Peronismo

Bronca de los gobernadores con Capitanich porque se subordinó a Máximo y La Cámpora

Esperaban que imprimiera “racionalidad” al Gobierno, pero terminó subordinado al hijo de Cristina Kirchner.

Los gobernadores están furiosos con Jorge Capitanich porque lejos de ser un representante de los intereses de las provincias en la Casa Rosada terminó subordinado a las órdenes de Máximo Kirchner y La Cámpora.

Le cuestionan que se haya plegado a las iniciativas mas destructivas del Gobierno, cuando se suponía que era quien iba a imprimirle “racionalidad” a la gestión. Pero la desilusión se transformó en bronca cuando esta semana se animó a negar los problemas financieros de las provincias, desvirtuando de manera ostensible los datos duros de giros de coparticipación.

La bronca se disparó ayer cuando Capitanich salió en su conferencia de la mañana, al cruce de una nota de La Nación que detallaba las complicaciones presupuestarias de las provincias.

El artículo no hacía otra cosa que reflejar tan problemas reales que surgen de las propias asimetrías admitidas por el gobierno: La suba de los costos de la obra pública y la devaluación, que les elevó las deudas a las provincias.

Capitanich se defendió argumentando un supuesto aumento de las transferencias a los distritos de entre 30 y el 40%, sin especificar cómo fueron distribuidos y en qué conceptos.

Y anunció que la devaluación dará más ingresos por el fondo sojero, una caja armada con el 30% de las retenciones pero distribuida bajo parámetros de la coparticipación federal, lo que le asigna menos dinero a las provincias que producen soja.

La pelea con Máximo

Capitanich llegó a la jefatura de Gabinete en noviembre con la misión de revitalizar el gobierno de Cristina, con conferencias matinales y una hiperactividad que el cargo había perdido.

Los gobernadores que nunca lo quisieron demasiado por su individualismo lo aceptaron como un mal menor, pero ahora ven confirmadas sus peores presunciones.

“Es el empleado del mes”, confesó a LPO un dirigente de trato frecuente con los gobernadores peronistas, que repite el mote que empezó a recibir de sus pares el chaqueño.

“Hace todo lo que piden Máximo y La Cámpora sin chistar”, agregó la fuente.

El hijo de la presidenta ha tomado en los últimos meses un rol impactante en el Gobierno. Concentra casi todas las decisiones y es el filtro de cualquiera que quiera acceder a Cristina.

Capitanich luego de varias desautorizaciones públicas, terminó subordinado a Máximo, pese a que en el pasado intentó enfrentarlo. En 2011 casi termina a las trompadas con él cuando le impuso la lista de diputados del Chaco.

El proyecto presidencial

Sus ansias por ser candidato presidencial lo llevaron a aceptar la jefatura de Gabinete, pero pronto empezaron los problemas.

Su primer tropezón fuerte lo tuvo durante el inicio de la revuelta policial en Córdoba, cuando intentó enviar gendarmes y una orden fulminante de la Quinta de Olivos lo hizo retroceder.

Ese día, comentaron a LPO allegados al chaqueño, amagó a renunciar pero lo habría frenado con una clara advertencia: “No te va a salir gratis irte, se termina tu carrera política”.

La represalia prevista sigue vigente: Cortar toda asistencia financiera al Chaco. Capitanich tuvo el cuidado de pedir licencia y puede volver a asumir como gobernador. Pero una salida en malos términos del gabinete la pagaría enfrentando una crisis de gobernabilidad en su propio territorio, que depende de manera sustancial de los aportes de la Nación.

“El Coki es un rehén, ahora la única que le queda es fugar para adelante”, explicó a LPO una fuente que lo conoce bien, que además confirmó que su imagen negativa se disparó desde que tiene que defender cada día las medidas más impopulares del Gobierno.

Por eso, Capitanich trata de mantener viva la llama de su proyecto político con una consigna que suena a desesperación. Hizo saber a los suyos que si sobrevive al invierno en el Gobierno, se lanzará a presidente acompañado con la candidatura del intedente de La Matanza, Fernando Espinoza, como candidato a gobernador bonaerense.