, hoy de desarrollo institucional, pero todavía tiene que configurarsea sí misma.

Loque enuncia parece una revisión crítica de las relaciones carnales, de laalianza con Estados Unidos que quiso hacer Menem…

Esofue un error histórico. No se puede pensar la Argentina como si fuese México,pretender competir con México en la relación con Estados Unidos es unaridiculez. Lo discutí siendo embajador en Estados Unidos, en aquel momento yorecibo una carpeta de la propia Cancillería que dice que podíamos tener unarelación más intensa que México con Norteamérica. Era un error que seconstataba con sólo mirar el mapa.

"Las relaciones carnales fueron un error histórico. No se puede pensar la Argentina como si fuese México. Lo discutí siendo embajador en Estados Unidos, en aquel momento yo recibo una carpeta de la propia Cancillería que dice que podíamos tener una relación más intensa que México con Norteamérica. Era un error que se constataba con sólo mirar el mapa."

¿Entoncescree que Estados Unidos va a permitir esta doble cesión del liderazgo: Primeroa Brasil y después China?

Nolo puede evitar, sólo hay que mirar los datos. Ver los números de lasrelaciones comerciales, el comercio entre China y América del Sur creció de10.342 millones de dólares en 2002 a 167.162 millones en 2012. China ya es elprimer socio comercial de Brasil, Chile y Perú y el segundo de Argentina,Colombia, Venezuela, Ecuador y Uruguay. La velocidad del proceso es imparable.Entonces la pregunta en todo caso es: ¿Nuestro interés cual tiene que ser? Elequilibrio.

¿Vuelveuna y otra vez a este concepto, qué tan grave es la situación actual?

Hayun desequilibrio absoluto. Y eso es peligrosísimo. Si en los próximos 5 años(no hablo de los próximos 100), esta progresión continúa va a ser muy difícilnegociar con China para cada uno de los países. Imposible. Porque no hayninguna duda que ese ese el destino si yo te aprovisiono lo tecnológico y te dedoy créditos que es a su vez, una forma de inversión, que es lo que hace Chinacon la región a cambio de commodities. O sea te cambia financiamiento porpetrolero, soja o hierro. ¿Pero le tenemos que pedir a los chinos que cambien? No,ellos no están haciendo ninguna cosa rara, imperial o colonial. Necesitanhierro, necesitan petróleo y lo pagan. Son muy buenos clientes y son exigentes enla negociación. Pero decir que esto es un fenómeno colonial no es correcto.Ahora, si no equilibramos esta relación, podemos ver el futuro en la Venezuelade hoy. China ya tiene prestados 45 mil millones de dólares a Venezuela.

Dehecho, suele afirmarse que en rigor el petróleo de Venezuela hoy es de China…

Lapregunta es entonces: ¿Qué va a pasar con China si Venezuela, el chavismo, enfrentaun quiebre político-institucional?

Buenapregunta ¿Qué cree que puede pasar?

Yolo estoy viendo desde el punto de vista global, y me parece que en ese momentova a aparecer la política, el rol político de China en la región.

Imaginoque si su hipótesis se confirma, China no aceptará graciosamente que ledesconozcan su deuda…

¿Exacto,qué van a hacer los chinos? ¿Le van a perdonar la deuda a Venezuela? No. Hayque entender que estamos ante un fenómeno nuevo. Por eso el título del libro,que a algunos amigos chinos no les gustó -que originalmente era “El desembarcochino en América del sur”- se transformó en “La invasión silenciosa”. Es untítulo perfecto, porque todo esto que yo planteo está como intuido, pero cuandole ponés la dimensión económica, los números reales, decís: “Ah la pelota”.

Osea, que esta China que aparece como un gigante benévolo, que se mete pocoen las grandes peleas internacionales,en algún momento puede mostrar otra cara...

Vaa aparecer. Lo que va a marcar la frontera es Venezuela. Con los números actuales,en Venezuela vamos a ver el primerconflicto grave entre EEUU y China. La política va a aparecer como consecuenciade los intereses chinos en la región. Hoy ya tienen una torta de más de 100 milmillones de dólares en la región, que si tienen que salir a defenderpolíticamente, lo van a hacer. Y no le podemos pedir que no lo hagan. Hay queentender que en esta nueva realidad universal, la integración sudamericana tiene como objetivo prioritario elequilibrio del sistema de relacionamiento con China.

"La integración sudamericana tiene como objetivo prioritario el equilibrio del sistema de relacionamiento con China."

Valoragregado

Seentiende la idea de equilibrar la relación con China, pero en los papeles esosería aportarle más valor agregado a lo que vendemos. ¿Fácil de decir y dificilde hacer no?

