Venezuela

Maduro: Si cree en la democracia, libere a Leopoldo Lopez

Conozco a Leopoldo hace diez años. No es un fascista como lo acusa Maduro. Fundó un partido de centroizquierda democrática. Dedicó su vida a evitar que Venezuela cayera en el autoritarismo.

Leopoldo Lopez no es un fascista como llama Maduro, todo lo contrario. Es un joven político democrático que esta luchando por uno de los derechos humanos elementales: El poder manifestar sus opiniones libremente y reclamar ante las autoridades.

Conozco a Leopoldo desde hace por lo menos diez años cuando el era el alcalde del Chacao, una de las comunas en que se divide el Gran Caracas y yo asesoraba a la oposición venezolana en una de las tantas elecciones en las que se impuso el extinto Presidente Chavez. Hemos hablado muchísimo sobre el futuro de nuestros países y puedo asegurar que siempre pensó en que la única forma de acceder y mantenerse en el poder era a través de las elecciones y respetando la voluntad popular. Para eso fundó un partido político nuevo, que no estuviera contaminado de las practicas y mañas habituales de la política venezolana. Ni las del chavismo, ni las del corrupto sistema que regia antes de la llegada del caudillo. Un partido que muchos consideran de centro izquierda democrática, nada que ver con el fascismo del que se lo acusa.

Lopez es un hombre muy preparado que dedicó su vida entera a la lucha por sus ideales y a intentar que su patria no avanzara peligrosamente hacia el autoritarismo, un camino en el que la nación bolivariana parece encaminarse sin retorno.

A lo largo de su carrera siempre privilegió su patria antes que los honores y títulos. Considera que para ganarle al chavismo no había que solo hacer oposición, sino que había que superarlo. Ofrecerle algo mejor a todos sus compatriotas. Actitud que ha parecido molestar de sobremanera al régimen gobernante que lo viene persiguiendo desde hace años. Así fue proscripto para poder ocupar cargo electivo alguno por varios años a raíz de una causa muy controvertida montada por la justicia adicta al chavismo sobre unos asuntos de menor importancia. Una practica detestable pero muy eficiente para sacar de la carrera a peligrosos contricantes. A pesar de ser una de las tres personalidades mas populares de su país, cuando se dio cuenta que el gobierno no escucharía ninguno de los numerosos reclamos que tanto en Venezuela como en el resto del mundo se hacían para reveer la situación, incluyendo una muy dura condena de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, decidió deponer su precandidatura a presidente y apoyar la de Henrique Capriles.

Sus posturas modernas y directas le han granjeado el apoyo de millones de jovenes, especialmente estudiantes, que consideran que su patria se va desangrando en peleas interminables, ineficiencia económica, corrupción generalizada y en una espiral de violencia domestica, ahora agravada por la propia acción del Estado. Todo sumado a la negativa gubernamental de siquiera atender los reclamos relacionados con la propia ilegitimidad de origen del mandato de Maduro, algo que dividió las aguas en el seno mismo de la oposición.

Por todo ello, miles de jovenes decidieron salir a las calles. Como el Papa Francisco lo sugiriera en Rio de Janeiro, a hacer ruido. A protestar por lo que ellos consideran injusto y que debe ser cambiado. Pero el manual castrista que se sigue a rajatabla en Caracas, no permite tolerar disidencia alguna. Mucho más si es espontánea y multitudinaria. La calle debe ser solo de ellos. Así el régimen se saco la careta y mostró su peor rostro. Tal cual sucediera en etapas similares en los fallidos experimentos sociales de la Union Soviética, Europa Central, Vietnam, China, Corea del Norte y la propia Cuba, reprimió a diestra y siniestra utilizando todo el poder del Estado. López se puso al frente de los reclamos y eso le ha costado su propia libertad. En vez de escapar o esconderse como le sugería el propio régimen, dio la cara y afrontó las consecuencias.

Presidente Maduro, no siga adelante con esa represión indiscriminada. Si usted dice ser demócrata y seguidor de las ideas de libertad de Bolivar o San Martín, ordene a sus empleados judiciales que liberen a Leopoldo Lopez ahora mismo. Un pedido que hay que hacer extensivo a algunos otros líderes de la región, incluyendo nuestra Presidente, que otra vez salieron, casi sin escuchar razones, a apoyar a ciegas al sucesor de Chávez. Si no estaremos en todo el derecho de compararlo con los peores dictadores que han asolado nuestro continente. Leopoldo es su prisionero político y de seguir injustamente preso, quedara bien en claro quien es el verdadero fascista.