Lousteau no ve con buenos ojos un nuevo banco de desarrollo

Prefiere darle más fuerza a las actuales entidades para lograr créditos de largo plazo a la producción. El impulso al Nación y al BICE.
Interesante nota de La Nación que adelanta algo más del pensamiento del próximo ministro de Economía, Martín Lousteau, ésta vez sobre la posibilidad de impulsar un nuevo banco de desarrollo. El joven economista no ve con buenos ojos la iniciativa y prefiere impulsar las actuales entidades, como el Nación y el BICE. Las explicaciones.

Por Martín Kanenguiser

Antes de diseñar un faraónico banco de desarrollo, el nuevo equipo económico que asumirá el mes próximo prefiere inyectarles fuerza (y capital) a las entidades financieras públicas actuales para lograr créditos de largo plazo para la producción. Según pudo saber LA NACION, cerca del futuro ministro de Economía, Martín Lousteau, creen que "no es necesario pensar en un banco nuevo, sino que más bien hay que utilizar los recursos de la banca pública con otra dinámica".

En el libro Sin atajos, que escribió con Javier González Fraga (y que para su equipo está plenamente vigente), Lousteau afirmó que el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (Bndes) brasileño "no se trata de un modelo para replicar" en la Argentina. En cambio, se indicó que la mejor vía sería reorientar depósitos del sector público "hacia préstamos para sectores considerados prioritarios e ir extendiendo el plazo del financiamiento brindado". Para el largo plazo, se puede apostar a "constituir un cuerpo de personas especializadas en analizar proyectos de largo plazo, que es algo en lo que el Bndes puede mostrar éxito".

Otras calificadas fuentes oficiales también indicaron que, pese a las promesas políticas formuladas a los grupos industriales de crear un nuevo banco, sería más inteligente "reformular lo que ya está". Y el Banco Nación, que tiene un stock de créditos al sector privado de casi $ 13.000 millones (46% a pymes e individuos, y 24%, a grandes empresas, entre otros rubros), parece ser la coraza más indicada para emprender ese camino, tal vez, separando la banca comercial de la de inversión, según sugieren algunos.

En la última conferencia de la Unión Industrial Argentina (UIA), el presidente del Banco Central, Martín Redrado, sostuvo que el Nación "debería estar a la vanguardia del financiamiento de largo plazo; posee 700 sucursales en todo el país con profesionales que pueden controlar el riesgo crediticio y [puede] volcar no menos de $ 10.000 millones a largo plazo y a tasas razonables". En ese mismo foro, el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, dijo que era necesario "ver cómo crear una banca de desarrollo que apoye a la industria", tratando de evitar "el triste final del Banco Nacional de Desarrollo [Banade], con el que muchos invirtieron, muchos se enriquecieron y muchos padecemos ahora por no tenerlo".

El Banco de Inversión y Comercio Exterior (BICE) es la otra herramienta junto con el Nación que podría servir para este objetivo. Con una cartera de préstamos de $ 1000 millones, el BICE está ligado a la Corporación Andina de Fomento (CAF) y acaba de firmar un convenio con el Banco de China para prestarles a las empresas locales.

A fin de año vence el mandato del actual directorio que conduce Esteban Dómina y el saliente ministro de Economía, Miguel Peirano, suena muy fuerte como su sucesor. Así se buscaría ampliar la estructura del BICE; la decisión no debería ser compleja, ya que el principal accionista es el propio Ministerio de Economía, por lo que habrá que ver qué decide al respecto Lousteau una vez que llegue al Palacio de Hacienda.

Papel clave

En todo caso, el nuevo ministro cree que la banca pública puede cumplir un papel clave si se evita una alta exposición al sector público y a los grandes deudores. De hecho, el Ciudad tiene $ 3200 millones en préstamos al sector privado no financiero (un tercio en empresas) y el Banco Provincia, que preside Lousteau, cerca de $ 2550 millones con el sector productivo.

Desde una de estas entidades se indicó que "la banca de desarrollo es algo que difícilmente pueda hacerse desde los bancos tradicionales por un problema de fondeo, por lo que es necesario hacer algo diferente, aunque es verdad que el fracaso del Banade todavía pesa mucho".

Con ese recuerdo vivo, el economista Mario Brodersohn, presidente del Banade en el gobierno de Raúl Alfonsín, sugirió "dedicar una parte del Banco Nación a préstamos de largo plazo". "Si surgiera otro banco público, se duplicarían funciones con el BICE y el Nación. Sólo servirá para colocar empleados públicos sin entrenamiento, cuando justamente lo que se necesita es gente capacitada para evaluar proyectos", remató Brodersohn.