Javier Rodríguez, el brazo de Kicillof en Agricultura para monitorear a Casamiquela

Se trata del nuevo secretario de Emergencia Agropecuaria. Un economista que responde al ministro de Economía y que manejará una caja de $ 500 millones. Su polémica mirada sobre la soja y las empresas agroindustriales. 
El nombre de Javier Leonel Rodríguez está haciendo mucho ruido en el sector rural desde que se supo que el ministro de Agricultura, Carlos Casamiquela, decidió nombrarlo como secretario de Coordinación Político Institucional y Emergencia Agropecuaria.

Es que se trata, en definitiva, de un puesto clave en la cartera del campo -el número 3 detrás del propio ministro y el secretario de Agricultura- dado que el área maneja una caja anual de más de $ 500 millones destinada a asistir a productores en situación de emergencia.

Sucede que, a diferencia de otros nombramientos como el del nuevo secretario de Agricultura Gabriel Delgado, el de Rodríguez generó mucha polémica en el Ministerio porque responde directamente al ministro de Economía, Axel Kicillof, quien hoy se corrió hasta la cartera de Paseo Colón para respaldarlo en su asunción.

Se trata de un perfil muy similar al de Kicillof, un economista con orientación estatista y nula experiencia real en el campo que le toca regular. De hecho, según comentaron a La Política Online varias fuentes oficiales, antes de comenzar formalmente sus funciones, Rodríguez ya tuvo algunos roces con otros funcionarios de carrera del Ministerio.

“Ahora vemos que se conformó un buen equipo de trabajo en todas las áreas, salvo la designación de Rodríguez que no cierra por ningún lado”, contó un experimentado dirigente que trabaja desde hace varios años en el edificio de la Avenida Paseo Colón.

“Suponemos que Casamiquela será el que verdaderamente ejecute los $ 500 millones de presupuesto del área de Emergencia Agropecuaria y que Rodríguez se encargará solamente de la cuestión burocrática”, agregó.

Así las cosas, en la cartera del campo algunos remarcan que el recelo con Rodríguez se origina en realidad a que su antecesor en el cargo, Haroldo Lebed, era un funcionario más experimentado del ala peronista (asumió en la gestión de Julián Domínguez).

Tensión encubierta

Este jueves Casamiquela presentó oficialmente en la sede porteña del Ministerio de Agricultura a su equipo de colaboradores y tuvo algunas palabras para el polémico secretario de Emergencia Agropecuaria.

“Rodríguez tiene una fuerte carga intelectual en el área de economía, cosa que nos viene excelentemente bien para enriquecer el equipo y equilibrar las cuestiones de la economía con la agrología y la biología”, señaló el ministro.

En la presentación, a la cual asistió LPO, Casamiquela dijo en tono de broma y, quizás, buscando aflojar tensiones: “Sus dos hijos se llaman exactamente igual que mis dos nietos, con lo cual es una buena señal de que podemos trabajar juntos”.

En tanto, los que conocen las internas políticas remarcan que no fue casual el hecho de que Rodríguez se haya mostrado al lado de Kicillof en la presentación de funcionarios y muy cerca también de la ultrakirchnerista Carla Campos Bilbao, a quien mencionan como su protectora en el Ministerio.

Las diferencias conceptuales entre Rodríguez y Casamiquela -un peronista cláisco del interior del país- son evidentes. Para este funcionario camporista, mantiene una visión muy crítica del proceso de sojización que vive la Argentina. Y esto principalmente es lo que preocupa, ya no sólo a los funcionarios de Agricultura, sino también a dirigentes y empresarios del sector.

En 2006 la ahora mano derecha de Casamiquela publicó un libro denominado “Los señores de la soja”. Un tiempo antes escribió otro llamado “Consecuencias económicas de la soja transgénica”.

“Con las licencias de comercialización de las Semillas Genéticamente Modificadas, Monsanto logró establecer un verdadero monopolio”, apunta el flamante funcionario y advierte “la soja sustituyó a una vastísima serie de productos agrícolas. Se redujeron así las áreas dedicadas a producciones típicamente pampeanas tales como girasol, maíz y sorgo”. 

“Pero la soja también afectó a otras producciones, tales como el cultivo de frutales, el maní en Córdoba y la producción de lentejas y arvejas en Buenos Aires. También se sustituyó otras producciones extrapampeanas, como el algodón y el arroz”, detalla Rodríguez, quien advierte que “hay un paulatino pero resistente avance de las empresas privadas sobre el sector agroindustrial desplazando la acción del Estado sobre estas actividades”.

“La innovación en un producto puede encarecer el precio de los otros productos, y ello puede afectar negativamente al conjunto de la población”, concluye en un razonamiento que contradice todo aporte de tecnología al campo.