La interna entre Ottavis y el Cuervo Larroque, detrás del nuevo secretario parlamentario

Los camporistas tienen un duelo feroz y hasta tienen militancia diferente. La guerra se trasladó al Congreso: Ottavis lo primereó y se quedó con la secretaría parlamentaria, cuando de madrugada Cristina impuso a su ladero Lucas Chedrese. Diferencias de estilo y pelea por continuidad.
La disputa entre Andrés Larroque y José Ottavis no tiene límites y se trasladó ayer al Congreso de la Nación, donde el bonaerense logró colar a Lucas Chedrese como nuevo secretario Parlamentario, aún cuando en el recinto los referentes de La Cámpora son “el Cuervo” y Eduardo “Wado” De Pedro, a los que ahora se sumará Juan Cabandié.

Julián Domínguez ya había pensado un reemplazante para esa posición que La Cámpora tenía desde 2011 a través de Gervasio Bozzano, electo senador por la provincia de Buenos Aires.

Con peso en el peronismo bonaerense, Domínguez había promovido como candidato a legislador a Bozzano y, como explicó LPO, hasta el martes a la noche tenía decidido que la histórica y respetada prosecretaria parlamentaria, Marta Luchetta, se haga cargo de la Secretaría.

Era una manera de sincerar la realidad. Bozzano nunca se acomodó a su cargo. Limitó su tarea a girar proyectos a comisión pero nunca pudo manejar el ritmo de las sesiones, tarea que recaía en Luchetta.

Cuando el nombramiento de la prosecretaria era inminente, Ottavis advirtió que La Cámpora perdería ese lugar y logró movilizar a Máximo y a la propia Cristina.

La presidenta  llamó personalmente a Domínguez en la madrugada para abortar el ascenso de Luchetta -que para ese entonces ya había recibido el respaldo de todos los bloques- y pedirle que ubicara en la Secretaría Parlamentaria a uno de sus chicos.

Rápido de reflejos, Ottavis propuso a Chedrese y, sin otras opciones a la vista, Cristina lo djio el visto bueno. La orden le llegó también a Eduardo Wado De Pedro, su interlocutor permanente, que recibió a Chedrese y se lo presentó a Domínguez. 

Un dato: Mayra Mendoza, diputada y pareja de Ottavis, fue la única camporista que esta mañana celebró con fotos la asunción de Chedrese como secretario parlamentario.

Tan intempestivos fueron los cambios que cuando le tomó juramento a Luchetta como prosecretaria, Domínguez tuvo un lapsus y la presentó erróneamente como secretaria.

Guerra abierta

A Ottavis y Larroque los unió el ascenso de La Cámpora, pero el proceder no fue nunca el mismo. “El Petiso” siempre se mostró como un militante del PJ capaz de dialogar con intendentes y legisladores por igual.

Su lobby en esas terminales le permitieron manejar la JP desde 2008 y sumarse a la lista de diputados nacionales sin exagerar en los pedidos a Cristina: Habló con los intendentes y fue el único camporista no resistido por ellos.

El mal paso de Ottavis en la reforma tributaria, cuando una foto de Clarín lo mostró leyendo un mensaje de texto en el que una diputada de su bloque le advertía que la oposición estaba coqueteando con prácticas polémicas, le sirvieron como anillo al dedo a Larroque para ningunearlo de la mesa de conducción de La Cámpora.

A esa tertulia nunca faltan De Pedro, Larrroque, Mariano Recalde y también puede ir Mayra Mendoza.

“El problema es que Ottavis nunca fue Cristina. Siempre fue él. Y el cuervo sí es Cristina”, simplificaba ante LPO un integrante de La Cámpora. Sin embargo, la Presidenta parece reconocerle al vicepresidente de la Cámara de Diputados bonaerense un lugar necesario y cierta solvencia en la articulación política. De hecho, acaba de presionar a todos los legisladores bonaerenses para que lo reeligan en su estratégico cargo.

Como sea, desde hace un año que sus diferencias con Larroque se materializaron en la provincia de Buenos Aires. En cada distrito, Ottavis habla con sus laderos de la JP y Larroque manda en las oficinas de La Cámpora, donde envía como interlocutor al ignoto Gustavo Romero.

Romero monitoreo las dos áreas indispensables en cada oficina camporista: medios digitales y logística (léase, organización de actos).

Ottavis no está nunca muy interesado en esas cosas y prefiere la relación política con el poder real del peronismo. Esa vocación lo acercó a intendentes y dirigentes de peso como Domínguez, además de permitirle un crecimiento en espacios de poder que va bastante más allá de lo que trascendió hasta ahora.