Reservas

El Banco Central frena el giro de dividendos de empresas para no caer por debajo de los U$S 30 mil millones

Fábrega retrasa el envío al exterior de dólares para empresas internacionales, desconociendo los arreglos informales que tenía con las compañías. Quiere evitar atravesar la barrera psicológica que representa esa cifra, lo que el gobierno consideraría una derrota política. 

Las cifras de reservas que publica día a día el Banco Central revelan una verdad incómoda: ninguna medida tomada por el gobierno alcanzó hasta ahora para frenar la fuga de dólares. 

Acercándose peligrosamente a la barrera psicológica de los 30 mil millones de dólares, el organismo conducido por Juan Carlos Fábrega respondió con una medida controversial: comenzó a restringir la venta de dólares a empresas internacionales que quieren girar sus dividendos al exterior. 

Se trata del desconocimiento de un cronograma informal que el Central había arreglado con las multinacionales desde antes de la llegada del ex director del Banco Nación. Según revelaron fuentes del mercado, la estrategia de Fábrega es espaciar los pagos lo más posible, posponer algunos que estaban arreglados e incluso frenarlos por completo. 

El director de la institución es consciente que no puede darse el lujo de dejar caer las reservas por debajo de los 30 mil millones antes de fin de año, ya que significaría una durísima derrota política del gobierno, en un momento en que no le escasean los problemas. 

Pero la nueva actitud del Banco Central desató la paranoia en el mundo de los negocios. Los empresarios temen que la medida de Fábrega signifique la prohibición absoluta de la salida de dividendos al exterior. 

Si bien la pérdida de las reservas fue unos de los problemas que el gobierno decidió enfrentar tras el último recambio de gabinete, ninguna de las medidas tomadas llegó a resolver la cuestión de fondo. 

Desde la llegada de Capitanich, Frábega y el paso de Axel Kicillof a Economía se estableció el impuesto a los bienes suntuosos -para frenar la salida de dólares por la compra de autos de alta gama-, se aumentó el recargo para los pagos con tarjeta en el exterior al 35 por ciento y se les impuso una reducción del 20 por ciento en las importaciones de autopartes a las automotrices. 

El gobierno salió también a la caza de dólares, especialmente con los fondos que tiene prometidos Chevron en su acuerdo con YPF y los que puede aportar el sector agroexportador. Con las cerealeras y aceiteras se arregló un adelanto de divisas traídas desde el exterior a cambio de Letras del Banco Central con una tasa que desde el mercado consideraron "un regalo" para las empresas, lo que muestra la desesperación del gobierno por pasar el verano.

A pesar de que en los últimos días comenzaron a entrar pequeñas cantidades de dólares, lo cierto es que la prohibición de hecho de Frábega al giro de divisas marca la delicadísma situación que atraviesa el Banco Central.