A un año de la "crisis de las reservas"
Hace unos días se cumplió un año del "atrincheramiento" de Martín Redrado mutó en el Banco Central. La excusa fue "defender" las reservas que alcanzaban los US$ 48.068 millones. Hoy se ubican por encima de los US$ 52.000 millones. En otras palabras, subieron las reservas.
Hace unos días se cumplió un año del “atrincheramiento”. Para ser exactos: el 4 de enero de 2010, Martín Redrado mutó de presidente a “okupa” de su despacho del Banco Central. El argumento o excusa fue el de "defender" las reservas internacionales de la entidad. Ese día las reservas alcanzaban los US$ 48.068 millones. Hoy se ubican por encima de los US$ 52.000 millones. En el interín se pagaron deudas a organismos internacionales y tenedores de bonos. En otras palabras, subieron las reservas, el país continuó y profundizó su proceso de desendeudamiento, mejoraron notablemente los indicadores financieros y tuvimos un año de fuerte crecimiento.
El ex presidente del BCRA documentó su posición en un libro titulado, en un alarde de imaginación: “Sin reservas”. Incluso hoy, los transeúntes de la ciudad de Buenos Aires pueden ver en “Pampa y la vía”, un gran cartel promocional de dicho volumen. Probablemente nadie haya notificado a la editorial que los hechos se dieron en el sentido inverso al fallido vaticinio del ex presidente de la autoridad monetaria. Valga el consejo para las librerías: ya es hora de ubicarlo en la estantería de “novelas de terror”, o “autoayuda” (para el autor, claro).
Más allá de las respetuosas ironías, cabe preguntarse las causas de la inquina que llevó a semejante dislate. El archivo es la mejor ayuda. Allá por septiembre de 2009 se desarrolló en Estambul la asamblea del FMI. Eran tiempos en que comenzaba a prefigurarse cierto alivio en la crisis mundial y el deseo de fondos internacionales de canalizar recursos hacia inversiones de mayor rentabilidad. En ese marco, Redrado comunicó que tenía muchos inversores interesados en comprar papeles de una posible emisión de bonos de deuda argentina pagando tasas del 14%.
Pero parece claro que cuando la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner anunció en diciembre de 2009 el fondo de desendeudamiento para pagar vencimientos de deudas de 2010 con reservas, los planes de volver al endeudamiento externo a tasas de MegaCanje se vieron frustradas. Y ahí se empezó a cavar la “trinchera”.
Las últimas noticias informan que la Reserva Federal transfirió US$ 78.400 millones al presidente Obama. ¿Lo llamará Redrado a Bernanke para sugerirle que se atrinchere?
El ex presidente del BCRA documentó su posición en un libro titulado, en un alarde de imaginación: “Sin reservas”. Incluso hoy, los transeúntes de la ciudad de Buenos Aires pueden ver en “Pampa y la vía”, un gran cartel promocional de dicho volumen. Probablemente nadie haya notificado a la editorial que los hechos se dieron en el sentido inverso al fallido vaticinio del ex presidente de la autoridad monetaria. Valga el consejo para las librerías: ya es hora de ubicarlo en la estantería de “novelas de terror”, o “autoayuda” (para el autor, claro).
Más allá de las respetuosas ironías, cabe preguntarse las causas de la inquina que llevó a semejante dislate. El archivo es la mejor ayuda. Allá por septiembre de 2009 se desarrolló en Estambul la asamblea del FMI. Eran tiempos en que comenzaba a prefigurarse cierto alivio en la crisis mundial y el deseo de fondos internacionales de canalizar recursos hacia inversiones de mayor rentabilidad. En ese marco, Redrado comunicó que tenía muchos inversores interesados en comprar papeles de una posible emisión de bonos de deuda argentina pagando tasas del 14%.
Pero parece claro que cuando la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner anunció en diciembre de 2009 el fondo de desendeudamiento para pagar vencimientos de deudas de 2010 con reservas, los planes de volver al endeudamiento externo a tasas de MegaCanje se vieron frustradas. Y ahí se empezó a cavar la “trinchera”.
Las últimas noticias informan que la Reserva Federal transfirió US$ 78.400 millones al presidente Obama. ¿Lo llamará Redrado a Bernanke para sugerirle que se atrinchere?