Yohablo de ejemplos muy sencillos o primarios. Entre Brasil y Argentina somosgrandes abastecedores de soja a China. ¿A donde va a esa soja? No va a losbrotes de soja de los restaurantes de Pekín. Va como comida para los chanchos,que es la principal carne que consumen los chinos ¿Cual debería ser el objetivode una negociación a largo plazo? Deberíamos a apuntar a un esquema de aquí a10 años, incluya un tercio de cerdos, procesados con inversiones frigoríficas argentinaso chinas o mixtas o de un señor alemán. Es decir que produzcamos chanchos paravenderle a los chinos. Después un tercio de alimento balanceado para esoschanchos y sólo un tercio de soja sin procesar.

Suenamuy lindo ¿Pero los chinos aceptan eso?

Paraque lo acepten, por lo menos hay que plantearlo.

Claro,pero miremos el caso del aceite de soja, ellos primero compraban el aceite ydespués empezaron a armar sus plantas, lo que es lógico, porque ellos quierencomprar la materia prima y guardarse el proceso industrial que genera empleo yvalor agregado…

Eslo interesante de este proceso, nos fuerza a hacer lo que tenemos que hacer.

Peropodría ser que no lo hagamos, como tantas veces.

Entonces,calavera no chilla. Los chinos están haciendo lo que nosotros queremos quehagan. No vienen con ejércitos, ni con curas, ni con adoctrinamiento, nada deeso. Vienen con plata para comprar lo que necesitan. Son buenos clientes. Punto. El desafíonuestro es estar a la altura de eso, de una relación que tiene un 20 o 30 porciento anual de crecimiento en inversión y en comercio a nivel regional, algo inédito.

Faltacoordinación en la región para imponer un acuerdo de ese tipo…

Claro,no existe.

¿Porqué?

Porla diferencia entre el discurso y la realidad que nos caracteriza, y estamos sobre todo ante unaresponsabilidad brasilera. Si hay algopara criticar no es el espíritu avasallante e imperial de los brasileros, sinosu falta de iniciativa.

Algunoscomo Kirchner pensaban que se podía salir de esa dinámica triangulando, esdecir metiendo a México en la ecuación…

Ahítambién tenemos más discurso que realidad. Como aquellos que dicen: “Tenemosque tener una relación con India para equilibrar a China”. Puedo decir eso, perola realidad del comercio, de los números, va por otro lado.

Paraque se entienda, los autos que los mexicanos mandan a Estados Unidos se hacencon componentes que vienen de China. O sea, México es parte de la relación deEstados Unidos con China. La realidad es esa y el esquema sudamericano no tienenada que hacer ahí.

¿Entonces,China puede ser un vehículo para alcanzar el desarrollo en la región?

Esodepende de nosotros. China nos aporta un mercado súper dinámico con capacidadpara abastecernos de muchas cosas, que ya no responde a la dinámica europea oamericana que sólo nos deja un espacio marginal. Acá tenemos un mundo pordescubrir.

¿Peroes posible que si no logramos transformar lo que le vendemos, se cumpla suprofecía de ver a nuestros nietos pelear contra el “imperialismo chino”?

Claro,nosotros producimos commodities, que tienen un bajo impacto en la creación deempleo urbano. En 15 años el 80 o 85 % de la población de Sudamérica va a estaren las ciudades. Hoy la producciones desoja, petróleo, hierro y cobre y bauxita no te genera la cantidad de empleopara mantener a 400 millones de habitantes que van a vivir en ciudades.

¿Nuestra clase dirigente está preparada para superar ese desafío?

Yocreo que está funcionando mejor. Pero insisto, la clave es Brasil, por lo quesignifica ser el país central en el proyecto sudamericano. Chile, Paraguay, perse, no son países que tengan la masa crítica en el sentido geoestratégico parapoder hacer que la federación de naciones sudamericana funcione como tal. Lafuerza para plantear una negociación única debe surgir de Brasil. La economía,la política, no nacen de los arboles. Hay que tener una intencionalidad paraconstruirla.

Algunos,con algo de egocentrismo, dicen que en realidad esto no ocurre por culpa de laArgentina, porque somos terribles, porque rompemos los acuerdos.

Somosun actor negativo, no hay ninguna duda. Pero hay otros factores. Por ejemplo, Perúy Colombia, que están enterrados en la discusión de la frontera marítima,hicieron una mesa de cobre para negociar con China y aquí nunca hubo unapropuesta brasilera de sentarse con nosotros para armar una negociación sojeraen conjunto hacia China. Una cosa es que nosotros hayamos sido un factornegativo, otra es que seamos el monopolio de lo negativo. Eso es por supuestouna exageración. Las equivocaciones de Brasil no las generamos nosotros, son deBrasil.