El Gobierno cooptó a Quebracho y ahora es su grupo de choque favorito

El movimiento que se define como revolucionario se convirtió en un brazo del kirchnerismo. El papel de Milagro Sala.

Quebracho, nacido hace dos décadas como un “Movimiento Patriótico Revolucionario”, se convirtió en una de las fuerzas de choque preferidas del kirchnerismo.

Los militantes de Quebracho encabezaron por tercera vez en menos de una semana una manifestación en respaldo a las políticas del Gobierno de Cristina Kirchner.

El jueves pasado, los militantes de Quebracho se manifestaron en la estación de servicio de la empresa Shell ubicada en la esquina de Independencia y Lima. Con el uso de pancartas con las proclamas “A los 90 no volvemos”, los manifestantes atacaron a uno de los principales enemigos del Gobierno, Juan José Aranguren, el presidente de Shell que fue culpado por el kirchnerismo de provocar la devaluación del mes pasado.

Un día después, tras el apoyo del Gobierno nacional al presidente venezolano, Nicolás Maduro, por los hechos de violencia contra estudiantes en el país bolivariano, Quebracho fue una de las agrupaciones que marchó a la embajada de Venezuela para denunciar una “operación del imperio" y respaldar al sucesor de Hugo Chávez.

En tanto que hoy Quebracho salió a defender a la campaña "Precios Cuidados" que obsesiona a la presidenta y escrachó a la cadena de supermercados de Alfredo Coto afuera del comercio de la calle Agüero al 700, frente al shopping del Abasto. “Coto, yo te conozco, ladrón", "A los '90 no volvemos" y "no a la inflación" eran algunos de los carteles que mostraban los manifestantes.

En los escraches a Coto y Shell, los manifestantes de Quebracho portaron palos y capuchas, una costumbre muy alejada a la que tienen las agrupaciones kirchneristas como La Cámpora o el Movimiento Evita.

Para sus últimas campañas contra el sector empresario, el Gobierno pareció a gusto con la estética de la agrupación revolucionaria que se hizo célebre por sus acciones contra el “sistema”, en las que no escatimó en el uso de la violencia, a tal punto que su líder, Fernando Esteche, está preso desde diciembre tras haber sido condenado por prender fuego en 2007 un local del ex gobernador de Neuquén, Jorge Sobisch, tras el asesinato del docente Carlos Fuentealba.

Curiosamente, pese a portar palos y esconder los rostros, en todas sus apariciones recientes los manifestantes de Quebracho estuvieron escoltados por un fuerte operativo de la Policía Federal. Sus acciones estuvieron prácticamente coordinadas con la Policía y no se registraron incidentes.

El nexo con el Gobierno

Esteche fue detenido en diciembre en la puerta de la Facultad de Periodismo de la Universidad Nacional de La Plata.

En esa facultad es profesor titular de una cátedra, cargo al que llegó gracias a la decana de Periodismo, la ultrakirchnerista Florencia Saintout, que accedió a una banca de concejal en octubre pasado tras encabezar una colectora del Frente para la Victoria que el kirchnerismo armó para sacarle votos a Gabriel Bruera.

Antes de la detención, Esteche realizó una conferencia junto al vicegobernador bonaerense, Gabriel Mariotto y el dirigente piquetero Luís D'Elía, que le manifestaron su apoyo.

Una vez en la cárcel, el líder de Quebracho recibió la visita de la jujeña Milagro Sala, la número uno de la Tupac Amaru, otra agrupación ligada al kirchnerismo. 

En 2009, Esteche había movilizado a Quebracho hasta Jujuy para apoyar a Sala en un enfrentamiento meditático con el senador radical Gerardo Morales. Sala y Esteche también compartieron marchas en Buenos Aires.

Fuentes del kirchnerismo aseguraron a LPO que Sala es quien quedó al frente de la “franquicia” Quebracho desde que Esteche está en la cárcel.