El Bicentenario confirmó el conflicto que imponen los Kirchner

El desplante de Cristina Kirchner a Mauricio Macri con su ausencia en la reinauguración del Colón y a Julio Cobos, dejándolo afuera de la lista de invitados a la cena en la Casa Rosada revelan que lel matrimonio presidencial traslada al plano institucional los conflictos políticos que generan.
La conmemoración del Bicentenario puso en evidencia el nivel de conflicto que el oficialismo le imprime a la política argentina. La decisión de la Presidente de no asistir a la reinauguración del Teatro Colón, argumentando que, Mauricio Macri, había criticado a su esposo, fue la expresión más visible de esta actitud.

El Jefe de Gobierno respondió asistiendo a la comida que el 25 por la noche dio Cristina Kirchner para cerrar los festejos del Bicentenario. A ella no fueron invitados los ex presidentes democráticos que están vivos: Carlos Menem, Fernando De la Rúa y Eduardo Duhalde, como tampoco Adolfo Rodríguez Saá en el caso que se lo hubiese considerado como uno de ellos. Tampoco fue invitado el Vicepresidente Julio Cobos, la figura con mejor imagen de la oposición.

Solo un par de dirigentes opositores fueron invitados a esta comida, entre ellos Raúl R. Alfonsín, buscando utilizar el Gobierno la imagen favorable que su padre y ex presidente mantiene en la opinión pública.

Por su parte, las figuras más importantes de la oposición concurrieron en la noche del 24 a la reinauguración del Teatro Colón, al igual que ex jefes de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, con lo cual Macri buscó diferenciarse aún más del oficialismo nacional. Pero este clima de división política no tuvo manifestación alguna en los millones de personas que se movilizaron en las calles para festejar la fecha, entre el 21 y el 25 de mayo.

Tensión institucional


Este nivel de conflicto se dio también en el plano institucional. La no invitación a Julio Cobos a la comida del 25 de mayo -que sí concurrió al Colón- implica que no sólo fue excluido como Vicepresidente, sino también como Presidente del Senado, siendo además quien preside la Asamblea Legislativa.

El Presidente de la Suprema Corte (Ricardo Lorenzetti) asistió también al acto del Teatro Colón, argumentando que se trataba de un símbolo de todos los argentinos, pero coincidiendo al mismo tiempo con la mayoría de la dirigencia opositora que opinó de la misma manera. Varios gobernadores opositores, como el de Santa Fe, el socialista Hermes Binner, y el de Chubut, el peronista disidente Mario Das Neves, estuvieron presentes en el Teatro, mientras que la mayoría de los gobernadores alineados con el gobierno nacional no lo hicieron, pero sí estuvieron en la comida a la cual los invitó la Presidente.

La ausencia sin aviso de la Presidente al desfile histórico-militar que tuvo lugar el 22 de mayo mostró que mantiene su reticencia hacia las Fuerzas Armadas. Pese a que el 70% no tiene opinión favorable sobre la administración kirchnerista,- que el mismo día cumplió siete años-, ninguna fuerza opositora aprovechó para realizar manifestación alguna. Sólo la izquierda anti-kirchnerista se concentró en la Plaza del Congreso, en situación de fuerte aislamiento.

Conflictos de poder

La conflictividad también se hizo presente en la relación del kirchnerismo con factores de poder. En los portales de entrada al Paseo del Bicentenario instalado en la Avenida Nueve de Julio, había grandes murales con críticas hacia la actuación no solo de las Fuerzas Armadas, sino también de la Iglesia Católica y la prensa durante el último gobierno militar.

La realización de dos tedeums paralelos, el tradicional en la Catedral de Buenos Aires, a cargo del Presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, Monseñor Bergoglio, y el de Luján, al que asistió la Presidente, fue una manifestación más del conflicto existente entre el oficialismo y las autoridades del Episcopado.

Importantes figuras de la oposición eligieron asistir al Tedeum de la Catedral porteña. El conflicto con el campo no cesó durante la conmemoración, optando la Comisión de Enlace de las entidades del sector por conmemorar en las rutas la fecha patria, al cumplirse también dos años de la protesta del campo que tuvo lugar en ellas. La Asociación de Empresarios Argentinos (AEA), cuyos miembros sufrieron fuertes presiones del oficialismo para que renuncien a ella, emitió una declaración con motivo del Bicentenario, reiterando su reclamo de mayor seguridad jurídica.

Para el 25, ya se había hecho evidente que las posiciones sectarias de la dirigencia generaban costo político y por esta razón, tanto la Presidente como los gobernadores buscaron mostrarse más conciliadores.